(Nos adentramos a la provincia de Santa Fe en busca de flechas de plata, donde dimos con un ámbito prometedor con calidad de piezas sorprendentes: pejerreyes de un kilogramo de peso que no son un desafío, sino un sueño posible. Para eso recorrimos 380 km desde Capital Federal para llegar a Villa Cañás, en donde nos esperaban los propietarios del pesquero El Rancho, un renovado emprendimiento en la laguna La Soraida.
Rumbo al pesquero
A las 7:30 am, luego de recuperarnos del viaje, pusimos rumbo al espejo. El recorrido final sería de 12 km por un camino de tierra bien consolidado, que en días de muchas lluvias se complica transitarlo. En el lugar ya teníamos nuestra cómoda embarcación preparada. Todas se botan a lo largo de una bajada acompañadas por un tractor. Tras ultimar detalles finales, acomodamos todo lo indispensable para navegar hasta el primer lugar elegido por Leandro Brahim, guía de la jornada. El día se presentaba con fuerte viento del sector noreste, lo que nos hizo navegar a la costa contraria del pesquero, en donde nos resguardaríamos de las fuertes ráfagas.
Piques iniciales
Comenzamos con los primeros intentos y las respuestas fueron inmediatas. Leandro coronó la primera pieza de la jornada con un ejemplar que rondó los 700 g, muy combativo a la hora de concretar el pique, que comió en una de las brazoladas a 40 cm de profundidad. Le seguió Nicolás Albanese con una pieza más pegada a una pared de juncos raleados.
Las flechas comían a distintas profundidades, pero todas eran muy robustas y nos daban resistencia. La calidad en este sector fue variada, ya que incluyó todos los tamaños y atacó las carnadas a distintas profundidades.
Luego de varias piezas concretadas, Leandro decidió cambiar de lugar: ahora nos reparamos dentro de un juncal en la parte sur de la laguna, donde fuimos viendo corridas y borbollones de piezas más grandes. La idea era hacer el menor ruido posible para que permanecieran en el lugar. Aparejos al agua y… fue una fracción de segundo para que las líneas picaran una tras otra, dándonos varios dobletes como lo demostró Diego Araujo –El Profe–. Es impresionante ver la actividad de peces que ofrece este ámbito.
Una explosión de 1,350 kg
Intentamos pescar bien entre la mata de juncos colocando en los anzuelos el mismo filete de pejerrey cortado en tiras largas y combinado con dos mojarras o, en su defecto, solo dos mojarras grandes. La idea era que la carnada fuese bien voluminosa para tentar a los robustos, pero así y todo continuábamos obteniendo lindos flechas de entre 35 y 40 cm, hasta que la sorpresa llegó en el aparejo de Leandro: explosión en el agua y el característico cabeceo que hace el pez para liberarse: un ejemplar muy sano que acusó 1,350 kg. Alegría total en esta primera jornada que culminaba con la caída del sol.(Fuente Weekend)