Todo comenzó hace menos de una semana, cuando se escuchó la sirena de Bomberos y, tras la consulta, la respuesta fue: «incendio de casa en Progreso».
Hasta ahí nada extraño; es un accidente que puede ocurrir. Sin embargo, preguntando sobre las características del siniestro, fuentes no oficiales pero sí muy bien informadas expresaron: fue intencional.
Poco tiempo después, otras informaciones señalaban que el incendio intencional fue en una vivienda donde vive al menos una mujer joven con hijos, y que el responsable del fuego habría sido el padre del o los menores.
Este dato trajo a la memoria otros sucesos lamentables ocurridos durante el año pasado, cuando en dos oportunidades un sujeto habría provocado incendios en las moradas de su ex pareja, uno de ellos en el asentamiento que está detrás de la pista de la salud, y el segundo en barrio La Loma, tiempo después.
¿Sería el del domingo pasado un tercer caso con los mismos protagonistas? Pues no. Parece que el «ejemplo» cundió, y en Rojas se está poniendo de moda incendiar las casas de las ex parejas. La nueva víctima también es joven, con hijos y, ahora, sin vivienda.
Esto, que alguien podría considerar una broma, en realidad es el relato de una tragedia. Si esta costumbre se extiende y aparecen más casos, ¿habrá que esperar que explote una garrafa, o muera gente electrocutada, para que quien tiene que «ponerse las pilas» se las ponga y actúe? Por favor, no es broma. Hay que terminar con esta «moda» antes de que algo que ya es de por sí muy grave se convierta en irreversible.(El Portal de Rojas)