Pasadas las Primarias, con los números arriba de la mesa, en los distritos en los que hubo internas se enfrentan a un dilema: las cartas orgánicas de las dos fuerzas mayoritarias, Cambiemos y Unidad Ciudadana, adoptaron el reparto del 25 por ciento para la primera minoría, por lo que al ganador le corresponden los tres primeros de la lista y al perdedor el cuarto, el octavo y el duodécimo. Sin un acuerdo para reacomodar los emparejamientos por parte de las dos facciones, y en el marco de la Ley de Paridad, la lista perdedora solamente podría incorporar a dirigentes de un mismo sexo en la nómina final.
En muchos municipios, esto deja afuera las candidaturas de aquellos dirigentes que encabezaron las listas, que sólo pueden optar por poner a su número dos en el cuarto lugar de la nómina del espacio que competirá en octubre. Por otro lado, la fracción ganadora respeta sus tres primeros lugares pero no puede conservar el orden entre cuarto y quinto, y sucesivamente, ya que se vería obligada a rotar porque el cuarto lugar lo ocupará la mujer del sector que alcanzó la minoría.
Para resolver esto, hay quienes interpretan que podría tomarse la ley de manera que la boleta se divida por binomios, y que sea dentro de ese binomio que se respete la paridad. Es decir: colocar indistintamente mujer-varón entre el primero y el segundo, varón-mujer entre el tercero y el cuarto o viceversa, y así sucesivamente; de manera que una lista pueda quedar conformada por mujer-varón (1-2), varón-mujer (3-4) o mujer varón (4-5).
Si bien esta teoría parece difícil de imponer a partir del artículo 32 inciso “e” de la ley Electoral (5109), que en una parte del texto expresa que la totalidad de la lista “deberá cumplir con el mecanismo de alternancia y secuencialidad entre sexos por binomios (mujer-hombre u hombre-mujer), candidatos a concejales del oficialismo esperan para este viernes una aclaración de la Junta Electoral que les permita resolver el escollo.
Es que si bien Cambiemos fue la fuerza más votada en más de 100 distritos de la Provincia, los dirigentes sacan cuentas y saben que necesitan sumar al menos la mitad de los votos que se llevaron las listas con las que compitieron en las PASO para mantener la victoria y meter el máximo número de ediles posibles en el Deliberante, algo difícil de hacer si el apellido del número uno brilla por su ausencia. Un escenario reforzado en aquellos territorios donde los ganadores de la interna se alzaron por menos de 100 votos de diferencia. (La Tecla)