24 de marzo: Tres historias de la represión en Colón y Pergamino

(Por Victor Calvigioni). Cada investigación sobre la noche más negra que vivió el país esta llena de dolor y espanto. Cada paso que se da nos encontramos con colonenses implicados.

 En Colón realizamos  veinte investigaciones sobre los desaparecidos  del Proceso Militar y que ahora tratamos de agrupar en un libro. Todavía falta más verdad para revelar todo el entramado  social, político y económico en una ciudad donde vivieron, Raúl Guglielminetti, Anibal Gordón, Juan Rossi, agentes de la Side, y de la DIPBA, colaboracionistas, visitas de Masera, opíparos asados con el «Almirante» y financistas. Contamos tres historias que investigamos personalmente. Falta y mucho para desentrañar toda la verdad.

                                      Historia 1-Un guardapolvo blanco

El 11 de febrero de 1977, María Delia Leiva fue secuestrada por un grupo de tareas en la localidad de San Martín; ella estaba con su pequeño hijo, Gabriel Matías Cevasco, de apenas tres meses, fruto de su unión con Enrique Cevasco. Cuatro semanas después, en Pergamino, una mujer policía entregó el niño al matrimonio formado por Roberto Duarte y Margarita Fernández, quienes -a sabiendas de su origen- lo anotaron como propio; para ello contaron con la inestimable colaboración del doctor Jorge Ramella, quien -también a sabiendas de su origen- suscribió un certificado de nacimiento apócrifo fechado el 13 de febrero de aquel año a nombre de Ramiro Hernán Duarte.

Con tal identidad -y la consiguiente nebulosa sobre su pasado- transcurrió durante 26 años la vida de Gabriel. Hasta que, sacudido por un presentimiento, acudió a las Abuelas de Plaza de Mayo; ellas lo acercaron a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), en donde pidió los estudios del Banco de Datos Genéticos. El 20 de octubre de 2002, aquel bebé convertido en botín de guerra durante la larga noche de la última dictadura se convirtió en el nieto recuperado número 70.

Ello también fue el punto de partida de una compleja causa judicial que tendría al doctor Jorge  Ramella como uno de sus más conspicuos protagonistas. El 10 de abril de 2010, la Sala II de la Cámara Federal de San Martín ratificó la prisión preventiva a Jorge Ramella aunque con el beneficio del arresto domiciliario.

Las publicaciones que de los medios periodísticos efectuadas dieron una amplia cobertura sobre la inauguración de un servicio de hemodinamia en la Clinica Pergamino, destacando la presencia del mismísimo doctor Ramella, quien, además -según el sitio web de la clínica,  atendía allí a sus pacientes todos los martes y jueves.

Tales publicaciones prueban de modo palmario la sistemática violación por parte de Ramella de su arresto domiciliario.

Y su complemento: la tolerancia de las autoridades policiales, las cuales, no deseaban entrar en conflicto con el poderoso yerno del encausado el ex intendente Cachi Gutierrez, quien a todas luces sería el garante de su impunidad.

                                            Un camino trunco

Gabriel Cevasco tenía tres meses y sus padres ya soñaban con su primer día de clases y un guardapolvo blanco que le llegara a la rodilla. El sueño quedó trunco el 11 de enero de 1977. Las fuerzas del Proceso Militar esperaron a la salida del trabajo a María Leiva y raptaron a la mujer junto a su hijo de tres meses.

Los dinosaurios verdes se fagocitaron el futuro. Buscaban la clandestina destrucción de familias patrias.

En los años que siguieron hasta 1995, Horacio Cevasco (Padre) y abuelos, buscaron al pequeño y a su madre sin descanso. No hubo resultados.

                                             Pergamino un destino

Ramiro Hernan Duarte comenzó a dar sus primeros pasos en el hogar de Margarita Noemí Fernández y Roberto Cándido Duarte en la calle Velez Sarfield al 600 de Pergamino.

El 17 de marzo de l977 en el Registro Civil de Pergamino, un funcionario provincial extendía el Documento de Identidad 25.623.523, bajo el acta de nacimiento Nº 259.

Pasaron los años. El pequeño fue creciendo y le llegó la hora del primer guardapolvo blanco. En ese esperado ingreso al sistema educativo la prenda se la pusieron Margarita y Candido.

