Vivir de sueños

El Pirincho, que andaba más aburrido que petiso en desfile organizado por Mauricio se fue al Bar La Milanesa con sus dos grandes amigos el gaucho "Barco Nuevo" (hay que empujarlo para meterlo al agua) y su amigo el gaucho "Estribo", (sirve solo para meter la pata). En el camino y en la oscuridad de la noche (gracias al recambio de bombitas de la Cooperativa Eléctrica), vieron la luz al final de túnel y comenzaron a seguirla. Pero atento al dicho "Cuando todo se hierve, te pueden dar gato por liebre" se desviaron justo en el bar y dejaron a la luz que se fuera acompañada por Michetti.

Allí se encontraron con la barra de amigos, con una botella de Dadá en la mano y vivando al Super Chino que se les había fiado en doce cuotas sin interés. Más de tres docenas de envases del popular tinto, yacían en el vereda, y "Barco Nuevo" apurado por la circunstancias salió a comprar en medio de la algarabía treinta kilos de asado, porque con "tripas vacías" no hay alegría. Todo parecía encaminado a una noche feliz, cuando el ruido del escape de un auto de la Guardia Urbana despertó al héroe de mil mateadas. Solo había sido un sueño de una realidad lejana en el tiempo. Al abrir los ojos la vió a su fiel esposa la Eulalia, y nuevamente cerró los ojos "mirando para adentro".