(Por Victor Calvigioni) Coría el 13 de diciembre de 2007. Una amiga íntima de María Bruno de Galeano (abuela de Lourdes) dio la primera pista para descubrir una macabra trama como fue la muerte de la pequeña de siete años. La abuela asesino a Lourdes con un objeto contundente que fue un palo de un secador de piso.
La pequeña Lourdes María Palliota de siete años apareció muerta en el interior de una casilla de gas, frente a la vivienda de calle Chile al 540 de Wheelwright. El sitio se encuentra a menos de 50 metros de la casa donde residía la abuela.
La casa del hallazgo pertenece a una familia de apellido Dahi (relacionado con Colón) y era habitada por tres jóvenes; Juan Manuel (19), Diego Fernando (15) y Pablo Javier (13). El calor “apretaba” en el barrio de Pueblo Nuevo. El reloj marcaba las 12 del mediodía. La novia de Juan Manuel, Anahí Gisella, comenzó a percibir un olor nauseabundo. La joven se lo comunicó a su novio y juntos se acercaron hasta el lugar donde se encontraba una bolsa de yute blanca y corroboraron la escena poco habitual. Los agentes de la Comisaría Novena tardaron pocos minutos para llegar al sitio.
El cuerpo en la cabina de gas
El cuerpo de la pequeña que estaba desaparecida desde el jueves anterior. Desapareció en medio de una tormenta. Sobre la localidad santafesina había comenzado a caer una copiosa lluvia. El hallazgo fue macabro.
La menor se encontraba en el interior de una bolsa de yute sintético, color blanca. La menor estaba vestida con la misma ropa que había desaparecido.
Los policías quedaron paralizados. El cuerpito estaba apretujado y con las piernitas encogidas en posición fetal. En el antebrazo tenía magullones por los golpes recibidos en una clara actitud defensiva.
Los primeros indicios
El cadáver de la menor fue encontrado cerca de las 12.30 del lunes y despedía un fuerte olor por la avanzada descomposición. Por el estado en que se encontraba el cuerpo suponen que el agua que había ingresado en la bolsa tras la tormenta de la madrugada del domingo (mas de 20 milímetros) podría haber acelerado el proceso de putrefacción del cuerpo.
Con posterioridad se supo que había estado en el techo de la casa de la abuela a la intemperie, expuesta al sol y al agua. El cuerpo por la deformación que presentaba no pudo ser identificado a simple vista, pero los familiares (incluida la abuela) en base a la ropa que la pequeña llevaba puesta, señalaron que se trataba de Lourdes.
La niña fue vista por última vez cuando vestía una remera con un dibujo de Patoruzito y un pantalón pescador turquesa con rayas blancas, sandalias de goma de color crema y llevaba consigo un plato plástico, color rojo.
Los últimos pasos
En la trama se debe saber que cuando los familiares fueron a denunciar la desaparición ante los oficiales de la Comisaría Novena de Wheelwright, Lourdes ya estaba muerta y oculta.
La asesinó su propia abuela con un objeto contundente que fue un palo de un secador de piso que literalmente la desnuco y le causó según la autopsia realiza en Venado Tuerto un gran hematoma.
El recorrido
Lourdes como cualquier nena le gustaba jugar con la soga de saltar, tomar helados y adquirir caramelos en los kioscos. Minutos antes la pequeña rebozaba alegría. Según la investigación de este periodista, el jueves trágico a las 18.30, se acercó al comercio de nombre de fantasia “Kioskito”, ubicado sobre calle Rivadavia, frente a la plaza y cuya propietaria se llama María.
En sus manitos llevaba 10 centavos y quiso comprar una golosina. No le alcanzó. Seguramente fue hasta donde trabajaba su madre cuidando a una mujer mayor, en una casa ubicada sobre la calle Moreno a media cuadra de la plaza y le pidió otras monedas. Regreso al kiosco cinco minutos después y se llevó un alfajor.
El paseo de la menor siguió por la Heladería Copahue. En el comercio preguntó el precio de un helado. El itinerario continúo e ingresó al almacén “Boaso” situado en la esquina de Moreno y Ri- vadavia.
En su estrechez económica solo compró 25 centavos de caramelos.
Por último, volvió al kiosco con 10 centavos y se llevó un chupetín. Eran las 18.40. A esa hora comenzó el regreso a su casa junto a su madre por calle Rivadavia Recorrió ocho cuadras y se habría puesto a jugar con sus amigas.
