Miércoles negro, llora el cielo. Se mimetiza con la tristeza de miles de mujeres que están cansadas de sufrir violencia. Que sufren por una amiga, una hermana, una hija, una vecina, una compañera de trabajo o de escuela.
El lema es erradicar la violencia. Tarea difícil en una sociedad donde se instaura el odio en pequeñas dosis todos los días, inoculando la enfermedad del egoísmo, del "sálvese quien pueda", del "no te metas", de la competencia feroz, del culpable "siempre es el otro"
Como disminuir este flagelo en una sociedad en la cual cada día desconocemos nuestra pertenencia a una clase social, a la cual negamos y "nos creemos superiores". De la que no queremos formar parte. Porque discriminamos, odiamos, y hasta justificamos que la pobreza o la violencia "son naturales" y no por condiciones sociales o políticas económicas
Y así la grieta se ensancha. Y con ella la violencia. Porque "los negros" son "ladrones", "los bolivianos o paraguayos nos sacan trabajo y espacio en nuestras escuelas o universidades". Empezamos el año odiando a los ñoquis, después a los militantes "grasas", luego a las que se "embarazan por un plan", "a los que tienen celular nuevo y zapatillas pero tienen una bicicleta". A la familia que miraba "Futbol para todos" "gratis", sin partidos codificados. A los chicos que accedían a una computadora por el plan "Conectar Igualdad". Mientras tanto hipócritamente lloramos por Alan, el niño sirio que murió ahogado (cuya foto se hizo viral en el mundo) porque escapaba de la pobreza y la violencia.
La clase media cree que no es posible volver a caer en el lodo de la miseria. Eso es "cosa de vagos". "En este país el que quiere trabajar trabaja", es una frase que muchos esgrimen como verdad inobjetable. Mientras tanto en los medios no se habla de los miles de trabajadores que perdieron su trabajo o fueron suspendidos. De que las paritarias no se reabren, que cayó el consumo interno, que el turismo en Argentina y las economías regionales fueron devastadas. Porque los sectores dominantes de la economía y los medios hegemónicos de comunicación construyeron minuciosamente un plan para colonizar el sentido común y que las clases medias y los sectores más vulnerables de la sociedad vayan en contra de sus propios intereses sin que lo adviertan.
Y siguen generando resentimiento. No vislumbran límites. Ni siquiera en la semana que las mujeres convocaron un Paro Nacional. No es algo nuevo el ataque mediático a Cristina Fernandez. Este domingo en su programa "Periodismo Para Todos, su conductor, un Jorge Lanata enfurecido disparó un insulto: "Cristina es una pobre vieja enferma", en relación a la ex presidenta de la Nación. Y la trato de "mierda". Un comunicador social, un líder de opinión para mucha gente. ¿Puede estar en desacuerdo con la ex mandataria? Si, por supuesto. ¿Era necesario ser tan violento verbal? Definitivamente no.
En relación a estas declaraciones Cristina Fernández de Kirchner contestó: "Me pregunto si la agresión a la mujer no tiene que ver también con lo que canaliza la sociedad"
Porque esto también forma parte de las miles de injusticias que vivimos y permitimos como integrantes de esta sociedad. Porque nuestra inacción o silencio también nos convierte en cómplices. Porque la disputa es por una sociedad más justa, más equitativa. Porque ya no es "marginal" la lucha de las mujeres.
Una mujer muere cada 30 horas. Pero también existen balas que matan personas cuando policías ejercen el "gatillo fácil", o la pobreza que cada día se incrementa con el neoliberalismo asesina silenciosamente de hambre, de frío, de tristeza. Y la inseguridad y la "justicia por mano propia" aumentan las víctimas porque crece la desocupación y la exclusión social. Y el espiral de violencia crece…
La violencia contra la mujer es solo una parte de lo que refleja esta sociedad. La cosificación que de ella se hace se disemina en todos los medios de difusión.
Así como Lanata agredió de manera violenta a una mujer, ante todo, esta semana en radio "La Red" en el programa de Luis Majul, su humorista contó al aire un chiste muy desagradable "Mi mujer es tan fea que la agarraron unos violadores y la vistieron". Sus compañeros no lo rechazaron. Se rieron con él.
Recordemos una de las decenas de tapas que la revista "Noticias" atacó de manera violenta y misógina a la ex mandataria, en la cual se la veía atada con cadenas por la cintura a un poste de madera, como si fuera una bruja quemándose en la hoguera. ¿El título? "El pacto para que Cristina no vuelva nunca más".
Discutida, controvertida, rechazada o amada, una mujer que trasciende un espacio político reservado a los hombres sabe que tiene un costo. Cada líder lo tiene. En relación a este tema Cristina Fernandez expresó hace pocos días: "Conozco el precio de ser mujer. Ese que hace fácil el insulto, natural la agresión y confunde la mente de quienes no nos toleran, por nuestras voces, por nuestras formas. Conozco a los que nos quieren en las casas, calladas, esperando cautelosas sus decisiones. Nos quiero en los espacios políticos y sociales, nos quiero en la ciencia, en la cultura y en cada espacio que promueva a nuestra sociedad hacia un lugar más justo e igualitario, nos quiero en la justicia y en los hospitales. En las escuelas y en las calles".
Los legisladores deberían defendernos, promulgar leyes que nos protejan y adherir como representantes del pueblo a acciones que promuevan la defensa de los derechos. Quizás no lo viste en televisión. Pero los bloques de Cambiemos, Unidos por una Nueva Argentina y la Unión Cívica Radical, rechazaron en la Cámara de Diputados un pedido del Frente para la Victoria y del PTS para realizar un cuarto intermedio en la sesión y así poder sumarse a la marcha contra los femicidios que se realizaba en las cercanías del Congreso.
En ese mismo lugar, pero en la Cámara de Senadores, donde deberían representar los valores y nuestra integridad como personas a todos y todas, el martes próximo se le otorgará la "Mención de Honor" al artista plástico Hermenegildo Sábat, quien realizó el dibujo en el diario Clarín de la ex presidenta Cristina Fernández con una venda cruzada en la boca, en un mensaje "cuasi mafioso".
Mientras tanto Cambiemos, en lugar de empoderar la lucha de las mujeres, busca eliminar la Unidad Fiscal especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM), única unidad especializada en el país que investiga las muertes de mujeres víctimas de femicidios. Esta "omisión" excluye de la agenda de gobierno una política pública que ampare este tipo de problemática social compleja. Ningún niño nace ladrón. Ningún hombre violento. Nadie viene al mundo y es un asesino. La identidad es una construcción cultural. Nuestro lugar en la sociedad, una cuestión de poder. Recordemos que cuando una mujer o un hombre dan un paso defendiendo un derecho, avanzamos todos…
*Licenciada en Comunicación Social
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