Investigadores de la Universidad Nacional de La Plata advierten sobre la posibilidad de que el mosquito Aedes aegypti, el agente transmisor de los virus de Dengue, Zika, Chikungunya y Fiebre amarilla, tenga mayor presencia en nuestra región como consecuencia del cambio climático y el incremento de los movimientos migratorios.
Desde el Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE), dependiente de la UNLP y el CONICET, sostienen que si bien desde diciembre a fines de marzo es la época de mayor densidad de este mosquito, y en consecuencia hay mayor riesgo de transmisión, el ciclo de vida del mosquito se desarrolla a lo largo de todo el año en los distintos estados, huevo, larva, pupa y adulto.
Por esta razón, los especialistas recomiendan “mantener todas las medidas de prevención y ataque contra el insecto, como única alternativa para evitar un agravamiento del problema”.
Si bien durante el invierno, cuando las temperaturas descienden, el mosquito adulto desaparece, sus huevos pueden sobrevivir varios meses inclusive años a la espera de las condiciones climáticas propicias para eclosionar, dando nacimiento a las larvas y, consecuentemente, a una nueva generación de estos insectos.
En este sentido adelantó que “a partir del mes de enero, la presencia del mosquito en la ciudad de la Plata y alrededores va a ser muy notoria”.
En este marco, Juan José García, investigador del CEPAVE explicó que tanto el cambio climático como los masivos movimientos migratorios que se llevan a cabo de forma constante a causa del turismo o por razones laborales y por el transporte, favorecerá que el virus que estaba, por ejemplo, en el sudeste asiático, en África u en otro continente pueda propagarse de forma rápida por América latina.
Instados en la región
Desde el CEPAVE insisten en que, hasta ahora, el mejor mecanismo para controlar la enfermedad es la prevención y educación de la población respecto a medidas personales tales como destrucción de los criaderos y protección contra la picadura de mosquitos de actividad diurna, incluso el empleo de mosquiteros, ropas protectoras y repelentes, espirales. En cuanto a los criaderos, lo común comprende recipientes naturales o artificiales, generalmente pequeños, en los que se deposita agua, cerca o dentro de las viviendas, por ejemplo, neumáticos viejos y otros objetos como frascos, envases plásticos o floreros. La fumigación solamente es recomendada en los tratamientos focales donde ocurren casos de la enfermedad, para rápidamente reducir la densidad del vector y reducir el riesgo de dispersión del virus.
Control biológico para combatir las larvas
Desde el CEPAVE avanzan en la búsqueda de mecanismos de control biológico para erradicar al mosquito y, especialmente, a las larvas. Es decir, la utilización de enemigos naturales que permiten regular y controlar el crecimiento de las poblaciones de mosquitos.
Dentro de la gama de los patógenos, se descubrió un hongo llamado Leptolegnia chapmanii que, en las pruebas de laboratorio y de campo, ha demostrado tener una gran efectividad en la eliminación del mosquito. La ventaja de esta alternativa es que no afecta a otras especies animales ni vegetales.
En este momento los científicos de la UNLP están trabajando en la búsqueda de medios artificiales para producir el hongo en un medio de cultivo que sea barato y a gran escala, teniendo en cuenta que conserve la viabilidad y efectividad durante varios meses. (InfoGEI)