Minutos después aparece el mismo joven trasladándose en moto. El almacén estaba abierto. Se acerca pide un paquete de cigarrillos y le da a Mary, cincuenta pesos. En el mismo momento extrae lo que sería un revólver de entre sus ropas y le dice a la comerciante ¡Dame la plata!. Mary ni lerda ni perezosa con los cincuenta pesos en la mano se esconde tras el pequeño mostrador y comienza a gritar a otra mujer que estaba situada en una dependencia aledaña ¡Llama a la policía que me están asaltando! ¡Llama a la policía que me están asaltando!. El ladrón se pone como loco y le grita a Mary ¡Dame los cincuenta pesos que te dí y me voy!. La víctima parapetada argumenta "Si salgo de aca me asaltas, no te doy nada y ándate que viene la Policía". El ladrón antes que caer preso prefiere perder los cincuenta pesos. Se sube a la moto, y huye en dirección del Barrio Rivadavia. ¡ Cosa de locos!.
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