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17/10/2003
Asalto con toma de rehenes

Coincidencias y sospechas


Los tres asaltos sucedieron en apenas unas cuadras. El entregador sería el hilo conductor.


En nuestra ciudad tres familias fueron asaltadas en sus propios domicilios. Los robos calificados sucedieron en el período que abarca entre marzo y octubre de 2003.


Los delincuentes en los tres casos utilizaron procedimientos similares. En este sentido, cuentan con excelente información, conocen las operaciones económicas que las víctimas realizaron, y sus costumbres y horarios, «golpeando» cuando más indefensas están. La simple observación de los tres casos nos lleva a pensar que los asaltos están íntimamente relacionados por un hilo conductor: el entregador.


Según nuestros archivos, el primer asalto con toma de rehenes ocurrió a la familia Montagna, con domicilio en calle 24 entre 45 y 46.


El segundo hecho de iguales características, sucedió en el mes de abril a Enrique Noé y su familia con domicilio en calle 47 y 23. En tanto que el último asalto sucedió en el mes de octubre a María Maruco con domicilio en calle 25 entre 44 y 45.


Las aristas son tenebrosas. En este sentido, tomando un compás y marcando un círculo no existen más de tres cuadras de diferencia entre el primer caso y los dos restantes.


La primer sospecha es que el entre-gador podría encontrase en el interior de ese círculo o muy cerca de la periferia. La hipótesis se sostiene sobre una base firme de que el entregador cuenta con una excelente información de las víctimas y la única forma de lograrlo es mimetizándose en el «paisaje».

En una ciudad como Colón y en un barrio de la periferia para lograr no levantar sospechas se debe ser parte de ese «paisaje».


La hipótesis


La hipótesis que más cierra en los tres asaltos es la siguiente: El entregador fue siempre el mismo y debe tener excelentes contacto con el mundo del hampa. Los delincuentes en los dos primeros casos habrían sido los mismos, pero en el tercer caso habrían «trabajado» nuevos malvivientes que podrían provenir de una localidad cercana. El sistema podría funcionar de la siguiente forma. El «entregador» vendería el procedimiento y la información clave y podría cobrar un porcentaje estipulado del botín .


La pregunta del millón es ¿ Quien puede ser el misterioso delincuente que entrega la información?.
La respuesta con sentido común es: se trataría de un delincuente con «amplias» relaciones con delincuentes de la región. En nuestra ciudad son contados con los dedos de la mano los que tienen semejante prontuario.

Estas relaciones podrían provenir de haber estado entre otras cosas varias veces preso. Por otro lado, podría ser un ex miembro o miembro deshonesto de alguna fuerza de seguridad. En este caso, son pocos los que podrían llegar a este límite delictivo. El peligro es obvio. Si no se descubre el hilo conductor de los tres hechos delictivos, estamos expuestos a un cuarto caso.



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