Por Cynthia Calvigioni El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza. Arturo Jauretche
Parece que America Latina despertó. Tras varios años de crisis y de una embestida de la derecha que había logrado gobernar la región. Lo que sucede en nuestro país no es aislado.
Existió un plan estratégico que no distingue fronteras. La historia se repitió como en los años 70: el Plan Cóndor (plan de coordinación de acciones y mutuo apoyo entre las cúpulas de los regímenes dictatoriales del Cono Sur de América -Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y esporádicamente, Perú, Colombia, Venezuela, -con participación de los Estados Unidos) que implicó el seguimiento, vigilancia, detención, interrogatorios con tortura, traslados entre países y desaparición o muerte de personas» consideradas por dichos regímenes como «subversivas del orden instaurado o contrarias al pensamiento político o ideológico opuesto, o no compatible con el gobierno de los Estados Unidos.
Macri, Jair Bolsonaro, Trump, Lenin Moreno, Martín Vizcarra, Sebastián Pinera privilegian el capital antes que los humanos, fomentan la desigualdad, incitan a la meritocracia, queriendo instalar la creencia de que todos los individuos que nacen tiene las mismas posibilidades y no varían de acuerdo a la educación a la que pueden acceder, a la alimentación, a la posibilidad de cubrir sus necesidades básicas.
En este nuevo orden mundial el individualismo es el rey y no la solidaridad o las políticas colectivas que permitan que no progresen unos pocos sino que se reduzca la brecha en la redistribución de la riqueza. El neoliberalismo es experto en hacer negocios: con la salud, con la educación, con el trabajo, con tus momentos de ocio. Todo tiene que ser lucrativo, de todo tienen que obtener un rédito económico.
No buscan tu libertad, buscan que seas un cliente. Y cuando uno piensa diferente o protesta porque pierde una conquista social se manda a reprimir. Se lo declara “enemigo” y no se “privan” de blindarse con palos, gases, balas de goma Los resultados en Argentina son arrasadores. El consumo de carne cayó al nivel más bajo desde 2001. La Inflación de septiembre fue del 5,9%.
En términos interanuales, el alza del costo de vida fue de casi el 54%. La deuda emitida en la era Macri es más grande que los 10 años de menemismo. Tus hijos y quizás los hijos de tus hijos deberán pagarla. Volvimos al FMI y sus recetas económicas nefastas Pero eso no es todo. La pobreza alcanzó al 35,4 por ciento de las personas que habitan la Argentina y la indigencia se ubicó en el 7,7 por ciento.
Hay más de 16 millones de pobres en el país, de los cuales 3,4 millones están en una situación de indigencia No fue al azar las políticas económicas. Esto viene siendo planeado minuciosamente hace años. Cada medida, cada detalle. Nada esta librado a la casualidad. Por eso lo peor que nos puede pasar como sociedad es la desmemoria. Porque no podemos permitirnos volver a caer en una amnesia social que nos haga mirar indiferentes que le pasa a quienes son los más vulnerables y volver a creer que un gobierno neoliberal puede favorecer a amplios sectores de la sociedad