El Tribunal Oral Federal N°3 de Rosario, conformado de manera unipersonal por el juez Mario Gambacorta, a cuatro personas a penas de entre nueve años y seis meses y cuatro años de prisión al considerarlas responsables del delito de trata de personas con fines de explotación sexual agravado y, a su vez, dispuso el decomiso del dinero secuestrado en el allanamiento, que será otorgado a la víctima en carácter de resarcimiento económico. Por parte del Ministerio Público Fiscal intervino la Fiscalía General N°3 a cargo del fiscal Federico Reynares Solari, quien en la instancia de alegatos había requerido penas superiores a las finalmente resueltas por el tribunal.
Las mayores condenas recayeron en Yolanda Amalia Martínez (nueve años y seis meses) y Mario Delgado (ocho años), quienes fueron considerados autora y partícipe necesario, respectivamente, del delito de trata de personas con fines de explotación sexual, agravado por haber mediado engaño, abuso de la situación de vulnerabilidad y haber participado en el hecho tres o más personas, habiéndose consumado la explotación de la víctima. En tanto, también fueron condenados por el mismo delito Marlene Ayala (cuatro años) y Mario Martín Delgado (cuatro años), ambos en calidad de partícipes necesarios. El veredicto postergó una decisión respecto al decomiso del inmueble ubicado en la ciudad bonaerense de San Nicolás donde se materializó la explotación -medida requerida por la Fiscalía General- al considerar que no se encuentra acreditada hasta el momento la titularidad de dicho bien por parte de los acusados.
El debate contó con el testimonio de la víctima, quien prestó declaración por videoconferencia desde el Tribunal Oral Federal de Posadas, y confirmó todo lo dicho en la etapa de instrucción. En esa línea, relató el momento de la captación por parte de Martínez y Martín Delgado, quienes le efectuaron una oferta de trabajo en San Nicolás, el posterior traslado desde Posadas en un ómnibus abonado por los imputados y el cautiverio en el inmueble de esta última localidad, donde no se le permitía salir bajo el argumento de que «se llevaría a los clientes». También describió cómo los acusados se quedaban con una la mitad de lo recaudado -relató que en una oportunidad estuvo internada por un problema de salud, ocasión en que Martínez le prestó dinero que luego tuvo que devolver por no haber «trabajado»-, que debía realizar entre 20 y 25 «pases» diarios; que era despertada a cualquier hora en caso de que lleguen «clientes» y lo que le retenían en concepto de alimentos y demás gastos diarios.