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08/05/2003 |
Hechos que avergüenzan Hurtan a muertos Los valores de una sociedad se van perdiendo paulatinamente. En nuestra ciudad también existen convecinos que se alimentan de los muertos como las aves carroñeras. |
La crónica del accidente simplemente decía: Hugo Cravero, 74 años y de profesión docente, se domiciliaba en la ciudad Lincoln a donde se dirigía por la Ruta 8, cuando el vehículo donde se trasladaba (Renault Megane) quedó empantanado en un camino de tierra al que habría ingresado cuando se perdió. La situación habría sucedido a unos ocho kilómetros de la planta urbana. Cravero murió en forma instantánea por doble fractura de columna vertebral. Es el final de una vida y una crónica policial. A partir de la muerte de Cravero comienza otra historia donde se mezcla la miseria humana y la falta de valores elementales en una sociedad. El anciano de 74 años viajaba desde San Luis donde habría asistido a una suceso familiar. La edad y la noche cerrada lo confundió e ingresó a un camino de tierra creyendo que era la Ruta 31. A solo 100 metros el vehículo se encajó y al buscar auxilio donde distinguía luces (planta urbana de Colón) fue atropellado por Renault 19. El fallecido quedó tendido y según el conductor del Renault y una mujer que viajaba en el fatídico viaje nadie se acerco. El cajero Según una fuente a la que accedió Colón Doce Hugo Cravero se detuvo en Venado Tuerto habría ido hasta un cajero automático y mediante su tarjeta bancaria habría retirado una suma de dinero. La muerte lo encontró cuando caminaba en la Ruta, y allí permaneció hasta que se completaran una serie de requisitos legales. La incógnita crece. El dinero, si existió como indica nuestra fuente donde se perdió o esfumó. Seguramente la investigación debería ser amplia y si no esta agregado a la causa se debería consultar a un familiar de Cravero si lo que indicó una fuente a Colón Doce es verdad. Otros casos El 4 de octubre de 2002, frente al ingreso del establecimiento ex Morgan, una camioneta F100 conducido por Ariel Genero y que era acompañado por su socia Mariela López, debido al reventón de una goma sufrió un espectacular accidente. En la parte de atrás, el vehículo llevaba una cámara de frío cargada de helados. Los protagonistas del accidente fueron auxiliados y más de dos horas después, llegó al lugar del siniestro un familiar para traspasar la carga de helados a otra furgoneta. La mercadería no existía, debido a que personas dedicada a la rapiña y a vivir de la desgracia ajena se la habían llevado. No es el único caso. A principios del año 2002, volcó en la rotonda de boulevard 50, un camión con agua mineral. La gente que llegó al lugar se llevó casi todo la carga que estaban distribuidas en pack. La sirena de los Bomberos Voluntarios congrega siempre a medio centenar de personas que siguen a los servidores públicos hasta el lugar del incidente. Las dudas ahora son muchas. Cuantas de estas personas van por curiosidad y cuantas van a ver si existe una oportunidad de rapiñar objetos de valor. El martes 22 de abril a las 19.45, ocurrió un grave accidente en la Ruta 8, a la altura del paraje denominado “El Triángulo”. Como se recordará, un vehículo había quedado “partido” en dos por la acción de un pesado camión de carga. El choque casi frontal causó cuatro heridos graves que fueron trasladados al Hospital Municipal. En un vasto sector había quedado “desparramada” diversos objetos que pertenecían al auto y a la familia. Mientras los Bomberos realizaban su trabajo y la policía encordaba el lugar, varias personas recorrían frené-ticamente el lugar en busca de “vaya a saber que”. Lo notable es que cuando acontece un accidente de estas características siempre existe un grupo de personas que no cumple ninguna función (salvo estorbar) y que (vaya paradoja) son siempre los mismos. La pregunta es: ¿Son los aves de rapiña que viven de la desgracia ajena?.
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