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02/05/2003 |
En nuestras escuelas Sexo, drogas y violencia Las escuelas son el reflejo de la sociedad donde el niño vive. No debe sorprendernos con algunos casos que ocurren en nuestra ciudad. |
El gobernador Felipe Solá con el sentido común que caracterizó su gestión se sinceró y reconoció la preocupación en el gobierno bonaerense por el consumo de drogas que existe en los establecimientos escolares. La ciudad de Colón no es una isla y sabemos que se desarrolla un crecimiento de violencia que es motivo de preocupación. En un establecimiento escolar del nivel primario, habría habido días atrás un intento de violación en los baños mientras se desarrollaba el horario de clase. Cabe destacar que no es un caso particular, si no la punta de un iceberg que marca una creciente y sostenida descomposición social. El hecho ocurrido en la escuela, es un reflejo de lo que esta ocurriendo en nuestra sociedad. En los últimos meses hubo por lo menos cinco causas judiciales, donde personas mayores fueron acusadas por intentar o abusar de menores de edad. La prostitución infantil o adolescente tampoco sería ajena en nuestras propias calles. Existe, crece diariamente y además se da en los establecimientos escolares. Las consultas realizadas son contradictorias. Algunos docentes niegan el hecho, mientras que los jóvenes indicarían que en establecimientos escolares en los recreos se podría “oler un humo muy característico y dulzón”. Drogas Es probable que existan “kioscos” de venta de estupefacientes y captación de “dealers” (vendedores) donde utilicen a menores para ingresar o vender droga entre el grupo de amigos que tienen en las escuelas. En nuestra ciudad existen casos de consumo de droga que llegaron al tratamiento a los doce años de edad. Los progenitores no se explicaban como una niña que debería estar jugando con muñecas ya estaba fumando cigarrillos de marihuana. Los entendidos en la materia indican que no son casos independientes. Solo basta recordar que la edad de inicio a las drogas y al alcohol se sitúa entre los 12 y 13 años. Es casi infantil negar que estos chicos no concurren a nuestras escuelas, no se relacionan con sus compañeros y (lo más grave) es que muchos de ellos son líderes naturales a los cuales otros siguen en sus hábitos. Sin lugar a dudas, se trata de una situación que no puede ser ignorada ni ocultada y que amerita un profundo debate de la comunidad escolar, fuerzas de seguridad y partidos políticos. En el último año, en nuestra ciudad existieron dos procedimientos antidroga realizados por la Policía Federal y que fueron exitosos. En el primero de ellos se incauto 300 gramos de cocaína y en el segundo se secuestró un kilo de marihuana. La pregunta es ¿ En el consumo y la venta de estupefacientes están exentos los alumnos?. Es hora que la basura no se esconda debajo de la alfombra y reconozcamos que nos pasa como sociedad para de esta forma comenzar a solucionar los problemas. La problemática La problemática no es simple y abarca un amplio abanico de distintas “sustancias” que conforman un cóctel explosivo. Es sabido que existen algunos docentes descomprometidos (un muy escaso porcentaje y solo bastaría observar los niveles de ausentismo en algunos establecimientos escolares y los motivos para darse cuenta), falta de límites de los padres, fuerzas de seguridad ineficaces, una justicia permeable y una realidad social y económica que golpea muy duro. La problemática en nuestra ciudad no desbordó y aunque algo tarde, estamos aún a tiempo de solucionar la problemática y desactivar sus consecuencias. Ya existen escuelas donde ocurren hechos de violencia importantes. La comisaría es visitada asiduamente por docentes para realizar sus denuncias y exposiciones. Negar esta realidad es querer tapar el sol con las manos. El Estado y el consumo El Estado Municipal, Provincial y Nacional tiene mucho que ver. Los estupefaciente están asociados al alcohol. La marihuana especialmente en los más jóvenes está asociada a la cerveza y en nuestra ciudad el consumo de alcohol en lugares de expansión nocturna parece “libre”. También en estos momentos se debería pensar en dar más presupuesto a la Secretaria de Prevención de las Adicciones y no seguir desmantelándola o “burocratizándola”. Las fuerzas de seguridad (Policía Federal y la Bonaerense) deberían reprimir con mayor contundencia a los traficantes e incluso investigar dentro de sus propias fuerzas a los que están del lado de los delincuentes por acción u omisión. El año pasado hubo en nuestro territorio 2500 muertes relacionadas con las drogas. El consumo de droga incide en los hechos de violencia y el ejemplo más emblemático es el joven que asaltó en nuestra ciudad una heladería y un kiosco estando evidentemente drogado y no midiendo sus acciones. La mayor prevención se debe dar en chicos de sexto y séptimo año, de no ser así en un corto plazo estaremos en peligro de un desborde de proporciones.
El precio de las drogas en el mercado colonense sería la siguiente: |