Los siete años de la escuela primaria pasaron entre juegos y algunas preguntas. El 30 de noviembre de l989, los directivos de la Escuela Nº 4, entregaban el certificado de estudios primarios bajo la mirada emocionada de sus presuntos padres.

Sus compañeros, Carlos Bracco, Enzo Caraciolo, Germán Cascardo; Andres Conti, Cristian Dinatale, Leonardo Fava, Silvia Bartorelli -entre otros- aplaudían La despedida de esa primer etapa de estudios la dio la Directora de la Escuela Ana Spinelli y la maestra de séptimo, María del Carmen Mijich. Otros sueños se habían cumplido.

                                       La Verdad

La verdadera historia estaba agazapada y a punto de ser conocida.

Los caminos de la vida habían puesto algunos espejismos. Ramiro Hernán Duarte fue inscripto en el Registro Civil de Pergamino por Margarita Fernández y Roberto Duarte con el número de Documento de Identidad 25.623.523. Toda una gran mentira con complicidades.

Al pequeño le entregaron un documento falso.

Pasaba a ser Gabriel Matías Cevasco que luego de una larga lucha la Justicia le devolvió el Documento que le correspondía verdaderamente y con el cual fue anotado por sus padres biológicos al nacer. Esa libreta con el número 25.557.1.., le restituía la identidad apropiada. Cabe recordar que la alteración de identidad en el Registro Civil de Pergamino fue realizada a partir de una falsa invocación de maternidad con un certificado médico espurio.

                                  De San Martín a Pergamino

La historia indica que Mabel Alvarez quien contaba con 14 años y trabajaba como empleada doméstica en el domicilio de Jorge Bufe dijo «había un bebe que iban a traer a Pergamino y que le preguntaron si lo quería tener».

Margarita Fernández y Roberto Duarte fueron a la casa de Dina Bufe, ubicado en el conurbano bonaerense. La mujer se desempeñaba en la Brigada femenina de la Policía de San Martín.

Margarita inscribió al pequeño como su hijo y no opto por adopción legal.

La mujer de muy baja extracción social y cultural, hija natural de padre desconocido y que no termino la educación primaria y con la imposibilidad de tener descendencia, informó al niño a los siete años que no eran sus padres biológicos y cuando este comenzó a buscar su identidad además le señaló las circunstancia en la que ingreso a la familia.

El joven logró en el 2000, recién saber quien era y que su padre verdadero lo había buscado por casi dos décadas.

                                      La Justicia

Los jueces de San Martín al obtener las pruebas de histiocompatibilidad dijeron «No existe duda alguna que impida sostener que Ramiro Hernán Duarte es Gabriel Matias Cevasco» y ordenó la supresión del acta de nacimiento falsa y del Documento de Identidad falso, realizado en el Registro Civil de Pergamino

                                             El documento

Tardaron dos años en reinte grales los documentos. A los siete años, el matrimonio que lo crió le reveló a Gabriel que lo habían adoptado y ya adolescente, le contaron que en verdad había sido traído por una mujer policía. Con esos datos, Gabriel comenzó a investigar por su cuenta y así llegó a la Comisión por el Derecho a la Identidad (Conadi), que funciona en la Subsecretaría de Derechos Humanos, para que le hicieran un examen genético. Así se enteró de su verdadera identidad en octubre de 2000. Ese mismo día se reunió con su padre, Enrique Cevasco , con su tía Adriana Leiva -que lo buscaba desde hacía tiempo- y con toda una legión de tíos y primos. Gabriel fue el nieto recuperado número 70 por las Abuelas de Plaza de Mayo.

Sin embargo, el juez de primera instancia que investigaba la apropiación ilegítima no le devolvía su identidad porque sostenía que mientras no hubiera un juicio con sentencia no podía pedir la anulación de un documento. Finalmente la Cámara Federal de San Martín echó por tierra este argumento de poco sentido común y ordenó que se libraran los oficios a los registros correspondientes para que se confeccionaran nuevos documentos de identidad a nombre de Gabriel Matías Cevasco. En el presente los sueños volvieron Matías es Pastor Adventista, está casado y sueña con una vida cerca de sus hijos.

