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24/10/2002
Cadena de dinero

El milagro de la multiplicación de panes


En nuestra ciudad comienzan a registrarse quejas de personas que no habrían cobrado lo que supuestamente prometió una cadena de producto alimenticio. Habría casos extremos. El sistema de la cadena de comercialización de ciertos productos debemos reconocerlo es legal.


Pero el sentido común nos lleva a pensar que roza rayanamente lo que se podría denominar como un “gran cuento del tío”.


En la Biblia uno de los milagros que se describen con mayor precisión es la multiplicación de pescados y panes que realizó Jesús frente a una multitud hambrienta. El acto de Fe lo pudo llevar a cabo porque era el hijo de Dios reencarnado en el Mesías. En la Argentina hubo personas que quisieron imitarlo y como los magos trataron de multiplicar dinero donde no podía existir. Los nuevos dioses del mercantilismo y el dinero fácil fracasaron.


La historia reciente nos dejó a los más viejos, numerosas enseñanzas muchas veces empíricas Las personas que peinan canas recuerdan a principios de la década del sesenta el “boom” de la cadena del dinero mágica. En aquella ocasión se prometía distribuir millones de pesos sin trabajar. El sistema era “poner” una cantidad de dinero y enviárselo al primero que figure en una lista que nos entregaban a cambio del pago.


Luego se debían buscar “dos clientes más” para que realicen el mismo procedimiento y finalmente “rezar” para llegar a la primera ubicación en la cadena. La víctima esperaba ansiosa “recibir” los deseados cheques “salvadores”. La Argentina entraba en la modernidad. Los “ilusionistas” podían generar dinero sin trabajar y sin producir.


Carlos Menem retomó la idea mágica en los noventa y con los mismos principios nos hizo creer que estábamos en el primer mundo porque un dólar era igual a un peso. Así nació el “voto cuota”. El materialismo y la irracionalidad le ganaron a las ideologías y la cordura.


Para mantener esa ilusión “mágica” debimos vender las “joyas de la abuela” y finalmente solo se enriquecieron unos pocos y se empobreció la mayoría del pueblo. El sistema económico funcionó para los que más poder tenían y mayor “tajada” podían sacar.


Pago chico


En la famosa “cadena mágica” del dinero el sistema funcionó y funciona para los que primero ingresaron, pero en contraposición fueron miles los que “perdieron” los pocos pesos que tenían.


Es que no existe forma que se pueda generar dinero en un sistema improductivo y cerrado. Las formulas mágicas de “salvación” económica no existen. El sistema en sus bases tiene el principio del capitalismo salvaje que tanto condenamos:. La historia siempre se repite. Los que ganan son unos pocos y los que pierden son muchos.

Las matemáticas, la contabilidad y el sistema de probabilidades (Ciencias Exactas) así lo indican en esta pirámide infernal. En su vértice superior está el creador, escalones más abajo los colaboradores y en la base las víctimas.

La “novedad” apareció nuevamente con fuerza a fines de la década de los setenta. El Proceso Militar estaba en retirada y el pueblo se sumergía en una profunda pobreza. El final se asemejo a las anteriores cadenas de dinero.

La verdad irrefutable es muy simple. Esta metodología no puede generar dinero espontáneamente y la gente “cae” como en los “cuentos del tío” algunos por avaricia (los que más tienen) y la inmensa mayoría por necesidad económica.


Esta división es clara y se explota al máximo en este reciclado “cuento del tío”
El cronista que escribe esta nota lo pudo observar con distintas variantes en Santiago del Estero, Tucumán, Corrientes y Córdoba.

Lo notable es que el sistema de la cadena del dinero se iniciaba siempre en la clase media ( con mayores contactos y facilidad de convencimiento) y luego se extendía hacia los sectores más empobrecidos de la periferia que finalmente no recuperaban el dinero.


La segunda regla básica del capitalismo salvaje se volvía a cumplir, los que pierden más dinero son los sectores más des-protegidos.

La excusa


En los noventa el sistema dio una vuelta de tuerca y se encontraron algunas “excusas”. Los iniciadores de esta forma “vendieron” artículos de limpieza a precios irracionales, electrodomésticos, alfajores etc.
El principio en su esencia siguió siendo el mismo y los que perdían con Carlos Menem como con el mágico sistema eran los que menos tenían.


Extremo


El jueves de la semana pasada asistimos en vivo y en directo a un acto judicial. El mismo por la injusticia nos causó un enorme fastidio. La justicia mandó a allanar una vivienda del barrio Barracas. La policía buscaba cuatro libros nuevos.


El propietario de la casa los entregó y pidió hablar con Cronista de Colón Doce. El dialogo no se produjo pero nos hizo acelerar la nota que estaba en preparación. La historia es la siguiente: Una mujer (clase media alta) llegó a la vivienda en cuestión y ofreció el sistema “mágico” La familia quedó deslumbrada y confió en la persona que le transmitía la posibilidad de “levantar” cabeza a tantas penurias económicas. Las “víctimas” habrían ingresado a la cadena por lo menos con tres planes. Uno de ellos sería un jubilado que cobraría una mísera pensión .


El tiempo pasó y la familia llegó hasta la casa de la promotora para “reclamar” el dinero que supuestamente cobraría y que no había llegado. La cadena se había cortado por lo más fino y no hubo respuesta. Solamente se produjo una fuerte discusión.


El hombre enfurecido se habría apropiado de cuatro libros para cobrarse “el dinero invertido”. La mujer ante el “atropello” presentó una denuncia judicial y rápidamente salió el allanamiento para “secuestrar” el producto del supuesto hurto de cuatro libros. Nos llama poderosamente la atención la rapidez de la causa. En nuestra ciudad tenemos varios casos de personas a los que le hurtaron bicicletas, las ubicaron, se presentaron a la Comisaría y el sistema contestó “que no podían hacer nada para recuperarlas”

Nuevamente nos lleva a razonar el tercer principio del “capitalismo salvaje” que se instaló en nuestro país. En los reclamos van presos los piqueteros que están sin trabajo y permanecen libres los que llevaron al desastre a este país: llámese Carlos Menem, Domingo Caballo y compañía.


También sabemos que comienzan a sentirse las quejas de personas que están excluida del sistema “mágico”. Mientras tanto el «cuento del tío» sigue captando adeptos y extendiéndose. ¿Como se reciclará en los próximos meses?.




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