La crisis hace mella en las familias de los trabajadores

El trabajo informal se va perdiendo a pasos agigantados. Los albañiles en su mayoría se encuentran desocupados. El oficio vivió momentos de esplendor con las reformas y construcción de viviendas en los últimos diez años. La falta de planes Procrear ( en Colón se hicieron 321 casas) y reformas que se realizaban en la viviendas de distintos barrios, hacia difícil conseguir un hombre de la construcción que estuviera desocupado y se debía pedir religiosamente turno. La misma suerte están corriendo carpinteros, gasistas, electricistas, pequeños comercios dedicados a la venta de apliques, cortinas, etc…etc..

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También uno de los oficios que había crecido en los últimos años eran los jardineros. Muchos de ellos adquirieron máquinas de cortar pasto que funcionaban con combustibles y otros elementos. En este tiempo de crisis económica no hay trabajo.
Hoy muchos hornos pizeros que entregó el Ministerio de Desarrollo Social y sirvió para redituables pequeños emprendimientos, se encuentran sin funcionar. Las empanadas, pizas, pan casero, deberán esperar una mejor situación económica.

Muchos trabajadores perdieron el trabajo y la obra social y esto se observa con una mayor asistencia de personas al Hospital Municipal Eduardo Morgan. Se está viviendo un verdadero genocidio de puestos de trabajo.

El hambre está presente en muchas familias. Los lunes los chicos que asisten a los comedores escolares descentralizados piden repetir el menú o la copa de leche. El número de asistente aumento exponencialmente. Un signo de la niñez que no esta alimentándose como corresponde en el seno de su familia.

En la Secretaria de Acción Social creció un cuarenta por ciento la demanda de bolsas que contienen diez alimentos básicos. Un dicho que nace en estos tiempos de capitalismo salvaje es que “al sueldo le falta 14 días para llegar a fin de mes”. Una síntesis de lo que pasa en un país que deja de lado la inclusión social por ganancias siderales concentradas en unos pocos.