Dejó tres cartas a familiares cercanos

Juan Carlos Montagna dejó tres cartas a familiares cercanos. Las mismas fueron encontradas el sábado 17 de enero de 2004. El comerciante en las mismas revela el motivo de su triste y trágica decisión.

La línea imaginaria que debe cruzar una persona para suicidarse es un misterio. Seguramente existen miles de razones (ninguna justificable) para llevar adelante la decisión. Sobre los motivos que llevan a una persona a suicidarse existen variadas posiciones y estudios que van desde los psicológicos hasta los sociales.

A fines de 2003, se suicidaba Juan Carlos Montagna. Tenía 51 años, esposa y tres hijos. El «gordo» era un tipo bueno y sus allegados no encontraron explicación a tamaña determinación. Aunque, en un pueblo «chico» el infierno es grande y conjeturas de las más diversas muy pronto se escucharon en muchos «cuchicheos».

Colón Doce luego de consultar a los familiares más cercanos revelará parte de las cartas que escribió Montagna, dando las razones de la triste determinación que tomó y que dan por tierra muchos rumores que circularon en la ciudad. En la causa judicial algo queda claro. No hubo «problemas económicos» de por medio.

Por otro lado, podemos señalar que luego del asalto con toma de rehenes ( los tres hijos) sufrido a principio de 2003, Montagna se había sumido en una profunda tristeza. Como se recordará, en la causa judicial existió un detenido. La principal prueba fue un reconocimiento fotográfico. Algunos dichos del propio Mon-tagna a nuestros cronistas, indican que el fallecido habría recibo amenazas telefónicas luego del suceso y esta situación habría profundizado su estado depresivo.

Las cartas

Juan Carlos Montagna con fecha de 2002 (demuestra que la determinación la venía madurando mucho antes) escribió tres cartas dirigida «A Vivi», «A mis hijos» y «A Mis padres». Las misivas fueron recién encontradas el sábado 17 de enero del 2004, en un viejo block que el ahora fallecido utilizaba para realizar algunos escritos.

A su esposa Viviana le señaló «Voy a tratar de explicarte lo inexplicable, al menos para vos, los chicos y los que me conocen. Nos están destrozando de a poco, y nadie hace nada. Nos quedamos ( todos los argentinos) sin salud, sin educación para nuestros hijos, sin un trabajo digno, nuestros viejos se mueren y no podemos hacer nada. Nuestro futuro se hipoteca por años y años cada vez más.

Agrega «Ni la esperanza de tener esperanza nos queda. Estamos muertos aunque no nos demos cuenta. Muertos en vida y nadie hace nada. Ellos nuestros supuestos representantes negocian su egoísmo a costa de nuestras esperanzas, nuestras vidas, nuestros hijos, nuestros padres.

Agrega «No aguanto más, tanto egoísmo, tanto cinismo, tanta traición, tanta avaricia. En un país que lo tiene todo ese todo abarca también a los políticos corruptos que no solo nos matan, se ceban sobre nuestros cadáveres. Te quiero Negra, a vos y a mis hijos pero aunque ahora te cueste aceptarlo, tal vez algún día comprenda que lo que voy a hacer es por Ustedes, y tantos millones de argentinos que están como nosotros»

Juan Carlos Montagna, termina su carta señalando «Tal vez, casi seguro no lo logre, si así fuera dejo estas líneas como testimonio de que vos no sabia nada, pero que mi pensamiento desde hace tiempo se fue transformando hasta llegar a esta decisión. Si no te vuelvo a ver, al menos en este mundo tan injusto, quiero que muestres esta carta ( nombra a varios periodistas).... Mi única «ventaja» que tal vez muera de una vez pero al menos me habré sacado de encima esta impotencia de no hacer nada ante el despojo que se está perpetrando a la Nación y al pueblo argentino.

Alguien muy conocido por vos y por mí dijo «a los tímidos los vomita Dios» no quiero ser tímido en estas circunstancias, no lo puede permitir, ni por vos, ni por mis hijos. Te quiero negra no sabes cuanto. No te pido que me perdones te ruego que me comprendas cuanto te enteres lo que hice o intente hacer. Juan Carlos.

Hijos y Padres

Juan Carlos Montagna, a sus tres hijos (todos menores de edad) en una misiva de una carilla les aclaró «Los quiero a los tres por igual» y a cada uno de ellos en forma puntual explicó su decisión. Por otro lado, en una carta de media carilla a sus padres les «encarga» a su esposa y sus tres hijos y les pide que comprendan aunque les aclara «se que va a ser difícil».