                           Historia 2- El abuelo Carlos Santillan

La denuncia se inicia el 20 de marzo de 1984, por Benjamín Santillán, padre de la víctima y fue presentada en el Batallón de Ingenieros de Combate 141 de Santiago del Estero, relatando el secuestro de Carlos Benjamin Santillán, nacido en 1945, y María Cristina Lanzilloto de Santillán, nacida en 1947, quienes fueron secuestrados el 17 de noviembre de 1976, por fuerzas operativas del Ejercito y de la Policía Bonaerense en la calle Rivadavia 954 de Pergamino. En la causa judicial se argumenta que el 18 de abril de 1977, se presentó un habeas corpus en el Juzgado de Instrucción Nº 31 a cargo de Eduardo Valdominos y que fue contestado negativamente. En junio de 1977, por orden del Ministro de Gobierno bonaerense, el Juez en lo Penal Nº 2 de San Nicolás inicio un sumario administrativo y que luego fue archivado. En 1983 se reitera el pedido antes el Juez de San Nicolás Oscar Vergara y el padre de Santillan en ese momento denuncia el propio secuestro llevado adelante por encapuchados en la casa de la calle Rivadavia y que además fue torturado durante tres días en la sede policial de Pergamino.

                                                   Con Pablo Díaz

En el largo expediente, el Juez de San Nicolás, Luis Hilario Milesi, el 1ş de marzo de 1985, toma declaración a Luis Guillermo Garay, detenido y liberado y en su relato indica que mientras estuvo en la Unidad Penal Nş 9 de La Plata, tuvo conocimiento de otro detenido de nombre Pablo Díaz Caracoche (raptado en la denominada Noche de los Lápices) que había estado secuestrado ilegalmente en la Cárcel Clandestina de Quilmes y allí a fines de 1976 y mediados de 1977, estuvo en la misma condiciones Carlos Benjamin Santillán, el cual estaba bien individualizado por autoridades del lugar, y era sometido a un trato riguroso, encontrándose herido. El relato concuerda con el secuestro y tiroteo en su casa de Pergamino.

Pablo Díaz Carcoche fue legalizado y pasado al penal de La Plata, y en el Pabellón Nº2, en rueda de presos, manifestó lo relatado, donde también se encontraban entre los presos Luis Garay. En fojas 366, el 12 de enero de 1989, Carlos Santillán, pide al magistrado que se restituya la vivienda de Rivadavia 954 de la ciudad de Pergamino a los dos hijos de Santillan-Lanzilloto. En este sentido, 29 años después de aquel requerimiento la casa no fue restituida.

                                              Carlos Enrique Rocca

En fojas 1443 se pide al Registro Nacional de Personas el domicilio de Carlos Enrique Rocca dando la contestación la ciudad de Colón. En fojas 1456, obran las actuaciones policiales donde cuenta la detención de Rocca en Colón ocurrida en el 2007. En fojas 1479, Carlos Enrique Rocca se abstiene de prestar declaración. En las siguientes páginas del expediente, se lo declara prima facie responsable del delito de privación de la libertad, agravada por mediar violencia, de Carlos Benjamin Santillan, María Cristina Lanzilloto de San- tillan, Maria Lucila Santillan, Jorge Francisco Santillan, Benjamin Santillan, Marta Beatriz San Martín y Pedro José Petro, y además de usurpar el inmueble de Calle Rivadavia 984 de Pergamino, y se lo embarga hasta cubrir la suma de cinco millones de pesos la que se fija para garantizar el pago de las costas. El embargo es solidario con los demás acusados. También se lo acusa de haber privado de la libertad en forma ilegítima a Benjamin Santillán.

