La marcha culminó con una misa ecuménica a cargo del Agustín Radrizzani, titular del Arzobispado de Mercedes-Luján, quien fue el único que, en ese marco litúrgico, hizo uso de la palabra. “Hace mucho que los obispos de América Latina venimos denunciado que la brecha entre ricos y pobres se hace cada día más grande” denunció el sacerdote.
Las organizaciones del Frente Sindical para el Modelo Nacional, las dos CTA, organizaciones sociales y el kirchnerismo partidario marcharon este sábado a Luján bajo el lema «pan, paz y trabajo».
Según publicó el portal El Civismo, el escenario principal se montó sobre la plaza Belgrano, al tiempo que las columnas de trabajadores se instalaron sobre la avenida Nuestra Señora de Luján desde el cruce con 25 de Mayo y hasta la rotonda Ana de Matos.
La marcha culminó con una misa ecuménica a cargo del Agustín Radrizzani, titular del Arzobispado de Mercedes-Luján, quien fue el único que, en ese marco litúrgico, hizo uso de la palabra.
Mirada critica
En su homilía, Radrizzani sostuvo que “cuando se acercaron para pedirme que oficie esta misa, lo consulté con mi obispo auxiliar. Y consideramos que la realización de este evento en este momento delicado de nuestra patria, sería de mucha importancia”.
En tal sentido, dijo que se trata de un “acontecimiento de fe, donde la gracia de Dios se derrama sobre este pueblo. Venir hasta acá es un acto lleno de esperanza y de confianza por eso, necesitamos rezarle a Dios y a María por nuestra patria”.
“Todos nosotros, trabajadores y trabajadoras, miembros de los movimientos populares, recemos con confianza. Sabemos que son muchísimos los que necesitan la fuerza de Dios. Recemos por todos, recemos por nuestra Nación”, dijo el arzobispo de Luján-Mercedes, al tiempo que marcó que “María sabe de nuestra lucha todos los días por vivir con dignidad”.
“La separación entre los argentinos nos lastima, la violencia entre los hermanos nos duele. Porque cuando hay exclusión, hay mucho sufrimiento. Que no nos falte la paz, el pan y el trabajo. Que nadie quede afuera de la mesa de la vida”, afirmó.
“Hace mucho que los obispos de América Latina venimos denunciado que la brecha entre ricos y pobres se hace cada día más grande. Sabemos que en las causas de esta grieta que genera hambre y miseria, hay pecado. Constatamos que existe un sistema globalizado de avaricia cuya expresión más sofisticada son los mercados financieros, que lejos de poner los capitales al servicio de la producción, de la solidaridad y el bien común, son en verdad mercados especulativos que generan más plata para pocos y pobreza para muchos”, analizó Radrizzani. (InfoGEI)