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13/03/2003
Vivían en el mismo barrio

Dos mellizas separadas al nacer se reencontraron después de 16 años


melli1 (9k image)La curiosidad juvenil pudo más que el secreto de los padres. Ahora estudian juntas en el mismo colegio. Habían nacido en Resistencia, Chaco.


Cecilia Orozco y Betina Tripodi viven una singular historia. Durante doce años residieron a pocas cuadras de distancia y descubrieron que eran hermanas mellizas cuando una de ellas notó su increíble parecido físico.


Tanto Cecilia como Betina fueron adoptadas en Resistencia por dos matrimonios venadenses conocidos entre sí. Hoy tienen 19 años y llevan los apellidos de sus padres del corazón. Estudian en el taller Nazareth de esta ciudad, donde Cecilia se inclinó por la asistencia social y Betina lo hizo por la carrera de marketing. Las mellizas intentaron mantener la historia en reserva y hasta hoy no había trascendido en los medios regionales.


La Historia: En la mañana del 27 de junio de 1983 la hermana de Gladis Orozco le avisó que podía adoptar una beba en un hospital de la capital chaqueña. Sin pensarlo dos veces partió con su esposo Julio en busca de la nena a la que llamarían Cecilia.


Una semana después, la historia volvería a repetirse, pero esta vez con los Tripodi como protagonistas quienes avisados de que la pequeña tenía una hermana melliza, hicieron el mismo viaje en busca de quien luego bautizarían como Betina.


Las hermanas crecieron en el mismo barrio y apenas se conocieron hasta la adolescencia pero sin percatarse de que eran hermanas, pero los chistes que solían hacerles sus amiguitos comenzaron a despertar la curiosidad de una de ellas.


«Ahí viene tu media hermana, tu melliza, me decían los chicos del barrio cuando pasaba Cecilia. En realidad no podía creer el notable parecido que había entre las dos», explicó Betina, a quien no le dijeron lo de su hermana hasta que cumplió doce años, en 1996.


«De la infancia no compartimos nada ya que recién hace seis años que sabemos que somos hermanas», dijo Cecilia y agregó que «desde los diez tenía una fuerte intuición de que ella era mi hermana; somos dos gotas de agua y a las dos nos gustaban las mismas cosas».


Durante la etapa escolar las mellizas estudiaron en colegios distintos, Cecilia en uno de su barrio y Betina en el coqueto Santa Rosa.


«A veces nos veíamos por la calle y nos quedábamos mirando y pensábamos qué teníamos en común una y otra». A los diez años, Cecilia, la más inquieta, comenzó a presionar para que le dijeran la verdad sobre Betina hasta que Gladis no pudo evitar más su respuesta: «Sí, es tu hermana».


Enterada de la buena nueva empezó su búsqueda e intentó por todas las formas de contarle la historia a Betina, bajo la recomendación de su madre de que respetara los tiempos de ella.


Hasta hoy el caso nunca fue reflejado por la prensa debido a que las hermanas se sentían inseguras de publicarlo. «Una vez, en 1996 nos pidieron una nota para un diario local pero no quisimos porque éramos muy chicas», relataron al unísono para luego reconocer que «costó mucho hacer esta nota, pero ya sabemos lo que hacemos».

Desde los doce años las dos hermanas se consideran inseparables y pese a que viven en hogares distintos siempre se las ingenian para estar juntas. Betina tiene otra hermana adoptada, Noelia, y cuando sus padres pudieron tener hijos se sumaron Melina, Sabrina y Pablo. Por su parte, Cecilia tiene una hermana adoptada a la que los Orozco también llamaron Noelia.

A ninguna de las dos les preocupa conocer a la madre biológica y a sus hermanos de sangre. «Si hicieron eso por algo habrá sido y no es que seamos rencorosas pero en verdad ya tenemos nuestra vida armada», dijeron a coro.


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