Días atrás desde El Faro publicábamos la noticia de un fallo en sede penal por el cual daban la razón a una madre en el que un Juez penal de Pergamino debió dictar VEREDICTO ABSOLUTORIO de una mamá ante el retiro de los cargos por parte de la fiscalía tras escuchar los numerosos testimonios de peritos, de psicólogas y de trabajadoras sociales del servicio local, del juzgado de paz letrado de Colón entre otros que prestaron su testimonio y pasaron por la extensa audiencia de debate.
En la semana posterior a dicho juicio este periódico accedió a la información que da cuenta de que los tres jueces de la Cámara civil y comercial de Pergamino falló ese mismo día en que se hizo la audiencia penal ratificando las medidas dictadas por la jueza de paz letrada de Colón en beneficio de la madre y de la niñez.
Estos dos fallos -penal y civil- revisten mucha más importancia de lo que a primera vista podría sospecharse. Se enmarcan en la lucha que viene dando el colectivo de mujeres madres las que junto a hijas e hijos, también víctimas y testigos de violencias, denuncian ante una justicia patriarcal que normalmente prioriza el derecho de los progenitores por encima de los derechos de los niños, como si las violencias que esos padres ejercen no fueran motivo más que suficiente para suspender el contacto con sus hijos.
Esta problemática no está siendo visibilizada, discutida ni debatida en la medida que amerita ya sea desde el campo de la psicología, del trabajo social o del área jurídica. La gran mayoría no llegan a comprender que la presión sobre niños y niñas para aceptar ser sometidos a visitas que no desean se constituye en una TORTURA.
El sistema y la sociedad en su conjunto no deben permitir que esto suceda. Es tiempo de otra mirada sobre esta problemática.
Muchas madres que han podido tomar conciencia (no siempre pueden) están abriéndose paso a fuerza de una incansable lucha diaria junto a profesionales que las acompañan para lograr una mirada integral con perspectiva de género.
Según estaría en condiciones de informar este periódico la orientación desde el Comité de los Derechos del niño de Naciones unidas es que esta grave problemática denunciada por las madres sea enfocada como UNA TORTURA y como tal sea remitida al Comité del mismo nombre en Naciones Unidas.
El derecho androcéntrico ELIMINA el primer “capítulo” de las violencias tales como empujones, escupitajos, manejo del dinero, opresión, desautorización de la mujer y del deseo del niño, de sus miedos… ignorándoles. Todo bajo el lema “… es el padre y tiene derecho a ver a su hijo o hija”.
Las voces de la niñez encuentran muchísimas dificultades a la hora de ser respetados sus deseos; son normalmente las mujeres madres quienes les apoyan y les creen. El sistema judicial CASTIGA a esas mujeres madres permitiendo que los maltratadores y/o abusadores logren una vinculación forzada.
Ese contacto dictado y ordenado por la propia justicia se transforma en más violencia. Se suma a la violencia de esos padres la violencia institucional.
Si no se someten, en sede civil y/o en sede penal son acusadas de obstaculizar o impedir las visitas.
Entonces pesa sobre ellas la posibilidad de que se las condene a cárcel cuando en realidad son los niños y las niñas quienes no quieren ver a sus progenitores violentos.
Son las mamás –las que han podido hacerlo- las que han decidido denunciar todos sus sufrimientos y el de sus hijas e hijos, víctimas-testigos también de maltrato, tomando este término en sentido amplio, incluídas situaciones de abuso sexual contra la niñez ante un sistema judicial que aún carece de perspectiva de género en amplias franjas de su conformación.
Esas madres enfrentan hoy una lucha feroz que hasta las obliga a trasladarse –en oportunidades- de una ciudad o provincia a otra, a migrar de sus países de origen o de residencia en busca de una vida libre de violencias.
Hoy están sumándose abuelas maternas a la lucha.
ES esta una realidad invisibilizada, aun en muchos colectivos feministas, por ello la importancia de fallos como estos – en sede penal y de ratificación en sede civil de medidas de protección para las mamás y sus hijas e hijos- para pensar en que algo está modificándose.