El donante que el 17 de mayo de 2017 posibilitó que un bebé de Firmat, que hoy tiene cuatro años, recibiera el trasplante de médula ósea que necesitaba para vencer su enfermedad y seguir viviendo, ya no es anónimo. El sueño de conocer al voluntario que le salvó la vida a Benicio se concretó días atrás cuando sus padres recibieron por correo electrónico una comunicación que terminó por develar la incógnita. Hasta entonces, el único dato que tenían era que se trataba de un ciudadano alemán, pero ignoraban la identidad y más aún su historia de vida.
Al fin supieron que ese hombre extranjero al que estarán «eternamente agradecidos» se llama Jan Bungert, tiene 52 años, está domiciliado en la ciudad alemana de Sarrebruck y es padre de cinco hijos, de los cuales uno tiene la misma edad que el nene al que le posibilitó tener chances de curarse y salir adelante.
El padre del chico, Juan Carlos Cardozzo, recordó a La Capital que el derrotero hasta llegar a dar con el donante de «Beni», como le dicen a su hijo, arrancó al año de que fuera trasplantado con éxito en la Fundación Favaloro de Buenos Aires. Aunque surgieron algunos imprevistos, las gestiones realizadas por medio del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai) dieron sus frutos cuando menos lo esperaban.
Fue después de un problema de salud que se le presentó al nene y por el cual debió ser internado en el Hospital Gutiérrez, de Buenos Aires, hasta recuperarse. Al volver al hogar firmatense insistieron y, al poco tiempo, alcanzaron el objetivo buscado.
Emoción
«Fue tan emocionante que no lo podemos creer», sintetizó Cardozzo en alusión al mensaje que recibió del donante alemán, cuyo texto debió traducir para poder leerlo. Y en esa línea dijo que establecer tal contacto fue «haber dado el primer paso de lo soñado; ahora nos restaría conocerlo personalmente para reforzar el vínculo que ya estrechamos entre nuestras familias por medio de intercambios de fotografías y comunicaciones vía internet.
Si bien admitió que su situación económica le impide, al menos por el momento, pagar un viaje a Alemania, no pierde las esperanzas de concretar un encuentro con Jan y su familia cuando las circunstancias y condiciones lo permitan. «Nunca se sabe lo que puede pasar en la vida; vamos hacer lo posible para lograrlo», sostuvo, al tiempo que fundamentó el deseo de «conocerlo personalmente para estrecharle un abrazo interminable y decirle que estaremos eternamente agradecidos de que gracias a su decisión de ser donante de médula Beni está con nosotros y podemos disfrutarlo».
Claro que el nene también está feliz por lo ocurrido, al punto que suele tomar la foto de Jan para acercársela a sus padres como una forma de reconocimiento y agradecimiento a la persona que el destino le puso en el camino.
El trasplante fue la salvación esperada para que el pequeño pueda dar pelea y vencer a la patología que le detectaron en agosto de 2016, la cual se denomina Síndrome de Wisckott Alñdrich, que se caracteriza por hacer disminuir el número de plaquetas, razón por la cual dependía de transfusiones de sangre para seguir viviendo.
Un caso sensibilizante
El caso, del que dio cuenta este medio desde el primer momento, sensibilizó a la comunidad firmatense y la región que acompañó y apuntaló la por entonces campaña que se lanzó en busca de un donante bajo la consigna «Una médula para Benicio», la cual tuvo el resultado esperado.
Luego de ser identificados diez potenciales donantes fueron seleccionadas dos personas compatibles, de las cuales finalmente se optó por el hombre de origen alemán —el otro era norteamericano— que después de un tiempo estableció contacto con la familia del receptor para estrechar lazos, como ya esta sucediendo.
Tan así es que en uno de las emails que envió prometió un regalo de Navidad para Beni, además de revelar que durante «mucho tiempo» se preguntó quién podía ser el destinatario de su donación de médula. «Yo quería conocerlo», escribió en su nota, para luego indicar: «Ahora, finalmente, después de obtener los datos (a través de mi organización local DKMS), podemos ponernos en contacto, lo que me hace feliz». Y en esa dirección resaltó la satisfacción que le produjo haberse enterado, a través de «comentarios» que recibió del hospital donde se llevó adelante el trasplante, que su donación «estaba ayudando».
Aunque la intervención le permitió al nene de Firmat ganarle la pulseada a su enfermedad y mejorar notablemente su calidad de vida, aún le siguen realizando controles médicos periódicos. «Si bien todavía no puede hacer una vida completamente normal como deseamos, la médula trabaja perfectamente y sólo tiene un problema en la piel que le produce picazones, por lo que lo estamos tratando a fin de evitar infecciones y problemas mayores», contó Cardozzo.
La misma fortaleza
Beni está haciendo jardín de infantes y, a pesar de algunas complicaciones, sigue teniendo la misma fortaleza con la que esperó y recibió el trasplante, al que su médico de cabecera, Nicolás Fernández Escobar, describió en términos futboleros cuando le dio a sus padres la noticia de que había aparecido un donante que facilitó llegar a la fase final del proceso.
«Ahora a su hijo le espera jugar la final de un mundial y confiamos que va a ganar y salir campeón», les dijo metafóricamente el profesional para vaticinar lo que afortunadamente sucedió desde el punto de vista sanitario.
La experiencia fue el puntapié para que la familia Cardozzo no sólo acompañe a la organización, como la ONG Sembrando Sueños, sino tener una fuerte participación en campañas de donación de sangre y órganos.
«Seguiremos trabajando para generar conciencia sobre el tema con las mismas fuerzas que luchamos para que Benicio pueda estar bien después de tantos momentos difíciles´que pasamos», remató el padre.
Esperanza. Los Cardozzo estarán «eternamente» agradecidos con el hombre que posibilitó la cura del nene.