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11/03/2004
Degradación social

La nena era utilizada como «mula»


Colón Doce relata aspectos desconocidos de un hecho regional que conmovió al país. La droga y las cárceles.


Brisa Juárez de cuatro meses de edad sigue internada en el Hospital Elizalde de Capital Federal. La beba se está recuperando de las graves lesiones que venía sufriendo. Los cirujanos lograron suturar los desgarros va-ginales y anales que presentaba. La historia sanpedrina demuestra las fallas en el sistema encargado de la minoridad y los perjuicios que tiene la droga en la conducta humana.


La crónica es aberrante. La madre con los dedos desgarró la zona vaginal y anal de Brisa para introducir en las cavidades cocaína y utilizar a la pequeña para llevar la droga a su pareja, identificado como Jorge Jorgal, preso en la Unidad Penal de San Nicolás.

El individuo es el padre biológico de Brisa y cuando la pequeña nació ya estaba detenido por delitos contra la propiedad.

La historia


La principal acusada, Natalia Carmén Juárez de 19 años, al encontrarse acorralada pergeño una salida donde indicaba que mientras ella estaba durmiendo, apareció la beba en un pozo ciego con las lesiones.
El caso fue denunciado por la mujer , junto a su cuñada de 16 años, a la policía. La nena pudo sobrevivir por milagro, debido a que el pozo ciego donde fue arrojada tiene 2 metros de largo por 1 de ancho, y alrededor de 1,70 metros de profundidad, con 40 centímetros de agua con basura en el fondo.

El médico de policía, luego de la denuncia estableció que la beba de cuatro meses presentaba un desgarro vaginal bilateral en ambos labios menores y en la región del himen, además de un desgarro anal.


El caso demuestra una degradación social creciente. La historia tiene una segunda protagonista y es una menor de solo 16 años de nombre Cristina, cuñada de la principal imputada y que podría ser cómplice. La adolescente tiene a su pareja, Jorge Juárez (tío de Brisa) detenido en la misma cárcel que Jorgal.


La familia

En la humilde casa, escenario de la dramática situación se encontraba otro niño de 5 años y la abuela identificada como Rosa Cáceres de 81 años de edad. Según el relato contada por la depravada mujer, Cristina fue quien, la despertó y le preguntó dónde se encontraba la beba.


La joven respondió que durmiendo en la cama de al lado, pero como allí no estaba, su cuñada comenzó a revisar el lugar escuchando que desde el excusado ubicado a unos 6 metros de la habitación, llegaba el llanto de un bebé.

Así fue que Natalia pudo descubrir a Brisa, inmersa en el pozo de los desechos, sin más ropa que una batita y sin pañales. Estaba sangrando «por la cola» y sucia, según su propio testimonio.

La «mula»


En las cárceles según recientes estadísticas consumiría grandes cantidades de cocaína y marihuana (ver recuadro aparte). Uno de los caminos de introducción son las cavidades sexuales de las mujeres. Los estupefacientes son envueltos en profilácticos o en su defecto en dedos de guantes quirúrgicos.


Ambos elementos son lubricados con vaselina para facilitar la maniobra. Por otro lado, las mujeres acusadas viajaban con frecuencia a la Capital Federal donde tendrían familiares y en un barrio ca-renciado adquirirían la droga que luego entraban al penal a través de la bebita.

La joven Natalia tiene una historia singular. Tiene otro hijo de tres años que vive desde hace pocas semanas con su padre biológico y que no se sabe si fue utilizado a igual que Brisa para introducir droga a la cárcel. En el ingreso a los penales las mujeres son revisadas estrictamente Los bebes también se les saca el pañal pero, el personal penitenciario no sospecharía de a tan corta edad (4 meses) sea usada como mula.
La madre de la ahora acusada tiene 44 años y 12 hijos de por lo menos dos padres. La desalmada mujer consumía droga (cocaína) desde hace mucho tiempo, y además podría haber comercializado los estupefacientes debido a que llegaban a la casa hombres y mujeres de otros lugares de San Pedro y que se retiraban rápidamente.


Natalia Juárez habría abandonado la escuela a los 11 años y tuvo desde muy corta edad distintas parejas. Además estuvo bajo Juez de Menores que no tomó las medidas del caso para protegerla a tan corta edad. El caso no debe asombrarnos debido a que hubo situaciones similares en nuestra ciudad y seguramente en este preciso momento puede estar sucediendo otra más.


Un hecho que debe hacernos reflexionar, en cuanto el desempeño del Estado en el cuidado de la minoridad y los alertas que debe haber en las escuelas, juzgado o el propio vecindario para que no haya más nenas o nenes utilizadas como Brisa o criadas como Natalia.



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