¿Civilización o barbarie?

Doce de octubre. Fecha patria. Como es funcional al sistema la memoria debe trasladarse de día y de esta forma la gente puede disfrutar de unas “minivacaciones” dedicándose, entre otras cosas, a consumir en su tiempo libre lo que el mercado le ofrece.

Por la Lic. Cynthia Calvigioni

¿Qué paradoja, no? Ni siquiera respetamos el día que sucedieron los hechos que marcaron a fuego nuestra historia. Doce de Octubre. Fecha patria. ¿Debe celebrase este día o debemos hacer una reflexión y tratar de disminuir la amnesia que como pueblo latinoamericano parece que padecemos?

Han transcurrido cinco siglos de aquel día que Cristóbal Colón descubrió América. La historia que escribieron los vencedores, la que me contaron en la escuela, habla de que se inicio un proceso en el que “se abrieron las puertas al orden y al progreso, a la civilización dejando atrás la barbarie”
Me enseñaron que antes del descubrimiento se creía que la Tierra era un plato que solo era sostenido por gigantescos elefantes y que, más allá, solo existía la nada, y que quien llegara a este lugar caería en lo profundo de un abismo.

Hoy sabemos que nuestro planeta es redondo pero no ha cambiado mucho la teoría del plato: los dueños del poder y de escribir la historia siguen en tierra firme en aquel antiguo plato y nosotros, los países del Tercer Mundo, seguimos tratando de alcanzar la superficie, tratando de salir del abismo de la pobreza y la marginación.

Aquellos que vinieron a conquistar esta tierra utilizaron el nombre de Dios para saquear y matar gente. Y la victoria de los “blancos” significó la usurpación de las tierras de millones de personas que habitaban este lugar desde tiempos ancestrales.

Los indios americanos fueron las víctimas del más gigantesco robo que se haya producido en la historia universal.

Los ”blancos” les robaron sus tierras, envenenaron sus ríos, aniquilaron sus bosques, trajeron consigo virus que los indios no padecían y para los cuales no tenían defensas, mutilaron su identidad.

“Civilizarlos” significó destruir sus hogares y pertenencias e imponerles un modelo de “urbanidad progresista”.

“Civilizarlos” significó que trabajarían de sol a sol en la explotación de las minas cuya riqueza extraída en minerales era arrebatada y transportada al “Primer Mundo”

“Civilizarlos” significó que les fue prohibido practicar sus rituales, danzas, ni cantos. Ya no podrían adorar a sus dioses porque serían considerados “herejes o bárbaros”

“Civilizarlos” significó no respetar su lengua, su vestimenta y su cultura, imponiéndole una de forma arbitraria y violenta.

Esto no es explicado muchas veces en la “historia oficial”, que habla de héroes que sacrificaban sus vidas con el objetivo de “salvar esta tierra de nadie”. Nuestra verdadera identidad fue pulverizada, mutilada y hoy los indios son exiliados en su propia tierra.

La “historia oficial” tampoco aclara que el origen de la riqueza, el bienestar, el progreso, el avance tecnológico del “Primer Mundo” proviene del sufrimiento, el saqueo y la sangre derramada de los habitantes de un lugar lejano llamado América. Y aún nos siguen vendiendo “espejitos de colores”.
Los “blancos” impusieron su visión de la historia. Transmitieron su versión como la verdad que debíamos conocer.

Ojalá este doce de octubre, de este lado del mundo, tratemos de recuperar a través de la memoria los pedazos de nuestra historia. Como habitantes de esta Latinoamérica reflexionemos y podamos escuchar el grito de la tierra y percibir la voz de nuestros antepasados indígenas y reformularnos: ¿Qué trajeron realmente consigo los españoles que llegaron a nuestras tierras allá por 1492? ¿Civilización o barbarie?.