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31/10/2002 |
La frontera contra el indio El Fortín de las Mercedes La vida en estas inhóspitas tierras data de fines de siglo XVII cuando se emplazó el Fortín en el margen derecha de la cañada del Río Rojas. Era la línea de frontera contra el indio. Todavía existen vestigios (zanja) de aquella construcción. |
Los viajeros de aquellos siglos debían soportar las inclemencias del tiempo, los desbordes de los ríos y arroyos y las falta de auxilio en caso de accidentes, más tarde fueron víctimas de vandálicos asaltos por parte de indígenas y bandoleros, situación que comenzó a paliarse con la creación de fortines y postas de correo a lo largo de los caminos. El camino a Potosí tenía un trazado determinado que incluía Cañada de Morón, Villa de Luján, Cañada de la Cruz, Areco, Arrecifes, Pergamino, India Muerta (Santa Fe), Cabeza de Tigre, Saladillo de Ruy Díaz. Las carretas que cruzaban estas tierras estaban construidas en forma rectangular con techo abovedado reforzado con cueros vacunos sobre un eje único, sin muelles y dos ruedas desprovistas de llantas metálicas. Estaba construida a excepción de pino con totoras. La misma era tirada por dos yuntas de bueyes, dos perdigueros y dos delanteros. El conductor viajaba en un recinto cerrado en la parte delantera o sentado a la intemperie en la pértiga de la carreta. Los bueyes se manejaban con dos picanas, una más larga para alcanzar a la pareja delantera. El Fortín Los Fortines se extendieron para salvaguardar la frontera contra el indio. El Capitán Cristóbal de Oña en 1777, los definía de la siguiente manera: “Se llama fuerte a un corral que en donde queda la gente y toda la fortificación, se reduce a cuatro frentes de a 25 pasos y los otros dos de a 40 pasos: Frente cubierto con maderos que mantienen la tosquedad con que se criaron, muy desiguales y todos concovados, pero con estos se consiguen naturales troneras que sirven para defenderse y, a más sirven de parapeto unos cueros, el parapeto es el natural de la pampa, pues no hay ni una pulgada de tierra levantada, tienen también dos cubos, que cada uno flanquea dos cortinas y sobre todo uno que llaman Mangrullo”. Al parecer los indios los habitantes del fortín amenazado debían dar la señal con un disparo de cañón repetido de hora en hora, para marcar el punto de concentración a las fuerzas de líneas: Todos los demás fortines daban fuego a su cañón de alarma, cuyo estampido corría a lo largo de la frontera y repercutiendo en los poblados y estancias. El estampido llenaba de tribulación a los pocos hogares de campaña. Los primeros fuertes construidos en la zona por orden Real fueron los de Rojas y San Juan Bautista de Melincué. El Virrey Vertiz resolvió en 1780 el desmantelamiento de la India Muerta y destino parte de los materiales para la construcción del fortín “Nuestra Señora de la Merced”. El lugar de la construcción fue determinada por el comandante Hernández y lo hizo lindando los siguientes lados: Lindando con la cañada de los cueros, sobre el camino al arroyo el Pelado, lindante al norte con Manuel Céspedes, al sur con Lavallol e hijos, al este con Miguel Casal e Indalecio Sarlo y al oeste con Ricardo Lesica y Benito Blanco según el plano existente con el Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, sección Escribanía mayor de Gobierno, Legajo 330. La construcción del Fortín comenzó en los primeros días de abril de 1781. La obra se habría terminado para el 13 de abril del mismo año. La primera vez que se lo anuncia como Fortín de las Mercedes fue el 14 de agosto de l781 cuando en una Comunicación al Comandante de Frontera del Virrey, el Capitán Hernández anuncia que había encontrado en una partida de soldados a varios indios en cercanías de los manantiales de Piñero, por lo que ordena “Refuerce el Fortín Nuestra Señora de la Mercedes y el Fortín de Melincué”. El mismo quedaría entre los fortines de Rojas y Melincué entre los que había 17 leguas entre uno y otro. En total había seis compañías para cubrir la frontera contra los malones. En Colón se distinguía una fosa llena de agua alrededor de todo el fortín que existen vestigios en el presente. Los malones El 2 de mayo de l838 el cacique Manuel Baigorria trajo un malón de pampas y ranqueles que incursionó por las inmediaciones de Pergamino y Arroyo del Medio, sembrando el terror. En 1842 el Coronel Prudencio Brown Arnold con sólo 160 hombres dio alcance a un malón de 1000 indios, a los que sorprendió y puso en fuga, rescatando 14 cautivos y quitándoles 2000 vacunos robadas en estancias de Rojas (recordar que Colón estaba en este Partido), Pergamino y Arroyo del Medio: Entre 1844 y 1845 hubo algunas invasiones que fueron repelidas exitosamente por Arnod. El 25 de mayo de 1856, los malones llegan otra vez a la zona de Pergamino y muy cerca del “Fortín Mercedes” donde cunde la alarma. Los indios son perseguidos por fuerzas al mando de Arnold quitándoles 200 yeguarizos y un arreo de vacunos de aproximadamente 2500 animales. (Datos extraídos de la Historia del partido realizada por el historiador Lastra) |