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25/04/2004 |
Fallecieron dos pergaminenses En un accidente de tránsito en la provincia de Entre Ríos La Opinión (Pergamino). Se trata de Ricardo Repetto y Hugo Héctor Moroni, quienes chocaron con una locomotora cerca de la localidad de Crespo/ Eran conocidos comerciantes que estaban en viaje de negocios/ La tragedia enluta a dos familias de nuestro medio |
Un accidente ocurrido el viernes en horas de la tarde en la provincia de Entre Ríos se convirtió en tragedia al fallecer dos conocidos convecinos de Pergamino, quienes viajaban en un automóvil que fue embestido por una locomotora. Las víctimas son Ricardo Repetto, de 76 años y Hugo Héctor Moroni, de 61, quienes se encontraban en territorio entrerriano por cuestiones comerciales vinculadas a la compra y venta de camiones. En ese lugar el Renault 21 color gris en el que viajaban los pergaminenses se encontró con la locomotora y el siniestro tuvo el peor final, pues el deceso de ambos se produjo en forma inmediata. Los pasos a nivel en rutas generalmente no son tenidos en cuenta por los conductores, máxime si el camino es desconocido, y hay veces -como ésta- en que esa falta de previsión suele ser fatal. El paso a nivel no está señalizado, no tiene semáforos ni barreras. Dos personas conocidas: Estos decesos causaron mucho pesar en dos conocidas familias pergaminenses y en sus círculos de amistades, pues tanto Ricardo Repetto como Hugo Moroni eran dos hombres de múltiples actividades y bien conceptuados en la sociedad. Juntos tenían una empresa, dedicada a la comercialización de camiones y trabajando en esa actividad fue que hallaron la muerte, pues estaban en la zona de Crespo precisamente en la búsqueda de una transacción. El comercio tenía base en Drago y ruta Nº 188. Repetto era, además, el propietario del Hotel Terrazas, donde se lo podía ver prácticamente todos los días trabajar con entusiasmo, a pesar de estar en una posición que le permitía vivir sin necesidad de hacerlo, pero su forma de ser era la de una persona preocupada por sus negocios y en ese sentido no podía sentarse para ver pasar la vida. Paradoja la del destino, pues le llegó la muerte precisamente por no parar, por buscar siempre nuevos horizontes, a pesar de los 76 años bien vividos que pudo disfrutar. Era casado y tenía dos hijos. Estaba casado con Mercedes Porcel, reconocida bailarina y profesora de danzas folklóricas, y era padre de dos hijos: Paulo Diego y Sara Carolina.
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