El ilícito marca la categoría del delincuente. Este el caso de un colonense que robó una armería en la localidad de Alcorta con un arma de juguete, escapó en una moto por un camino de tierra cuando hacia menos de dos horas que había llovido, dejó el pequeño vehículo abandonado, y fue atrapado asustado con el botín, escondido en un campo de soja a la vera de la Ruta provincial 178. El Juez de Sentencia de la provincia de Santa Fe, condenó al asaltante a tres años de prisión en suspenso. Sin embargo, ya en nuestra ciudad siguió delinquiendo y la semana pasada el Juzgado Correccional Nº2 de Pergamino lo condenó a un año de cárcel por delitos menores cometidos en nuestra jurisdicción (daños, abuso de armas de fuego, lesiones leves y amenazas) y al unificarse la causas deberá cumplir condena.
Pero… existen otras causas judiciales que se están sustanciando que pueden agravar su aislamiento. Una de ellas es el apuñalamiento de un hombre en el año 2017, en la esquina de boulevard 17 y calle 47, frente a la panadería Brot. El incidente ocurrió de madrugada y la víctima debió ser trasladada al Hospital Municipal “Eduardo Morgan”.
El colonense que deberá cumplir la condena se domicilia en el barrio Rivadavia y fue identificado como Juan María Héctor, soltero de 21 años de edad .
El asalto en Alcorta
La mañana estaba fresca. La lluvia había traído a la ciudad santafesina el característico olor de pasto mezclado con tierra. Casi era el mediodía y de muchas casas salía el característico olor a churrasco. La lluvia había dado una bocanada de aire fresco en ese verano caliente. Los alcortenses podrían dormir una reparadora siesta. Pero…el diablo iba a meter la cola. En las solitarias calles caminaban dos jóvenes que disimuladamente miraban vidrieras. El destino o la casualidad iba a juntar a tres personas. El propietario de la Armería “Don Osvaldo” ubicada en la calle Moreno al 400, acomodaba y limpiaba las armas de fuego de lo que había sido una mañana tranquila. Solo había vendido algunas balas calibre 22 y unos cartuchos de escopeta. Los dos asaltantes, abrieron la puerta y casi a la carrera ingresaron al local comercial, mostrando armas de fuego. La Justicia en el expediente judicial identificó a uno de ellos como José María Héctor.
Las armas parecían brillar y amenazaban la humanidad de Gonzalo Sgracia. Cuando el sol se ponía esa tarde los agentes atraparon a uno de los ladrones y se dieron cuenta que el arma utilizada era de juguete. Sin embargo, las amenazas de muerte proferidas por los intrusos surtieron efecto, dejando paralizado y sorprendido al armero.
Uno de los asaltantes comenzó a recorrer los escaparates llenando un bolso, mientras que el otro apuntaba al propietario. El botín denunciado como faltante fue de tres pistolas Beretta 9 milímetros, una escopeta calibre 12 marca Boito, un revólver calibre 32, Smith & Wesson, una pistola, Bersa calibre 22, una pistola Tauro, calibre 22 y varias navajas utilizadas en la caza y la pesca y municiones de escopeta, revólver, y pistolas (un total de 27 cajas) . El último movimiento que realizaron fue abrir la caja registradora y apropiarse de casi dos mil pesos en dinero en efectivo que rellenaron el bolso junto a las armas.
Los dos individuos salieron a la carrera subieron a su moto 110 cc, propiedad del dueño de la armería y huyeron rumbo a las vías del ferrocarril. El destino les jugaría una mala pasada en su improvisado plan. El que guiaba la moto tomó un camino de tierra. El barro y el peso de ambos sobre el pequeño vehículo hizo que prácticamente las ruedas se paralizaran debiendo dejarla a un costado escondida sobre el incipiente pastizal. Los policías de Alcorta y pueblos vecinos alertados por el inusual ilícito dispusieron un operativo cerrojo y rastrillajes en los campos linderos. El colonense Héctor se separó de su compañero de correrías y busco llegar a la ruta. Las figuras de los policías santafesinos lo obligó a esconderse en un campo de soja. En ese sitio pasó más de siete horas. Sentía sed y hambre. Cuando caía el sol fue atrapado y llevado a la Comisaría de Alcorta donde quedó detenido a disposición de la Justicia. En un bolso con marcas de haber sido arrastrado y lleno de barro se encontró las armas que se habían apropiados y el dinero en efectivo.
Seguramente en su Plan B, del colonense estaba salir al descubierto cuando llegara la noche y en la Ruta 178 hacer dedo y arrimarse a nuestra ciudad. Antes que llegarán las sombras que lo cubrirían fue aprehendido. No atinó a defenderse. La justicia lo imputó de “robo calificado”.