El gobernador Sola y el hambre cero

La gobernación implementará un vasto plan social que llegará a los bonaerenses más necesitados. Incluirá la contratación de médicos, enfermeras y odontólogos.

El gobierno bonaerense ya comenzó con el reparto de los alimentos fortificados que llegarán a un millón de personas carenciadas de 51 ciudades de toda la Provincia. Se trata del programa ali-mentario, sanitario y social de mayor alcance de Latinoamérica. Incluye asistencia alimentaria específica para embarazadas, nodrizas y bebés de cero a seis años; además la Provincia contratará 800 médicos, 600 odontólogos y 400 enfermeras para complementar el aspecto sanitario.

El programa que lanzará el gobernador Felipe Solá y su ministro de Desarrollo Social, Mariano West, es una versión más completa del plan VIDA que creó la ex primera dama bonaerense y nacional, Hilda Chiche Duhalde. La Provincia invertirá en esta política social 330 millones de pesos anuales; el año pasado gastó noventa. El nuevo plan gasta 0,90 centavos por beneficiario, por día. Por estos días la provincia de Buenos Aires presenta un índice del cinco por ciento de desnutrición en grados leves; pero el desgajamiento social ya hizo estragos. Desde el ministerio de Salud aseguraron que el problema en Buenos Aires no tiene la dimensión de los casos que se vieron en Tucumán, pero que «hay muchos chicos de talla normal, que no están en condiciones de asimilar conceptos en la escuela». También hay un siete por ciento de nacimientos con muy bajo peso. Además, se cuentan las enfermedades estacionales, y ahora hay muchos casos de Infecciones Respiratorias Agudas. El 60 por ciento de la mortalidad infantil de la última década se concentró en chicos de menos de 2 kilos y medio de peso.

En la provincia de Buenos Aires, de la totalidad de hogares donde viven chicos o mujeres embarazadas, el 73 por ciento es pobre y el Plan Más Vida cubre a casi el 90 por ciento de los hogares con nenes o embarazadas pobres.

El plan Vida de Duhalde creó una tejido social de 40 mil manzaneras que a modo de jefas de cuadra repartían leche, harina, cereales y huevos entre los vecinos más carenciados. Cuando llegó Carlos Ruckauf, y también se acentúo la crisis, el Plan Vida terminó repartiendo sólo leche.

Ahora Solá está poniendo en marcha el Plan Más Vida, que respeta el espíritu de redes sociales de su antecesor, pero suma características. Por ejemplo, reparte alimentos específicos para cada sector al que asiste.

A las mujeres embarazadas les cubre el cien por cien de la necesidad nutricional; a las mujeres que están amamantando le llevan el 50 por ciento de sus necesidades de energía y el 100 de sus nutrientes, y a los lactantes les completa el régimen nutricional que les aporta la leche materna. Y a los chicos de dos a seis años también les cubre el 100 por ciento de sus necesidades nutricionales. Cada beneficiario -del millón- recibe cinco kilos de alimentos específicos por mes y los nenes un litro de leche diario.

Por sobre todas las cifras, Solá insiste con el concepto de educabilidad, esto es, crear en los beneficiarios la concepción de familia. Buscan integrar a los que reciben la asistencia, para que paulatinamente ingresen a proyectos destinados a la autoproducción de alimentos -ya existen 700 hectáreas de huertas comunitarias que subsidió el Estado-. Pero también les brindan conceptos básicos para el cuidado de bebés, sólo la estimulación de un nene en los primeros dos años mejora notablemente su capacidad de desarrollo físico e intelectual. West aseguró que el Plan Mas Vida «mejoró todas las iniciativas gubernamentales anteriores». Llegará a cerca de 680 mil hogares con población materno infantil de 51 partidos que tienen más de cincuenta mil habitantes.

El costado sanitario del Plan incluye la entrega de un carnet sanitario donde las embarazadas deberán hacer constar que se hicieron al menos siete controles prenatales y los niños 12 controles pediátricos en los primeros dos años de vida