La tormenta
Cerca de las 19.30, la tormenta se hizo sentir. Su madre y sus tías de 14 y 22 años ( hijas de la abuela) salieron a buscarla. No la encontraban. Todos suponen que la abuela la observó y muy enojada le habría pegado. El motivo es que estaba sacando los restos de agua y la nena llegó con barros en el calzado y ensució el piso. En ese ataque de intolerancia la golpeó con el palo del secador que le causó la muerte.
¿La mecánica de la muerte?
Una de las cosas que llaman la atención es el secador de pisos. Se debe recordar que en el momento que la nena habría llegado a la casa mojada por el efecto de la lluvia. La abuela estaba secando el piso. En ese momento la sexagenaria retó a Lourdes y llegaron los primeros golpes que dieron en el antebrazo. Luego la menor trató de escapar y es allí donde le pegó en la espalda y luego fuera de si y utilizando el palo del secador como si fuera un bate de béisbol la golpeó en la nuca (entre axis y atlas). El terrible “palazo” desnucó a la pequeña victima
La abuela entonces al darse cuenta de lo sucedido escondió primero el cadáver bajo la cama y luego con el correr de las horas cambió de lugar depositándolo al techo de la vivienda.
La testigo que declaró (amiga intima de la abuela) observó el cuerpo de la nena debajo de la cama. También se encontraron en ese sitio rastros de sangre.
La abuela escondió el cadáver debajo de la cama y nadie de la familia se enteró. Entonces se dirigieron a denunciar la desaparición. La mente humana tiene laberintos insondables y desconocidos.
La vida tronchada
Lourdes vivía, con su madre, su abuela, sus tres tíos y, en ocasiones, con la pareja de su madre. En la causa judicial se acreditaron episodios de enorme violencia de su abuela. A la hija menor de 14 años en una ocasión le habría pegado con un alambre hasta casi matarla.
Nadie podrá saber nunca que pasó por la mente de esta mujer. La pequeña Lourdes yacía en una bolsa dentro de la cabina de gas. Este periodista compartió sentado en un sillón más de una hora con la asesina en la vivienda donde se encontró a Lourdes. La abuela lloraba y pedía que se la devolvieran con vida. Era una escena dantesca. Cuando salió la ambulancia llevando el cuerpo, comenzó a gritar y se desvaneció. Fueron pocos segundos. Un periodista de El FARO se acercó a sacarle una foto y sintió un escalofrío en el cuerpo, al momento de gatillar la cámara, la mujer hizo una mueca como si estuviera buscando una pose. La asesina años después falleció en la alcaidía de Melincue. Los rumores indican que sus compañeras de pabellón no la trataron muy bien.
Rebozaba de alegría
La niña Lourdes Palliota tenía cutis trigueño claro, ojos marrones, cabellos castaños claros hasta el hombro. Era toda vida y alegría. Tres días después su cuerpo apareció en el interior de una bolsa de yute color blanca. Estaba vestido con las mismas ropas que tenía al desaparecer. La Jueza, Elizabeth Mangini estuvo en el lugar del hallazgo, donde trabajaron los peritos. El comisario Miguel Polenta, jefe de la Unidad VIII, dispuso a varios agentes a rastrear el terreno en busca de pistas. Una vecina de la casa donde fuera hallado el cuerpo de nombre Marta indicó a este periodista que los perros rastreadores habían pasado el viernes y el sábado por el lugar y no detectaron nada.
Sin embargo al regresar el lunes cerca del mediodía comenzó a sentir un fuerte olor nauseabundo, no sabiendo de donde provenía. También el sector y las casas de la cuadra fueron recorridas por los Bomberos Voluntarios de Wheelwright y los propios vecinos, no encontrándose, ninguna pista o elemento sospechoso. Un perito que trabajó en el sitió indicó que la muerte de la nena databa del jueves, luego de su desaparición y que su cuerpo no estuvo en un lugar refrigerado debido a la descomposición que presentaba el cadáver.
Las pruebas
Los peritos actuantes se llevaron para disponer en el expediente judicial y de un predio lindante con la casa donde habitaba Lourdes y donde se encontraban bolsas de yute, color blanco y en su interior contenía trapos y otros elementos, un recipiente similar al que se usó para disponer el cuerpo de Lourdes. También de un recipiente de la basura se llevaron un par de zapatillas, un pantalón y lo que podría ser una camisa. Los agentes recogieron el secador de pisos y las sandalias de la abuela que tenían manchas de sangre. La vivienda donde se domiciliaba la abuela acusada y donde residía Lourdes es muy humilde, y en su parte posterior existe un galpón de chapas y una especie de patio que también fue revisado minuciosamente. La nena en la bolsa de yute fue trasladada a la cabina de gas enganchada con un gancho de carnicero que también se incorporó como prueba. Un asesinato demencial y con aristas pocas veces observados en la historia criminal del país.