El hecho tuvo comienzo de ejecución en enero de 1977 en Pergamino y el final de ejecución el mismo mes y ańo en Arrecifes. En fojas 1191, declara Mario Ariel Díaz (hijo de la ex pareja de Rocca), actual morador junto a su madre y sus hermanos y sostuvo «que según tiene conocimiento en su casa convivió su madre con una persona, que era policía de nombre Carlos Rocca..que su madre posee un permiso por tiempo indeterminado de ocupación de la vivienda otorgado por el Poder Judicial, es así que ya hace 30 ańos que su madre vive en dicha vivienda…refiere que por comentarios sabe que en la casa donde actualmente mora, hubo un tiroteo en la vereda y que se produjo entre la policía y la persona que habitaba en ese momento la misma, que la policía estaba esperando la llegada de esa persona». Los acusados Manuel Saint Amant fue jefe del Batallón de Combate de Ingenieros 101 y del Área Militar 132 (partidos de San Nicolás, Ramallo, San Pedro, Baradero, Arrecifes, Capitán Sarmiento, San Antonio de Areco, Colón y Pergamino) con sede en San Nicolás; y Norberto Ferrero era el jefe del Batallón de Combate de Ingenieros 101 y del Área Militar 132, dependiente de la Subzona 13 con sede en Junín y dependiente a su vez de la Zona 1. Los imputados son los tenientes coroneles Manuel Fernando Saint Amant y Norberto Ricardo Ferrero, el comodoro Juan Antonio Benvenutto y el mayor Antonio Bossie. Por parte de la Policía Bonaerense, los acusados son el oficial inspector Edgardo Antonio Mastrandrea; el suboficial Daniel Fernando Quintana; los agentes Julio Alberto Almada, Luis Alberto Sinigaglia, Miguel Ángel Lucero y Carlos Enrique Rocca; los ex subcomisarios Guillermo Miguel Adrover y Arnaldo Nasiff Bolmeni; el comisario Clemen tino Rojas (recordada actuación en Colón) y los oficiales Juan Alberto González y Roberto Horacio Guerrina.

                                                       El final de un suplicio

La historia se cerró  décadas después, cuando los restos de María Cristina Lanzilloto fueron reconocidos por el Equipo Argentino de Antropología Forense y entregados a sus familiares en Santiago del Estero.

El hallazgo del cuerpo fue posible merced a una orden judicial que permitió la excavación en un cementerio de Avellaneda -partido de Buenos Aires- donde los militares habían enterrado a 336 personas; entre los cuales estaba Lanzilloto. María Cristina había nacido el 22 de abril de 1947 en La Rioja. Allí vivió, estudió y se recibió de maestra. En 1965, decidió viajar a Tucumán, donde cursó la carrera de Escribanía.

Durante esos años, María Cristina conoció a Carlos Benjamín Santillán, un joven bandeño que también estudiaba en la universidad. En 1974 se casaron. Tras la boda, el matrimonio decidió viajar a Pergamino Buenos Aires. La casa estaba situada en Rivadavia 954. Allí vivían junto a María Lucila (nacida el 6 de junio de 1974) y Jorge Francisco Santillán (nacido el 3 de junio de 1975), sus dos pequeños hijos.

Un operativo conjunto del Ejercito y Policías Bonaerenses los raptó. Los dos hijos menores -solamente tenían uno y dos años- y fueron abandonados en la parroquia Cristo Rey del barrio de Fisherton de Rosario. En el lugar los cobijó una vecina que los crió unos meses y luego al encontrar los abuelos se los entregó. En la actualidad es la madrina de los chicos. Los pequeños fueron criados por el abuelo Benjamín Santillán, en La Banda (Santiago del Estero). El cuerpo de Carlos Santillán fue identificado en un cementerio de Avellaneda, en Buenos Aires. Sus datos genéticos fueron cotejados con familiares. Después de 34 años Carlos Benjamín Santillán pudo regresar a su ciudad natal, La Banda. Lo hizo en una tarde gris, en manos de sus hijos María Lucila y Jorge Francisco, quienes trajeron sus restos desde la Capital Federal para ser sepultados cerca de sus seres queridos. Emocionado, Jorge apenas dejó escapar algunas palabras, al finalizar la ceremonia realizada en un cementerio privado ubicado sobre ruta 51 cuando ya caía la tarde. «Hoy he podido cerrar una etapa de mi vida. Es una etapa que se ha cerrado en nuestra historia y ahora tenemos que continuar la vida», dijo

 Historia 3- Comisaría de Colón  un Centro Clandestino de Detención

El propio coronel Saint Amant trajo a Jorge Ocariz, quien fue recibido por el Comisario Clementino Rojas. Los Policías de Colón realizaron un falso procedimiento con un acta apócrifa donde indicaron que el torturado fue encontrado en nuestra ciudad. Sufrió torturas en los calabozos…

Existe un expediente Judicial de reciente fallo en la Cámara Federal de Rosario, lugar de competencia de muchos de los delitos de Lesa Humanidad ocurridos en el Proceso Militar donde se demuestra como los agentes policiales en nuestra región actuaban sin asiento fijo si no que se movilizaban entre varias localidades para matar y torturar a los detenidos. En un caso un detenido fue traído de San Nicolás por el propio coronel Saint Amant y torturado en la Comisaría de Colón.

