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24/07/2003 |
La guerra Desarmaderos ilegales El negocio del robo de autos «mueve» millones de dólares. Como trabajan los delincuentes. Las ganancias y los caminos alternativos. |
La guerra sin cuartel que el gobierno de la provincia de Buenos Aires parece haber emprendido contra el negocio ilegal de autopartes y repuestos robados, que se cristaliza en megaope-rativos tendientes a desactivar desarmaderos clandestinos y la implementación de un plan político que llevó al ministro Juan Pablo Cafiero a decir que aquellos comisarios que no controlen ese comercio ilegal deberán irse de la policía. El robo de automóviles bonaerenses, es un delito que se refleja en una cifra escalofriante: el 40 por ciento de los homicidios en aquella provincia se producen en ocasión de robos de vehículos. En este punto la tecnología obró en contra de los propietarios de auto. Las alarmas y algunas cerraduras difícil de “violar”, hacen que la “vieja forma” de “levantar” autos con ganzúa o utilizando destornilladores, haya quedado en el tiempo. En el presente los delincuentes deben actuar cuando el propietario se encuentra en el interior del auto o entrando o saliendo del mismo y esto hace que muchos reaccionen defendiendo el rodado y terminen vilmente asesinados. En la región En nuestra región existen por los menos cinco desarmaderos en Pergamino, siete en Salto y más de una decena en San Nicolás. En muchos casos fueron allanados y se encontró respuestos cuya procedencia es por lo menos sospechosa y autopartes de autos denunciados como robados. Una fuente indicó que el gobierno bonaerense estaría reclamando el fin de los desarma-deros ilegales que existen en el sur de la provincia de Santa Fe y tendría como principal epicentro Venado Tuerto. El mercado del los autos robados «mueve» miles de dólares mensuales, muchos de ellos para pagar la connivencia de aquellos que deberían luchar contra lo ilegal. Devaluación y después El negocio de los desarmaderos se propagó a partir de la devaluación económica que llevó el precio de los repuestos a valores muchas veces inaccesibles, especialmente para aquellos que -beneficiados por el 1 a 1- habían comprado autos cero kilómetro o últimos modelos. Los colonenses son testigos porque semanalmente se encargaban decenas de repuestos a los desarmaderos del conurbano bonaerense que cuestan una tercera parte menos que los originales. En este sentido, a los usuarios les empezó a resultar más económico adquirir las autopartes en lugares clandestinos que en los comercios habilitados. La cadena de comercialización es muy amplia y participan los levan-tadores de autos, los desgua-zadores, los comercios legales o ilegales que venden la mercadería robada y los automovilistas que allí concurren a comprar, muchas veces enviados por sus propios mecánicos o chapistas, que también son parte del negocio. Los destinos Entre los posibles destinos de las unidades, uno es el desarmado para su venta en partes. Ese comercio se realiza no sólo en los desarmaderos clandestinos sino también en innumerables comercios donde se consiguen repuestos y autopartes a valores que rondan un 50% menos de los que se venden en los negocios habilitados a tal fin, aunque claro está, sin ningún papel que avale su procedencia. Las autopartes y repuestos ofrecidos en los desarmaderos truchos recorren un corto camino . El “levantador” muchas veces sin experiencia es el que asalta y se lleva el auto. Por el trabajo cobra entre 200 a 250 pesos por la unidad. El vehículo sale al desguace sin perder tiempo. En la mayoría de las ocasiones realizan la maniobra antes de que se radique la denuncia policial de la víctima. Por la venta total de los respuestos desgua-sados se logra entre 4000 y 7000 pesos, que deberá ser repartido en toda la cadena de comercia-lización ilegal. En el medio está el pago que los comerciantes ilegales efectúan a aquellos que miran hacia otro lado cuando deberían combatir el delito. Los ponchos Un destino alternativo de los vehículos robados es su conversión en mellizos o lo que en la jerga se denomina «ponchos» Ese mecanismo consiste en obtener un auto siniestrado (ya sea por un choque o un incendio) con su documentación en regla y a partir de ello robar un coche idéntico al cual se le cambiarán las patentes y las numeraciones a fin de que siga en la calle como si fuera legal. En muchos casos se realiza con la complicidad del propietario del vehículo. La maniobra es la siguiente: en un desarmadero ilegal entra un Fiat Duna que chocaste y además quedó inservible. El propietario hace la denuncia en el Seguro. El trámite sigue el curso aunque nunca se da de baja al Fiat Duna. El propietario va al desarmadero y le pide un auto igual. Lo roban, le cambian la numeración y se lo entregan al cliente por aproximadamente 2 mil pesos. El propietario no solo cobra el seguro por el siniestro sino que sigue andando en un vehículo idéntico por un precio irrisorio. Registros En cuanto al costado político de esta historia, el gobierno bonaerense ha decidido crear un registro donde deberán inscribirse todos los comercios dedicados al desguace de vehículos para, de esa manera, dejar sentado todos y cada uno de sus movimientos. Por ello deberán tener libros foliados y sellados en las comisarías de las zonas donde trabajen, en los cuales deberán anotar todos y cada uno de los autos que ingresen al comercio y las partes y repuestos que de allí salgan. Aquellos que no cumplan con este mínimo requisito serán clausurados. |