El hombre recibió un botellazo en una pelea con su pareja y días después falleció. El juez consideró que la esposa actuó en legítima defensa.
Una mujer de 35 años que en un principio fue detenida tras la muerte de su esposo como consecuencia de un botellazo, recuperó su libertad ayer tras la audiencia cautelar en la cual el juez de la causa, Leandro Martín, consideró que Eugenia O. actuó en legítima defensa. Eduardo González falleció el viernes pasado por la tarde tras estar internado desde el martes y como consecuencia de la pelea protagonizada con su pareja.
El fiscal Horacio Puyrredón, explicó que tras el episodio que culminó con la posterior muerte de González, la mujer llamó al 911 para realizar la denuncia y a la llegada del móvil policial tuvo que reducir al hombre que se encontraba visiblemente alterado y además tenía un golpe en su cabeza que habría sido producido por una botella.
Según vecinos que aportaron testimonios, la relación entre la pareja era muy tensa y con algún antecedente de violencia doméstica. «No hay denuncias en este sentido en el Ministerio Público de la Acusación (MPA) pero nos refieren algunos vecinos que la relación entre la mujer y su esposa era bastante complicada y con frecuentes discusiones», aseguró Puyrredón al programa radial Tardes Picantes.
«La policía detectó agresiones mutuas entre los conyugues que hasta involucraron a la pequeña hija cuando fueron hasta la vivienda en la que ocurrió el incidente. En principio González tenía una herida superficial en la cabeza que no hacía presagiar semejante desenlace tres días después», detalló el fiscal Puyrredón quien agregó que «la persona fallecida tenía problemas de base. Pesaba 190 kilos, era hipertenso, padecía diabetes y había estado internado una semana antes por un cólico renal».
En efecto Eduardo González había publicado en su cuenta de Facebook su internación a mediados de junio en el hospital Dr Gutiérrez como consecuencia de un cólico renal que lo tenía a maltraer según aseguraba él mismo en su cuenta. No obstante a la semana siguiente fue nuevamente internado pero esta vez como consecuencia de haber recibido un botellazo por parte de su propia mujer.
«Me sorprendió lo sucedido porque la primera información que tenía era que la lesión era leve. Así que pedí la autopsia y me notifican es que la muerte se produjo por el fuerte golpe que recibió en la cabeza. Con ese dato libré la orden de detención para la mujer que rápidamente se entregó en la comisaria y será imputada por homicidio agravado por el vínculo», había dicho Puyrredón en el portal Venado24. Sin embargo el juez Leandro Martín consideró que Eugenia O actuó en legítima defensa y ayer le dictaminó su libertad.
Fallo
El juez Leandro Martín consideró en su fallo de ayer que lo ocurrido se dio en un marco de violencia familiar y que la mujer actuó en defensa propia ante el ataque propinado por su esposo. Tuvo en cuenta que fue Eugenia O. la que llamó al 911 para realizar la denuncia luego de haber podido escapar de la vivienda.
No obstante la policía tuvo que lidiar con Eduardo González quien estaba parapetado en su casa «completamente alterado con un cuchillo en su mano y en actitud amenazante para con su hija de tan solo 6 años. De este modo tuvieron que proceder a forzar la puerta para ingresar y reducir al hombre de alrededor de 190 kilos», graficó una fuente del caso.
Canillita
El hecho de agresión ocurrido el martes de la semana pasada en barrio Norte de Venado Tuerto, donde se desató el conflicto familiar que ocasionó la agresión que tres días más tarde derivó en la muerte del reconocido canillita del puesto de Belgrano y 25 de Mayo.
Eduardo González, apodado «el gordo», era una personaje de la ciudad muy reconocido que tenía un puesto de venta de diarios y revistas en el mismísimo corazón de la ciudad; en Belgrano y 25 de Mayo. Justamente en una de veredas dónde está enclavada la catedral de Venado Tuerto. Solía participar en cuestiones gremiales referidas a su actividad y también tenía militancia política dentro del justicialismo y de agrupaciones afines.
Padecía problemas de salud como consecuencia de su obesidad ya que si bien no era una persona de estatura alta «llegó a pesar alrededor de 190 kilos», contó el fiscal Puyrredón.
Decisión. En la audiencia cautelar se resolvió dejar en libertad a la mujer.
El juez entendió que la mujer actuó en defensa propia y que fue ella la que llamó al 911 para denunciar el hecho (La Capital)