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07/08/2003 |
Tránsito en la ciudad ¿Adonde va el intendente? En las últimas semanas en Colón se dejó de lado una política recaudatoria feroz con las multas. Las cercanías de las elecciones hizo cambiar de tácticas a las autoridades municipales. |
El estadista piensa en el futuro, los que solo quieren conservar el “poder como sea” son cortoplacistas. La información que contamos extraoficial, es que las mismas disminuyeron sustancialmente (más del 70 por ciento). La única explicación cierta al fenómeno repentino, es que se acercan las elecciones y no se quieren perder votos. La pregunta es ¿Pasada las elecciones del 14 de setiembre el actual gobierno municipal seguirá con la política “salvaje” de recaudar dinero a través de las multas?. Por otro lado, uno se pregunta ¿Que paso con el secuestro de ciclomotores?, ¿Hubo una orden de palabra para que no se realizarán más?. Las versiones indican que luego de dos episodios escandalosos los procedimientos de secuestro se detuvieron. En uno de ellos una persona damnificada se le secuestró una moto en perfecto estado y apareció con deterioros. Lo más grave (porque es un documento público) es que hubo diferencias notorias entre lo que decía el original y el duplicado. El original numeraba deterioros y en el duplicado (vaya a saber porque) carecía de los mismos. Es uno de los graves hechos que podrían ser presentados a la justicia. Prevención Colón Doce siempre señaló que se debería haber “copiado” las medidas de tránsito que se tomaron en Rosario y que incluso participó gente de nuestra ciudad. En Colón los accidentes y contravenciones no disminuyeron y el tiempo y las estadísticas nuevamente demuestran que no nos equivocamos. En Rosario la asociación civil Protejamos la Vida dio a conocer un informe donde asegura que en un lapso de cinco años se redujo a la mitad la mortalidad en accidentes en Rosario, comparando las cifras de 1996 (161 víctimas fatales) con las de 2002 (80). Si a su vez esos datos, cuya fuente es la Dirección de Tránsito Municipal, se comparan con los provinciales, suministrados por el Instituto de Seguridad y Educación Vial (Isev) y la organización no gubernamental Luchemos por la Vida, surge una diferencia para el mismo período: la cantidad de muertos en el territorio santafesino se redujo sólo un cinco por ciento, de 772 en 1996 a 733 el año pasado, cuando en Rosario la baja fue ostensiblemente mayor, de un 50 por ciento . Elizabeth Meyer, dirigente de la ONG rosarina, interpretó que las mermas obedecen a la puesta en práctica desde distintos ámbitos de acciones de prevención y sanción, que en su momento parecen abstractas pero que a lo largo del tiempo cobran materialidad y a la luz de los números demuestran su eficacia. En ese sentido, uno de los primeros reclamos de Meyer fue el mejoramiento de la recolección y el procesamiento de datos sobre accidentes, que en la actualidad no está unificado. Los guarismos se extraen fundamentalmente de las actas policiales y luego se cruzan con la información de hospitales u entidades civiles, aunque “no existe un sistema único y serio”, expresó la mujer, fundamentando la necesidad de las estadísticas. “Permite establecer grupos de riesgo, zonas peligrosas y conductas a trabajar”, explicó una de las fundadoras de Protejamos la Vida. “Sobre todo sirve para orientar y mejorar las campañas de prevención”, agregó. Meyer atribuyó el descenso de la mortalidad en Rosario a tres acciones concretas encaradas desde mediados de la década del 90, cuando se dispararon los índices de víctimas fatales y comenzaron a formarse entidades que hasta el día de hoy luchan por insertar la seguridad vial como tema privilegiado de la agenda pública. “Los controles de alcoholemia, de velocidad por radar y los requisitos exigidos para la obtención de la licencia de conducir”.En cuanto a la alcoholemia en nuestra ciudad existe un alcoholímetro y no es usado (no se sabe porque) y las estadísticas indican que casi el 100 por ciento de las tragedias ocurridas en la ciudad la causa fue el alcohol. Respecto del primer punto, Alfredo Lagorio, también de Protejamos la Vida, interpretó que “el sistema de control de la conducción en estado de ebriedad debe ampliarse y profundizarse, pero lo cierto es que de a poco la gente se concientiza y hoy no hay fiesta en la que no se escuche: «Ojo con lo que tomás, a ver si te agarran los de la alcoholemia»”. A su lado, Meyer recordó que el espíritu de las campañas no es evitar el consumo de bebidas alcohólicas, sino que quienes tomen luego no estén al volante. Los accidentes de tránsito son la principal causa de muerte entre jóvenes de 14 a 35 años y la tercera en el conjunto de la población, detrás de las afecciones cardíacas y el cáncer. “La muerte por trauma se denomina epidemia silenciosa pero yo la llamo silenciada, porque se la tiende a separar de las causas que la producen. Y respecto de esas causas siempre podemos y debemos hacer algo”, remató. |