Entró en vigencia el registro de ADN para vacunos

Se puso en vigencia el método de ADN. Los investigadores podrán sacar rápidamente la procedencia del animal. Servirá de prueba para la condena.

En medio de las quejas en el interior por el avance del delito rural, el gobierno bonaerense puso en marcha un programa provincial «único en el país» para resolver casos de abigeato. Para los impulsores de la iniciativa, la medida es ambiciosa: con muestras de ADN individuales del ganado intentarán darle más herramientas a la Justicia para resolver este tipo de delitos. Así, ante el robo de hacienda, los fiscales podrán recurrir a la información genética para cotejarla con las muestras tomadas en comercios sospechados de vender mercadería robada. Un ejemplo hasta ahora, los investigadores se basaban -entre otras- en la clasificación del animal si estaba en media res o cuartos, si era macho, hembra y por el peso si era vaca, vaquillona, ternera hembra o novillo, novillito, toro.

También se guiaba por el color del pelo o la raza del vacuno (Aberdeen Angus, Holando, etc), otro prueba podría ser el color de la lengua que delata el color de pelaje. Pero si el animal estaba trozado y listo para la venta se hacía difícil comprobar el delito.

Con la medida anunciada por la provincia de Buenos Aires del Banco Genético extraerá un trozo de carne (lomo, bola de lomo etc) o de cuero o hueso y se le realizará el ADN para compararlo con el resto de la tropa de vacunos que quedó en el campo. El sistema es infalible. Cabe destacar que en países de Europa existe otro método de identificación que es el morro del animal (hocico). Los técnicos le sacan una foto al hocico del vacuno y luego se la puede comparar. Los hocicos de los vacunos son como las huellas digi-tales de los humanos: no existen dos iguales.

Banco de datos

El flamante Banco de Datos está basado en el Programa Provincial de Identificación Genética, que diseñó la Facultad de Veterinaria de la Universidad de La Plata y que funciona desde abril de 2002. Mediante esa herramienta, la Justicia bonaerense ya logró esclarecer 60 casos de abigeato, después de que los fiscales enviarán 250 muestras biológicas al Centro de Investigaciones en Genética Aplicada que permitieron encontrar la carne robada.

Con ese antecedente, ahora la Provincia lanza en conjunto con la facultad este Banco Genético, que estará compuesto por diversas muestras biológicas que quedan después de las faenas clandestinas, como pelos, huesos, sangre y órganos. Cada una de las identificaciones que aporten los productores bonaerenses permitirán saber con certeza la procedencia de cada animal, mediante la aplicación de «modernos sistemas de tipificación de ADN». Esta tipificación tiene varias características. Por un lado, es un sistema único en el país, por lo que se transformará en una especie de «prueba piloto» para la implementación en toda la Argentina.

Por otro, podría transformarse en un eficaz instrumento de prueba, porque con equipos de alta tecnología las muestras alcanzarán un contundencia del 99 por ciento.
«Esto implica un altísimo poder disuasivo para quienes cometen dichos delitos. Y si bien no es obligatorio, sería fundamental que todos los productores agropecuarios y ganaderos se adhieran al programa», señaló el ministro de Justicia provincial, Eduardo Di Rocco.

Por eso, la Provincia promete que en los próximos meses realizar nuevas reuniones en cada uno de los municipios para «informar» a la comunidad rural y «capacitar» al personal judicial y policial, quienes serán los encargados directos de la extracción de las muestras. Se calcula que cada productor tendrá que pagar dos dólares por única vez por cada muestra que deje en el Banco de datos. Según explicó el médico veterinario Guillermo Giovambattista, uno de los responsables del proyecto, el Banco de Datos podría estar en funcionamiento a fines de este año.

Por su parte, la Facultad de Veterinaria de La Plata informó que ya están recibiendo las primeras muestras para el Banco, que no sólo permitirá la identificación individual, sino también la conformación de paternidad y los estudios de trazabilidad de las carnes desde el campo hasta la góndola. Para lograr un muestreo masivo, los técnicos tienen en mente incorporar nuevos equipos e informatizar todos los datos junto a la Facultad de Informática de La Plata, un proceso financiado por un crédito gestionado a través del Fondo Tecnológico Argentino.

Penas por delito de abigeato

A partir de una modificación del Código Procesal Penal que introdujo el parlamento nacional, fueron aumentadas las penas para el delito de abigeato, uno de los que más sufren los productores del interior bonaerense. Ahora, el castigo no será excarcelable en la mayoría de los caos, y habrá más años de cárcel para los que roben más de 5 cabezas de ganado.

En el último año, el robo de hacienda produjo pérdidas a los productores bonaerenses que rondan los 20 millones de pesos. Y se sospecha que es una modalidad delictiva en la que intervienen una red delincuencial que incluye los eslabones del transporte y la comercialización, que actúan en coordinación con los ladrones que se llevan los animales.

Por esos motivos, el aumento de las penas por abigeato venía siendo fuertemente reclamado por productores y por las cámaras, sociedades y federaciones que los nuclean.
Para tratar de dar respuesta a esa situación, la cámara diputados de la Nación votó una ley que reforma el Código Penal y por la cual el abigeato será castigado con entre 2 y 6 años de cárcel, cuando se roben «una o más cabezas de ganado mayor o menor». Y de 3 a 8 años cuando se sustraigan 5 o más cabezas y se haya utilizado « «un medio motorizado para su transporte».

Además, los legisladores previeron algunos agravantes. Así, la pena subirá a entre 4 y 10 años de cárcel -o será duplicará- cuando se alteren o supriman marcas o señales utilizadas para la identificación de los animales; o cuando se utilicen certificados de adquisición, guías de tránsito o boletos de marca falsos.

Cuando en el delito participe un funcionario público, recibirá una inhabilitación por el doble del tiempo que suponga su condena, que podrá llegar también hasta los diez años de cárcel.