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30/10/2003 |
Casos insólitos Aquel Cine... este Parador de ómnibus El Parador de ómnibus es la primer sensación que tiene el turista o viajero que llega a la ciudad. Se debe mejorar el tránsito y aspectos visuales. |
La Municipalidad de Colón gasta miles de dólares en folletos, propaganda turística y casi siempre no tiene en cuenta, las pequeñas “grandes” cuestiones de la ciudad. Un turista que experimentara una mala impresión al ingresar a cualquier ciudad, tendría ya una predisposición distinta y negativa hacia la misma. El Parador de ómnibus es la “cabeza de playa” de Colón ante el visitante foráneo. El estado actual de la edificación debe ser mejorado. Los pasajeros pueden observar como los ómnibus que ingresan y salen del pequeño playón deben tener un guía articular (casi siempre un hombre o mujer convecino de la ciudad ) para maniobrar en un sitio similar a un laberinto “embrujado”. Los epítetos de los chóferes son dignas de escuchar, gravar y luego pasárselas a los funcionarios comunales, para que se hagan cargo. Butacas En los últimos días, hemos observado que en la sala de espera del Parador, con un gusto muy refinado, se instalaron butacas que habrían sido propiedad del Cine Colón. Las personas que viajan hacia distintos puntos del país, al entrar al edificio de lo que sería nuestra terminal de ómnibus, perciben el “clima” que imponen los tradicionales asientos, y no saben si sacar una entrada de cine o un pasaje a la Capital Federal. Los pasajeros más nostálgicos, se sientan, cierran sus ojos y “miran sin ver” el estreno de “ La Huella” con Enrique Muiño. Los visitantes piensan y se preguntan ¿Porqué todavía no salió a licitación el puesto de pochoclero? o ¿El infaltable chocolatinero que vendía las pastillas de menta?. Los rumores se acrecientan. En las noches de luna llena y cuando se produce un prolongado corte de luz, algunos vecinos dicen que se observa el andar de un “ acomodador”. El brillo de la linterna y el haz de luz sobre caras muy pálidas, atemorizan al más pintado. Mientras tanto algunos transeúntes dicen que en la pared que da sobre el boulevard 50, en la soledad de las madrugadas se proyecta en una fantasmal pantalla cinemascope “La vida es un circo” (sin hacer alusión al gobierno municipal). En tanto... se presume que muy pronto habrá un parque al estilo inglés o francés. La punta del hilo los dan los bancos que se están utilizando en el lugar. ¡Los duendes han vuelto! |