Cambia…todo cambia

El Pirincho después de un día de descanso partió para el Bar La Milanesa, acompañado por sus dos dilectos amigos de la timba, más conocidos en el ambiente de los bombachudos como el Gaucho "León de circo" (Lo llaman para trabajar y se enoja) y el Gaucho "Loro ciego" (Nunca vio una cotorra).

El boliche testigo de más de un encontronazo con las espadas del truco ha cambiado. Muy lejos quedaron las luces del arbolito de Navidad que se lucían en la década de felicidad popular todo el año (tipo Municipio de Colón). En el presente lleno de sinsabores y más conocida como la era del "gato manco" (ya no puede tapar las cagadas) quedó una sola lamparita de 40 wats que se proyecta en el amplio salón. La otra semana se perdió una bola de villar (con perdón de la palabra que puede simbolizar referencias pecaminosas y arteras) y se encontró seis días después en una lata abierta de durazno y el parroquiano que la mordió perdió tres dientes. Eso no es nada. Hace pocas horas la familia no podía encontrar al gaucho "Mulita atorranta" (todos los días amanece con un peludo distinto) y hasta se hizo la denuncia policial, saliendo a buscarlo como veinte tres patrulleros (Hay más móviles que delincuentes). Al final, lo encontraron enredado con el hilo si sal utilizado para atar chorizo y que había quedado de la carneada del año 2003, debajo de la mesa de mus. Ya nada es igual. Los pibes nuevos que llegan al lugar de expansión nocturna, diurna, vespertina y taciturna, ignoran lo que es una picada, un asado, o un guiso carrero. El Pirincho empeño el cortito para sanear las cuentas de la libreta negra. Ya nada es igual. Ni los globos amarillos quedan. Dicen que un gaucho más enojado que jubilado actual, los pincho con un escarbadiente que hacia como tres semanas que estaba usando. Ya ni ñatas quedan para apoyar contra el vidrio.Todo cambia…todo cambia.