El episodio ocurrió siendo las 16 del martes en una vivienda ubicada en calle 131 y 45 del Barrio Rivadavia. Un pequeño perrito que no alcanzaba al mes de vida, color blanco y negro, cayó a un pozo a través de un caño de 20 centímetros de diámetro.
Los aullidos alertaron a la propietaria que pidió ayuda a los Bomberos Voluntarios. Los servidores públicos llegaron con una unidad a cargo del oficial Sebastián Velazco.
El perro había descendido a mucha profundidad. En este sentido, para determinar su posición y los metros exactos que lo separaba de la superficie se utilizó una cámara anexada a una computadora y guiada por un operador llegó a los siete metros y mediante la filmación se pudo comprobar la posición que tenía el cachorro y su estado general.
Una vez que se pudo saber los parámetros de la búsqueda, se introdujo por el delgado caño, una manguera con una soga plástica que conformaba en su punta un lazo. El perro ayudado por las imágenes que mostraba la computadora pudo ser “enganchado” de una patita y con mucho cuidado, midiendo los esfuerzos fue extraído sano y salvo. Una demostración de tecnología, adiestramiento y voluntad.(Imagen ilustrativa)