En pleno ajuste, la obra social bonaerense maneja plazos demasiado largos y ofrece “segundas opciones” a los pacientes que buscan mejorar su calidad de vida mientras luchan contra enfermedades terminales.
El Instituto Médico Obra Asistencial es una de las obras sociales más importantes del país, con dos millones de afiliados que, como el resto de los ciudadanos bonaerenses, padecen los efectos del ajuste que asumieron las administraciones de Cambiemos como política oficial.
En el caso de IOMA, los recortes son silenciosos y no distinguen gravedad. Así ocurre, por ejemplo, con la droga Pembrolizumab, un tratamiento inmunoterápico que se prescribe para distintos tipos de cáncer, es, hoy en día, el que suscita una fuerte polémica. Su uso se autorizó en el país en octubre de 2016. Se lo considera superior a la quimioterapia, ya que aumenta la sobrevida y reduce los efectos secundarios, según publicó la agencia Télam.
El problema es que para IOMA es demasiado caro. Por eso rechaza las recetas médicas y ofrece una variedad de drogas que no tienen los beneficios de ésta, con lo cual el afiliado tiene dos opciones: o se resigna a padecer efectos secundarios y a perder expectativa de vida, o recurre a la vía judicial para obtener respuestas.
Ese es, en el fondo, el “negocio” de IOMA. Fuentes judiciales consultadas por INFOCIELO calcularon que sólo dos de cada diez afiliados recurren a la Justicia en busca de amparos. Y no hay terceras opciones: las drogas como el Pembrolizumab, además de ser sumamente onerosas –cuesta más de 130 mil pesos y debe administrarse cada 21 días-, no se compran en una farmacia, sino que se gestionan ante laboratorios mediante las obras sociales o seguros médicos.
La práctica no está circunscripta a casos aislados. En la plataforma Change.org, donde usuarios buscan visibilizar reclamos y juntar firmas para respaldarlos, se acumulan a la fecha 160 peticiones para que la obra social gestione medicamentos, insumos, prótesis, sillas de ruedas, intervenciones.
Algunos casos, como el del policía bonaerense Claudio Aristegui, de Chascomús, conmovieron a la sociedad. Antes de morir y sin haber recibido una respuesta de parte de IOMA, a pesar de haber interpuesto un amparo judicial, declaró en una radio local su deseo de que “la burocracia de IOMA y de la provincia se modifique y den respuestas a los miles de chicos y grandes que están en la misma situación que yo”.
Antes que Aristegui, un hombre de 54 años se esposó a la baranda de una escalera de la sede de 46, se roció con nafta y amenazó con prenderse fuego, ante las dilaciones en las que incurría IOMA para autorizar para su esposa, Sandra, la aplicación de ese medicamento.
INFOCIELO consultó con especialistas en oncología que reconocieron que los procedimientos para autorizar drogas como el Pembrolizumab son “lentos, engorrosos y burocráticos”, pero aseguraron que esto está relacionado con la novedad de la droga.“IOMA está cubriendo Pembrolizumab en determinados casos, por ejemplo melanoma, y había reparos para otros casos, como cáncer de pulmón, porque es muy nueva”, explicó un especialista.
“IOMA tiene un circuito terrible”, dijo la misma fuente. “Los pacientes se pierden, piensan que tienen la droga rechazada, van al médico, que interpreta lo mismo, y se arma un circuito en el que intervienen la Justicia o la Defensoría del Pueblo, y así se logra adquirirla. Para algunas patologías se accede rápido”, precisó.
La repetición de esa problemática motivó la intervención de la Asociación Argentina de Oncología Clínica, que rubricó un acuerdo con la obra social para incorporar dos especialistas que participen del proceso de evaluación de novedades terapéuticas, con el fin de agilizar el proceso que lleva a la aplicación en el paciente.