(Por Victor Calvigioni) Eduardo Chamas el homicida de Sergio Aitta, estuvo prófugo siete años. El pergaminense se mimetizó con obreros de una importante fábrica rosarina. Durante todo ese tiempo fue un hombre “normal” que trataba de pasar desapercibido.
La historia
En el 2012, la policía de Investigaciones de Pergamino y Efectivos de San Nicolás luego de casi siete años lograron detener a uno de los prófugos por el asesinato de Sergio Aitta.
Se trataba de Eduardo Chamas que cumplía funciones en la cementera Minetti, ubicada en Rosario. El imputado se hallaba prófugo desde el 25 de octubre de 2004.
El hombre buscado vivía en los suburbios de Rosario en una casa alquilada. En la cementera cobraba el sueldo como Enrique Fernández. También al ingresar había presentado los documentos de identidad adulterados.
Los agentes de civil lo esperaron a la salida del trabajo y lo llamaron por su nombre. No contestó. Sin embargo no pudo escapar y fue rápidamente aprehendido.
El hecho
Sergio Aitta estaba relacionado al mundo del hampa en Pergamino. Juan Chamas era un verdulero que tenía el comercio en la zona céntrica.
Sergio Fernando Aitta alias «Zepelín» o «El manco», de 36 años de edad en ese entonces era conocido en la vecina ciudad por su actividad fuera de la ley. Un disparo en el corazón termino con la vida de Aitta.
El caso recayó en la Fiscalia Nº1 a cargo de Daniel Gómez en el presente el Fiscal General. En los primeros movimientos policiales, una partida llegó a Colón donde realizaron varios procedimientos centrados en el Barrio Belgrano ordenados por el ex juez de Garantías Emilio Aboud.
El verdulero Chamas tenía su pareja en nuestra ciudad y los pesquisas pensaron que podría haber huido para estar cerca de la mujer.
El homicidio
El hecho ocurrió el lunes 25 de octubre de 2004, en el interior de la verdulería ubicada en avenida Julio A. Roca 1280, donde Juan Chamas, disparó contra Aitta.
Sergio Aitta llegó a la verdulería con el fin de cobrar una deuda. La actitud generó una discusión, que culminó cuando el matador extrajo un arma de fuego y disparó directamente al cuerpo. Los balazos impactaron en el pecho, otro rozó el abdomen y posteriormente dos tiros más dieron en la espalda de la víctima.
Aitta, herido de muerte, buscó alejarse de la zona, dirigiéndose tambaleante hacia boulevar Colón. Los testigos indicaron que a una cuadra de la verdulería había dejado estacionada su moto, pero apenas dobló la esquina trastabilló, cayó y poco después murió debido a los impactos recibidos.
En la autopsia que le practicaron los médicos policiales, se determinó que la muerte se produjo por impactos de balas. El balazo letal habría sido el primero, que habría afectado el corazón.
El prontuario
El viernes 2 de abril de 2004, se produjo un doble homicidio a sangre fría en plena vía pública en la localidad de Azul. Sergio Aitta fue imputado de ser el autor de los disparos.
El delincuente fue detenido en Pergamino en un lugar de expansión nocturna del cual era el propietario, ubicado en Juan Manuel de Rosas y Ruta Nº 32. Se lo sospechaba de trata de blancas y promover la prostitución.
Aitta cumplió condena en el penal de Sierra Chica y la Cámara de Apelaciones del Departamento Judicial de Azul consideró que no habría pruebas en su contra por lo que quedó en libertad.
Las pruebas en Pergamino
La fiscalía del Dr. Daniel Goméz pudo corroborar a través de la citación de una decena de testigos que los hechos comenzaron en el interior de la verdulería de Chamas y luego continuo en la vereda donde ocurrieron los disparos mortales. El episodio se originó una discusión por que supuestamente Aitta le reclamo a Chamas una deuda pendiente.
Sin embargo, el acusado de asesinato, anterior al trágico episodio había realizado una exposición policial y luego una denuncia, en la Fiscalía Nº 2, a cargo de Juan Andrés Gracia (en el presente retirado).
La exposición judicial de Chamas se habría debido a que días antes Aitta lo habría amenazado y le habría sustraído su vehículo, el cual se lo restituyó.
Al momento del asesinato el imputado tenía en su poder el auto marca Peugeot 306, color gris por el cual había realizado la denuncia
Tres mujeres y una herencia
Después del asesinato de Aitta, aparecieron tres mujeres que dijeron ser sus esposas y haber tenido hijos con el asesinado. Hasta presentaron a los hijos ante la Justicia para reclamar su herencia.
El problema de las tres mujeres era que ninguno de los cuatro hijos, no fueron reconocidos por Aitta .
Otro aspectos era que ninguna de las mujeres sabía de la existencia de las otras ni de los medio hermanos de sus hijos. Aitta llevaba vidas paralelas. Tenía tres hogares simultáneamente. Darles su apellido a los chicos acaso hubiera puesto en peligro el complicado mundo que había construido.
Con dos de sus parejas convivió más tiempo. En total había en juego más de un 1.500.000 pesos. Se presentaron causas judiciales y hasta se sospecho del cambio de un cadáver para evitar el ADN.
Otra historia novelezca. El final fue simple. Los acusados del supuesto robo del cuerpo en el cementerio de Pergamino fueron declarados inocentes por la Justicia pergaminense.
La condena
En agosto de 2012, la sala del Tribunal Criminal N° 1, a cargo de los jueces Guillermo Burrone, Miguel Gaspari y Danilo Cuesta, acordaron condenar a Chamas a 10 años y 8 meses de prisión. Una larga historia había concluido.