                                       El Laberinto judicial

El expediente N° 4097-P, caratulado «Ferrero, Norberto y otros s/ Privación ilegítima de la libertad. Víctimas: Ocariz, Jorge y otros (Procesamientos de Norberto Ricardo Ferrero, Roberto Horacio Guerrina, Domingo Ramón Mac Tier, Julio Alberto Almada, Luis Antonio Sinigaglia, Juan Alberto González y Miguel Angel Lucero y falta de mérito de Horacio Fernando Lauría» y se dispuso el procesamiento sin prisión preventiva de los nombrados por considerarlos penalmente responsables del delito de privación ilegal de la libertad en concurso real con el delito de tortura y del delito de falsedad ideológica que damnificaron a Jorge Enrique Ocariz.

                                               La defensa

La movilidad de los agentes policiales de aquella policía bonaerense dirigidos por el Coronel Saint Amant queda demostrada en el descargo de Luis Antonio Sinaglia y Julio Alberto Almada acusados de delito de tortura contra Jorge Ocariz. La defensa en el juicio Defensora Pública Oficial «Ad Hoc», Dra. Silvina Costa señala que los presuntos tormentos se cometieron en la ciudad de San Nicolás y Sinaglia y Almada se desempeñaban en la Comisaría de Colón. La defensa de los dos efectivos argumentó que «resulta imposible que hayan participado de la tortura sufrida por Ocariz».

El Ministerio de Seguridad del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires en el informe acredita que Almada y Sinigaglia integraban la planta de la policía de la provincia de Buenos Aires.

La defensora agrega » los presuntos tormentos a Ocariz se cometieron en la ciudad de San Nicolás y sus defendidos se desempeñaban como numerarios en la ciudad de Colón, por lo que resulta imposible que los mismos hayan participado de la tortura sufrida por Ocariz.

Sin embargo las víctimas de los delitos de Lesa Humanidad reconocieron a los acusados en el lugar de los hechos la Comisaría de Colón

Según consta en la causa judicial, con fecha 13 de enero de 1978, el detenido Jorge Ocariz prestó declaración indagatoria ante el Juzgado Federal de primera instancia de San Nicolás y relató que el 1 de diciembre de 1977, siendo de madrugada y cuando regresaba del Teatro Municipal de San Nicolás donde realizaba trabajos de pintura, al llegar a su domicilio notó que la cadena con candado estaba cortada. Le dieron un golpe y fue encapuchado y subido a un automóvil, luego lo trasladaron a otro vehículo que pudo ser un camión.

El relato sigue argumentando que lo bajaron y lo dejaron en una habitación después de subir una escalera. Lo acostaron sobre un elástico de cama, sobre el piso, y lo interrogaron sobre su posible participación en actividades de tipo subversivo. Estuvo en ese lugar hasta el 13 de diciembre y en una oportunidad

escuchó que a Lita lo habían tenido en la misma habitación una semana antes y había oído la voz de otro detenido de apellido Gil. Además relata que desde el 1 al 13 de diciembre fue sometido a violencia de todo tipo. En la madrugada del 13 de diciembre de 1977 lo metieron en el baúl de un auto, encapuchado, lo bajaron y lo trasladaron a otro vehículo hasta que lo hacen descender al hall de entrada de una Comisaría que al otro día se le informó que era la de Colón.

Le sacan la capucha y había más o menos ocho policías. Al día siguiente de su llegada, el Comisario le informó que era necesario que firme una declaración de que la noche anterior se lo había detenido bajo circunstancias sospechosas. También le hizo ver la necesidad de firmar dicha declaración para poder salir a luz (ponerlo a disposición de la justicia). Firmó sin poder leer lo que decía. Por último señala que el material secuestrado nunca estuvo en su poder ni es de su pertenencia .

