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30/10/2003 |
Primavera blanca Cae poderosa banda de narcos Los narcos vendían la mercadería en localidades de la región e incluso en la provincia de Córdoba. |
En un procedimiento denominado «Primavera Blanca», que comenzó el viernes cerca de las 22, fueron detenidas 13 personas, entre ellas, un guardia penitenciario que presta servicio en la UP 13 de Junín. También se secuestraron tres autos y poco más de un kilo de cocaína -fraccionada y en «piedras»-, marihuana y hachís. La banda vendía cocaína a clientes con quienes se contactaban por correo electrónico, informaron fuentes policiales. Los operativos fueron concretados por personal de la Delegación Narcotráfico Junín, y se determinó que parte de la droga que vendía la banda provenía de Tucumán y Salta, y se vendía por pedido a una clientela selecta de las ciudades bonaerenses de Junín, Chacabuco y Lincoln y otras de la zona. Las ramificaciones son basta y ligan a Córdoba con el norte del país y Bolivia. Pero eso fue sólo el principio. Porque durante las primeras horas del domingo y hasta después del mediodía, se concretaron 17 allanamientos simultáneos en distintos domicilios de Junín y en total hubo 12 detenidos, entre ellos cuatro mujeres. Uno de los apresados, apodado «Nino», fue calificado por los investigadores como una persona «muy inteligente y hábil en el manejo de sistemas informáticos, para diagramar el sistema de ‘pedidos’ vía e-mail». Según comentó un allegado a la pesquisa «la primera impresión de todo lo que descubrimos es que a medida que se avanzaba aparecían más y más datos, que sugerían la magnitud y sofisticación de este grupo». Y es cierto. Porque estos narcotraficantes lograban establecer con los compradores-consumidores códigos secretos que nunca se rompían. En síntesis, no le vendían a cualquiera y tenían armados grupos selectos a los que proveían de determinadas drogas. Pese al fuerte hermetismo policial y judicial, voceros extraoficiales detallaron a que «había un grupo de gente de determinada edad que compraba sólo cocaína y otro, integrado por jóvenes y adolescentes, al que le vendían marihuana, nada más». En tanto, los investigadores presumen que los detenidos se dedicaban además a la comercialización de otros estupefacientes, como LSD, éxtasis y hachís. Relaciones peligrosas Esa estricta clasificación estaba determinada por diversos factores, como el económico y el social, y que los «narcos» nunca vulneraban, principalmente para prolongar su impunidad en una comunidad chica como la de Junín. Pero además de esa particular forma de distribución, en la investigación que encabezó el director de la Delegación de Narcocriminalidad de Junín, subcomisario Enrique Romero, aparece un dato aún más sorprendente: la comunicación entre «dealers» y compradores era por medio de e-mails. Y se encontraban únicamente a la hora de la entrega. Se trata de un compromiso impuesto por unos y asumido por otros, que a simple vista resulta aterrador y pesimista frente a los innumerables intentos por combatir la comercialización y consumo de drogas. La alta complejidad de la banda obligó a que personal policial especializado de Junín y otras jurisdicciones ingresara en la subcultura de los narcos mimeti-zándose con compradores hasta poder llegar a los vendedores. «El diseño elaborado para poder llevar a cabo el accionar de estos narcotraficantes era muy minucioso», destacó un vocero cercano al caso, y agregó que «ese mismo cuidado tuvimos que emplear nosotros para desarticular a la banda». Catorce meses La pesquisa se inició durante los últimos días de septiembre del año pasado, ante los alarmantes datos sobre el consumo de estupefacientes en Junín. Por eso, el operativo fue llamado «Primavera Blanca». A partir de ese momento los detectives de Narcotráfico comenzaron a mezclarse en esos grupos «llamados selectos» hasta poder establecer cómo se efectuaba la operatoria. Así, tras prolijas tareas de inteligencia previa y seguimientos, pudieron detectar que la comer-cialización «informática» a gran escala llegaba, incluso, a diferentes ciudades de la zona. Sin embargo, no fue una «tarea fácil», resumió uno de los investigadores, porque se trataba de círculos cerrados a los que no se podía acceder fácilmente. Finalmente, en los diversos allanamientos efectuados, los policías a cargo del subcomisario Romero, junto al fiscal federal Eduardo Varas; el titular del Juzgado Federal de Junín, Carlos Román Compaired, y la secretaría penal lograron secuestrar cinco computadoras con sus discos rígidos, armas, droga y ropa perteneciente a los 12 detenidos, quienes serán procesados por infracción a la ley 23.737 El narco Según detallaron voceros allegados a la investigación, el narcotraficante fue identificado oficialmente como Daniel Centurión, a quien la policía pudo capturar en una casa de Villa Carlos Paz, donde reside actualmente. Las fuentes consultadas indicaron que el sujeto era “el nexo entre el norte” del país, donde adquiría la droga, y la banda de Junín que se contactaba con sus clientes a través de correos electrónicos, para acodar los pedidos y las entregas. Los investigadores establecieron que las sustancias llegaban a manos de los distribuidores de Junín por encomiendas en colectivo o en automóviles. Durante el procedimiento realizado en la casa del “narco”, los policías incautaron, además, una importante cantidad de cocaína, hachís y marihuana, que estaría preparada para un nuevo envío hacia Nuestra ciudad. Sin embargo, los pesquisas presumen que el detenido tenía vinculación directa con los carteles de droga que operan en Bolivia y Colombia, y su función era adquirir en Salta y Tucumán las sustancias que ingresaban a la Argentina desde esos países y luego efectuar su traslado hasta Junín. También se pudo establecer que en la documentación incautada en el allanamiento realizado en Villa Carlos Paz, figuran algunos nombres de los sujetos detenidos en Junín el viernes y la madrugada del sábado, en distintos procedimientos simultáneos. |