PAGINA PRINCIPAL TAPA PAPEL CONSULTAR ARCHIVOS POR FECHA AVISOS FUNEBRES CONTACTESE

Enviar Artículo a un amigo  
Imprimir Artículo IMPRIMIR ESTE ARTICULO

06/11/2003
Para ir pensando

Los riesgos del monocultivo


soja07novi (14k image)Los crecientes rindes de la producción sojera cambiaron la fisonomía del campo colonense. La soja desplazó a los cultivos tradicionales.


La Argentina exporta 5400 millones de dólares en granos de soja. -un 20 por ciento de las ventas totales-. El área sembrada en el país es de 13 millones de hectáreas. Los productores dejaron de lado cultivos como maíz y trigo y se volcaron a la nueva “fiebre” que promete una rentabilidad impensada.


En nuestra zona se alquilan campos para soja y se pagan hasta 16 quintales la hectárea. Solo basta recordar que lo histórico era pagar 8 quintales por hectárea. Los campos en alquiler han desa-parecido de la mano del “oro verde” y existen productores que ya han salido a buscar campos fuera del país.


La distorsión que produce la fiebre sojera se torna inmanejable. El bien y el mal parecen caminar en un mismo y ajustado sendero.


La ciudad vive al compás de la actividad agropecuaria. No se puede “pensar” Colón sin su producción agrícola y una cosecha de récord de soja, mueve el mercado local en los distintos rubros (maquinaria agrícola, inmobiliario, automotor, construcción etc).


La parte negativa es que la masa de dinero produce una distorsión en el mercado automotor e inmobiliario aumentando el valor de casas y autos y tornándolo inalcanzable para otros sectores como el asalariado.

La problemática

El problema a mediano plazo es que vamos peligrosamente al monocultivo. En nuestra jurisdicción solamente quedan 36 mil vacunos. En cuanto a la parte agrícola de las 80 mil hectáreas sembradas más de 60 mil corresponde a soja de primera y segunda, y muy lejos quedaron relegados el maíz 15 mil hectáreas y el resto trigo y otros cultivos.


Pero el «boom» sojero que se desató a principios de la década del ‘90 es más que un vuelco hacia un producto más rentable, ya que el crecimiento desmedido de esta producción deja varios flancos abiertos y ata toda la economía -no sólo la de los productores que ven mejorar sus rindes con la soja, sino la nacional ( el 20 por ciento de lo que se comercia por este producto queda en las arcas del Estado vía retenciones)- a un mercado vulnerable por el grado de fluctuaciones de variables ajenas a los productores locales.


A esto se suma que unos 134 mil pequeños productores desaparecieron en la última época a manos de los crecientes cultivos de soja. Sucede que el modelo de producción de soja que se impuso en los últimos años en la Argentina es a gran escala, con «ahorro» de mano de obra e inversiones de capital financiero. Esto se ve claramente en nuestra jurisdicción.


Paisaje


El avance de los cultivos de soja orientados al mercado internacional impulsó la expansión de la frontera agropecuaria. Así se destinaron a la producción tierras que no eran de uso agrícola, deforestando bosques y selvas.


Este cultivo se extendió a zonas marginales de Argentina, como las provincias norteñas del Chaco y Santiago del Estero; el extremo norte de Córdoba y Tucumán, y se fortaleció en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, el centro-sur de Santa Fe y el este de Córdoba; desplazando a producciones tradicionales y modificando el paisaje. El horizonte futuro incluye desnutrición, desertificación de la región pampeana y desocupación. Se debe evitar el monocultivo y se debe promover la rotación.


Es que la falta de rotación de cultivos siempre produce una pérdida gradual de la productividad de los campos, ya que mientras algunos quitan nutrientes del suelo, otros se los devuelven; pero con un monocultivo, como viene sucediendo con la soja, la rotación en algunos campos locales es nula.
En esta situación muchos pequeñas explotaciones son alquiladas y trabajadas acelerador a fondo. El monocultivo puede ser pan para hoy y hambre para las futuras generaciones de productores agropecuarios.



VOLVER A PAGINA ANTERIOR




Home | Tapa | Archivos | Fúnebres | Consultas
© Semanario Colón Doce - Todos los Derechos Reservados