                                                La reafirmación

En su testimonial de fecha 22 de marzo de 2007, dentro de las presentes actuaciones testificó en sentido coincidente a lo declarado años anteriores, agregando que cuando lo trasladaron desde Colón a la Unidad Penal N° 3 de San Nicolás permaneció incomunicado una semana y en total estuvo un año más detenido . En ese tiempo fue al Juzgado a declarar ante el Juez Dr. Milesi. Luego quedó a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, al ser trasladado a los Penales de Azul y La Plata salió con libertad vigilada . Los trajo a Colón Saint Amant

                                   A Ocariz lo trajo Saint Amant

El Comisario de la Comisaría de Colón, en aquella época Clementino Rojas, manifiesto que Ocariz fue llevado a la Comisaría a su cargo personalmente por Saint Amant. En Tanto Ocariz fue puesto a disposición del juez recién el 5 de enero de 1978 a las 10 horas. (conforme cargo firmado por el Dr. Alfredo S. Giacobone)

                                           El falso procedimiento en Colón

En tanto Ocariz fue atrapado en San Nicolás pero los Policía de Colón por un grupo integrado por Julio Almada y Luis Sini- gaglia realizaron un acta falsa donde lo ubican en nuestra ciudad en actitud sospechosa y es detenido. La Resolución N° 89/10 se dispuso el procesamiento de los nombrados por consi- derárselos penalmente responsables del delito de privación ilegal de la libertad en concurso real con los de tortura y falsedad ideológica de los que resultó víctima Jorge Enrique Ocariz.

En el expte. N° 17463 obra agregada a fs. 19 acta donde se hace constar que el 13 de diciembre de 1977 en la ciudad de Colón mientras realizaban una recorrida de práctica -Almada, Sinigaglia, Olmos Díaz y Lucero constatan la presencia de una persona del sexo masculino en actitud sospechosa procedién- dose de inmediato a su identificación estableciéndose que se trataba de Jorge Enrique Ocariz a quien se le secuestra entre sus ropas una pistola entre otras cosas.

Al respecto, corresponde señalar que en este hecho también se evidencia que el contenido y la fecha que figura en el acta firmada por los imputados resultan falsos. Todo ello, atento que Ocariz fue privado de su libertad el 1 de diciembre de 1977 en la ciudad de San Nicolás y como en el caso de Lita, carecen de veracidad las actuaciones labradas en contra de Ocariz por infracción a ley 20840 como lo reconoce expresamente el Comisario Clementino Rojas.

                                           Comisaría de Pergamino

En otro orden en la misma causa judicial se encuentra el secuestrado Norberto Oscar Gil, en el expediente N° 17464 del Juzgado Federal de San Nicolás caratulado «Gil Norberto Oscar Inf. Ley 20840» en fecha 12 de enero de 1978 declaró que en la madrugada del día 24 de noviembre de 1977 fue secuestrado por tres personas que vestían de civil al salir del Club Social, en la plaza Mitre de San Nicolás sin testigos que presenciaran el hecho. Lo metieron en un auto, encapuchado y esposado.

Luego de un trayecto fue trasbordado a otro vehículo que pudo ser carrozado, hasta una casa donde lo esperaba un grupo de personas que lo interrogó y torturó. El 27 de noviembre lo trasladaron a otra habitación donde había otra persona y el guardia le dijo que era Lita. El 1 de diciembre lo sacaron a Lita de ese lugar y escuchó que llegó otra persona que llamaban Ocariz. El día 9 de diciembre lo subieron al baúl de un auto, luego a otro y terminó en un calabozo que según se pudo enterar por otros detenidos en calabozos vecinos se trataba de la Comisaría de Pergamino.

Lo llevaron a una oficina donde una persona que luego se enteró que era el oficial principal Ferreira le manifestó que lo había traído persona militar y que tenía que firmar un acta que decía que se le había secuestrado un bolso con literatura subversiva y si firmaba, la familia se enteraba sobre su detención. La firmó pensando en su familia y exhibidos los elementos secuestrados manifestó que no le pertenecían y nunca los tuvo en su poder