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12/02/2004 |
La mano larga de la mafia Las prostitutas de nuestra zona Las escuchas telefónicas revelan que la mafia de la prostitución también recluta mujeres en los pueblos y ciudades de nuestra región. |
Los diálogos de las escuchas telefónicas parecen formar parte de una novela de los años ‘20, cuando en el viejo barrio de Pichincha de Rosario, pegado a la estación de trenes Rosario Norte, florecían los burdeles y reinaba el poderío económico de la Swi Migdal, la sociedad que explotaba a las mujeres venidas de Polonia y Laponia, entre otros países europeos y que también llegaba con mujeres al burdel principal de Colón, situado en el barrio 9 de Julio. El 30 de octubre de 2001 la comunicación abre el espectro del negocio a las potenciales conexiones policiales. Llegaron “dos chicas de 18 (años) de Pergamino que son lindas, que buscan trabajo. Una posee documentos y la otra no. (Hay que) llevarlas a lo de Fornero para que le saque un papel de extravío”. Las “chicas” están trabajando en El Monito, en Callao 127 bis. –Ustedes tienen el libro al día, asentadas las mujeres... Las escuchas telefónicas revelan una realidad que existe desde hace muchos años. En noviembre de l991, cuatro funcionarios nacionales que venían de la ciudad de Santa Fe decidieron pasar la noche en Rosario. El grupo iba a descansar en el Hotel Savoy. Informe Desde 1992 a 1995, el informe aseguraba que se recaudaron, “por izquierda”, 12,3 millones de pesos, a razón de 300.000 pesos mensuales en la Unidad Regional II. Sin embargo, la denuncia fue desestimada o, por lo menos, no siguió investigán-dose. (Análisis) Las caídas Los términos del diálogo marcan algunos indicios sobre la edad de las “chicas” en palabras que recuerdan los tiempos del terrorismo de estado. Cuando se habla de “caídas” parece hacerse referencia a quienes ya no están en el negocio y no justamente por haber llegado a un acuerdo con las madamas o con los “dones”, sino porque decidieron irse. Las condiciones de trabajo de estas chicas son infrahumanas un investigador de campo describió que “las chicas son hermosas y se ve claramente que son menores, como después se corroboró en las escuchas”. Agregó que “entrar en los lugares en las que se les hace vivir, dormir, trabajar y comer produce una sensación de repulsión profunda. Hay un fuerte olor a mortadela y manteca rancia que verdaderamente golpea. Ni siquiera les dejan abrir la heladera o ir al supermercado. Son esclavas”, se indignó. El lugar en Rosario no difiere de prostibulos que existen en casi todas las poblaciones de la provincia de Santa Fe. En Colón fueron varios los intentos por ¨radicar¨ lugares de este tipo. Algunos de estos proyectos son muy recientes e incluso funcionaron con mujeres traídas de poblaciones cercanas de la provincia de Santa Fe y que en su mayoría serían paraguayas. La versión es que algunas chicas ¨escapadas¨ o ¨caídas¨ vinieron a nuestra ciudad a trabajar, para algunos aprendices de ¨fiolos¨ e incluso los rumores indican que seguirían estando. Prostitución infantil La prostitución infantil es algo que parece que los colonenses queremos esconder. El caso emblemático es la nena de 11 años cuya madre hacia trabajar en pleno centro de la ciudad ¨alquilándola¨ a hombres mayores para que las llevara a saciar sus bajos instintos. Aunque también una ëpidemía¨ de sífilis desnudó esta cruda realidad y donde no estaban ausente menores que se prostituían a cambio de un atado de cigarrillos. |