Semana triste para América Latina. Alegría para el país poderoso del Norte que vuelve a intentar marcar los designios de nuestra soberanía, nuestra política económica y social. Antes había una estrategia que se llamaba "Plan Cóndor". De esta forma un 31 de marzo de 1964, fue derrocado Joao Goulart, lo que dio comienzo a una dictadura militar que gobernó Brasil durante más de veinte años. Porque ese era el "modus operandis" Derrocar gobiernos elegidos democráticamente y establecer gobiernos militares en toda la región para poder imponer la teoría del neoliberalismo. En la actualidad los golpes de estado son "blandos". Mientras 54 millones de brasileños reeligieron a Dilma Rousseff como su presidenta, 61 senadores la destituyeron.
Un Senado que avaló un juicio, sin delito ni pruebas, que fue promovido por sus opositores políticos, los sectores más concentrados de la economía, los grandes medios de comunicación y parte del poder judicial. Estos son los que ahora provocan la "caída" de los gobiernos sin armas ni bombas ni militares. La conspiración es una artificio perpetrado por "el mercado y la economía neoliberal", asociada a un sector de la "Justicia", y la "ayuda" de los medios de comunicación económicos hegemónicos que enajenan la mente de los sectores populares, generando odio hacia su propia clase, quienes terminan defendiendo derechos de gente de otro poder adquisitivo, aún en perjuicio propio. No entienden que esa enemistad creada, "la grieta", solo tiene un objetivo: el que ganen los que más tienen.
El proceso de "impeachment", porque hasta nos colonizan con las palabras, es es un vocablo del idioma inglés que designa una figura del derecho anglosajón (específicamente en Estados Unidos y Gran Bretaña), mediante el cual se puede procesar a un alto cargo público. El parlamento o congreso debe aprobar el procesamiento y posteriormente encargarse del juicio del acusado (normalmente en la cámara alta). Una vez que un individuo ha sido objeto de un impeachment tiene que hacer frente a la posibilidad de ser condenado por una votación del órgano legislativo, lo cual ocasiona su destitución e inhabilitación para funciones similares. ¿De que la acusaron: retrasar el pago de partidas presupuestarias a bancos estatales para aplicar el dinero en políticas sociales. Es como solicitar a los bancos del Estado un "préstamo" para solventar el bienestar de las clases populares. No se desviaron fondos porque los bancos finalmente cobraron. Por este motivo no hubo delito. Todos sabemos que los bancos nunca pierden ni se funden. Los pueblos sí. La historia pondrá las cosas en su lugar y juzgará a quienes quieren someter a los pueblos a una vida miserable. "La historia será implacable con (…) el gobierno golpista" de Michel Temer, prometió Rousseff.
Durante este proceso se mostraron los componentes que conforman y son intrínsecos a la ideología que ahora se impuso en Brasil. Desde argumentos machistas y degradantes hasta la reivindicación que hizo un diputado de la tortura sufrida por la Dilma la "militante" en los setenta (cuando tenía 22 años) defendía la democracia, y luchaba por la libertad de su pueblo. "Acaban de derribar a la primera mujer presidenta de Brasil. Este golpe es misógino, homofóbico, racista, es la imposición del prejuicio y la violencia" indico la ex presidenta entre senadoras y compañeras de militancia.
Aquí en Argentina el diario Clarín tituló "Dilma, el ocaso de la ex guerrillera que llegó a presidenta", reflotando así la teoría de los "dos demonios". Además en uno de los párrafos de la nota indica "Fue así que la mujer de pasado revolucionario, con fama de intrépida y curtida en varias batallas, incluyendo la que libró con éxito contra un cáncer linfático en 2009, llegó a un purgatorio en su segundo mandato con más posibilidades de muerte política que de supervivencia milagrosa. Asocian una enfermedad tan dolorosa como el cáncer y ese trance de la vida con palabras como muerte y supervivencia en la política. Sencillamente funesto. Cualquier parecido con la coyuntura actual Argentina no es mera coincidencia.
Está claro que no es la corrupción el eje de discusión. Son otros los bastiones por los que la derecha arremete nuevamente esta parte del mundo. La defensa del trabajo, la producción nacional, la distribución de la riqueza, la inclusión social, la igualdad de oportunidades no es la teoría económica que sostienen quienes defienden las políticas neoliberales. Era mujer y populista. Un combo fatal para los poderes concentrados que ganan terreno día a día en estas regiones. Sin embargo la ahora ex presidenta declaró: "salgo de la presidencia, sé que no traicioné ni cometí ningún acto ilícito. Salgo con dignidad cargando en el pecho, el mismo amor por los brasileños y brasileñas (...) y la misma voluntad de trabajar por la nación". "Me conmoví en la lucha contra la pobreza, contra la miseria, y combatí todo esto"
Las repercusiones no tardaron en llegar. La ex presidenta Cristina Kirchner calificó de "golpe institucional" la destitución de Dilma Rousseff. El ex canciller Jorge Taiana y el ex ministro Agustín Rossi difundieron la declaración de la Bancada Progresista del Parlasur, que repudió el "golpe de estado" perpetrado por "los sectores oligárquicos, conservadores y reaccionarios de Brasil". El presidente de Bolivia, Evo Morales, el presidente de Ecuador, Rafael Correa y el president de Venezuela, Nicolás Maduro retiraron los cancilleres de sus países tras la destitución como una medida de repudio.
Lo opuesto a esto es la postura de la Cancillería argentina, la cual manifestó que el Gobierno "respeta el proceso verificado en el hermano país y reafirma su voluntad de continuar por el camino de una real integración". Macri había sido el primer presidente en recibir al canciller de Temer. Y agregó "Argentina renueva su deseo de continuar trabajando con el gobierno de Brasil para la resolución de los temas de mutuo interés de las agendas bilateral, regional y multilateral, así como para el fortalecimiento del Mercosur", lo que implica que el Gobierno argentino reconoce la legitimidad de la administración de Temer.
El sucesor, Michel Temer, fue el elegido por el "establishment". El recién asumido presidente de Brasil y Macri se perfilan para formar un nuevo eje político, alineado con Estados Unidos. Temer remarcó, tras tomar posesión del cargo, que su prioridad son las "reformas" previsional y laboral. Su ministro de Hacienda y ex funcionario de la banca privada Henrique Meirelles impulsa reformar la Constitución para congelar por 20 años los gastos en salud y educación, aunque usted no lo crea. Prioridades son prioridades. Su ministro de Justicia, Alexandre de Moraes, es defensor de la nueva Ley Anti-terrorista que, en algunos casos, equipara a los manifestantes con guerrilleros urbanos que ponen en peligro la seguridad nacional. También Temer impulsa las privatizaciones de servicios y beneficios para el ciudadano común.
Pero algo los inquieta: un pueblo pensante, educado, inspirado, empoderado y movilizado no quedará inerte frente a esta cachetada histórica. Seguirá de pie luchando por un mundo más igualitario, donde la "gente" no "sobre" y no pierda su "dignidad". Porque no queremos un futuro sombrío para nuestros hijos ni nietos. Porque soñamos con una sociedad sin excluidos, más justa y solidaria. En el cual la palabra libertad no sea solo una metáfora sino un derecho insustituible.
*Licenciada en Comunicación Social
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