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25/12/2002
Noviembre

Lo que no se dijo. El operativo comando que asaltó GEA


Los delincuentes estudiaron detenidamente el objetivo. Atacaron a principios de mes y sabían que se alzarían con un botín violento.


La banda que actuó en la Cooperativa Graneros y Elevadores no fue improvisada. Los delincuentes tenían un liderazgo definido y habían estudiado el terreno minuciosamente. El hecho comenzó a gestarse seguramente semanas antes.

La psicóloga Eve Cortapello, luego de regresar de atender varios pacientes en su consultorio había dejado estacionado su auto Duna color negro frente a su vivienda en Rosario. El reloj marcaba las 17 del jueves 7 de noviembre. Una hora después un delincuente solitario y con gran maestría abrió el rodado, hizo el puente y se lo llevó. El vehículo serviría para asaltar la Cooperativa Graneros y Elevadores Argentinos de nuestra ciudad apenas dos horas y media después. El delincuente buscó la salida de la gran ciudad santafesina.


La policía sabe que el trayecto a Colón lo realizaron por el camino de tierra que desemboca en los cuatro caminos, que separa Colón de Rosario por una distancia de solamente 111 kilómetros. En un punto del trayecto, los delincuentes abordaron el Duna robado. Casi con seguridad un vehículo de apoyo lo esperó y el grueso de los delincuentes subieron al automóvil que venía de Rosario, antes de ingresar a nuestra ciudad. El segundo vehículo luego los recogió en calle 57 y Ruta 8, donde abandonaron el auto de la psicóloga .


El comando que asaltó el supermercado de 46 y 21 contó con un mínimo de siete personas. En este sentido, cinco actuaron en el supermercado más los dos choferes: del Duna y el auto apoyo. Los ladrones llegaron a las 20.40 al supermercado. El Duna negro quedó estacionado en calle 46, casi llegando a 22. Un delincuente bien vestido abordó a un empleado y pidió hablar con el gerente Roberto Rossi. Estaba vestido con un traje color oscuro y en su saco tenía rastros inconfundibles de que había transitado caminos de tierra. Señaló que tenían una reunión y que venían de la Cooperativa de General Conesa.

El empleado dudó, abrió la puerta y se dirigió al sector de la administración. En ese momento el caco lo redujo sacando un arma de fuego. El grito paralizó a los empleados administrativos. El delincuente rápidamente se apoderó del dinero de la caja. En tanto, dos o tres cómplices llevaron a unas cincuenta personas (entre personal y clientes) al fondo del supermercado. Uno de ellos se apropió del dinero de la caja ubicado al centro de las tres registradoras que existen a la salida del comercio.


La alarma


Los delincuentes estaban en el interior del supermercado de 46 y 21. Un empleado accionó la alarma de seguridad que está conectada a una empresa de Pergamino. En este punto existen contradicciones de importancia. La alarma habría sonado a las 20.47. Los responsables de esta empresa señalaron que llamaron al número de la comisaría 431003 y un policía habría tomado ese llamado que avisaba que malvivientes estaban asaltando GEA. El presunto llamado no quedó registrado en el libro de la Comisaría y el propio comisario Mario Barzola, en conversación con Colón Doce, desmintió el mismo. Ningún efectivo habría atendido a la empresa de seguridad.


El llamado que alertó a los uniformados provino de un vecino que dijo “ vengan rápido, están asaltando a GEA”.


El punto no está claro. La empresa de seguridad no constató el llamado y no sabe quien recibió el mismo.

La huída


Los delincuentes actuaron rápidamente. El asalto habría durado entre seis y siete minutos y les reportó una suma cercana a los 18 mil pesos. El comando subió al Duna negro estacionado sobre la calle 46 y huyeron a toda velocidad. Los primeros policías que llegaron lo hicieron en un auto particular y rápidamente se dirigieron hacia la ciudad de Rojas (veremos luego porque).


Rápidamente se montó un operativo cerrojo con localidades vecinas, buscando el vehículo robado a la psicóloga rosarina.


Los cacos tenían todo planificado. El Duna fue abandonado en calle 57 y Ruta 8. En el lugar existen huellas de otro vehículo que los recogió para huir con rumbo desconocido.

Conexión Rojas


El oficial que partió inmediatamente a la ciudad de Rojas tenía una fuerte sospecha que los delincuentes que actuaron serían de esa localidad. En las últimas semanas los policías habrían seguido los movimientos de un grupo de personas que había alquilado un comercio sobre calle 50. Los pesquisas sabían que los individuos en cuestión tenían antecedentes policiales y sospechaban que podría haber algún hecho de magnitud en la ciudad llevado a cabo por esta gente.


Los peritos habían confirmado que en el Duna negro no había huellas dactilares.


Los trabajos de investigación y las sospechas determinaron muy pronto el primer allanamiento relacionado con la causa. El mismo se realizó en calle 50 y 19 y habría sido negativo.


Las sospechas


Una fuente policial dijo “ tengo sospechas que la banda está recién formada”. La diversidad de edades y las armas usadas pueden llevar a dos hipótesis.


La primera es que la banda se formó en el interior de un penal (San Nicolás, Junín o Melincué) y habría efectuado el primer asalto. También podría ser que se dedicaran a otros rubros como la piratería del asfalto y que cambiaron a un “palo” menos riesgoso. El poder de fuego que mostraron en GEA no es de primera. Según tenemos conocimiento utilizaron revólveres calibre 32 y 38.


Esto podría determinar que se trata de un grupo recientemente creado o que “un entregador colonense” les avisó que no se encontrarían con dificultades mayores para asaltar el lugar.


Los pesquisas sospechan que se trata de un grupo que proviene de una ciudad del norte bonaerense. Por nuestra parte, no descartamos que sea un comando que “cruzó la frontera” santafesina.


Un testigo siendo las 21.30, habría dicho que cruzó un auto color oscuro en un camino de tierra cercano a la Escuela Nº 15. En este sentido el “juego está abierto” y los delincuentes podrían provenir de varios lados.

Por su parte, Colón Doce anticipaba hace un mes, en una nota titulada “El delito que viene”, que “en las próximas semanas deberemos adecuarnos a un nuevo tipo de delito. Las bandas que actuaran vendrán de otras ciudades y no saldrán al “bardo” si no que realizarán inteligencia previa. Sus objetivos serán grandes supermercados, cooperativas y mutuales.

Esto nos obligará a organizar un nuevo organigrama de seguridad”. Ahora decimos “ El asalto a la GEA es una bisagra en la seguridad de Colón. Estos hechos seguramente se repetirán mucho antes de lo que esperamos”.



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