El Gobierno de María Eugenia Vidal dispuso huna veda de pesca de tarariras en lagunas, canales, ríos y arroyos. La misma tiene una duración hasta el 31 de enero de 2019
La prohibición temporal, publicada en el Boletín Oficial, tiene el objetivo de proteger la especie y «lograr un manejo sostenible del recurso».
La normativa permite la pesca deportiva durante los meses de noviembre y diciembre, los días sábado, domingo y feriados con «devolución obligatoria e inmediata» de los ejemplares a su medio.
La Tararira o tarucha
Morfológicamente se la describe como un pez tosco. Presenta el cuerpo fusiforme, subcilíndrico y ligeramente alargado. La piel está cubierta de gruesas escamas cicloideas y de una abundante capa de mucus que sirve de protección contra los parásitos externos como las sanguijuelas que abundan en las lagunas bonaerenses.
Su color es pardo en la región dorsal, atornasolado con manchas en ambos flancos y blanco amarillento en la zona ventral. La coloración de la tararira puede variar por tener en su piel abundancia de células pigmentarias llamadas cromatóforos, unidades que reaccionan ante pautas impuestas por el medio externo (temperatura, transparencia y grado de salinidad del agua) y del medio interno (libreas nupciales, irritabilidad, etc.)
La cabeza es grande y muy osificada. En ella se destacan dos ojos redondos, casi inexpresivos. La boca es enorme y está armada por gran cantidad de dientes caniniformes presentes hasta en el paladar. Las dos especies mencionadas tienen siete aletas: una gran dorsal, una caudal de contorno redondeado, una anal, dos pectorales y dos ventrales, todas ellas con rayos flexibles