Angeles soñaba con ser psiquatra y cantante", expresó su madre, María Elena Aduriz. "Wanda soñaba con llegar a los 30 años y ver crecer a sus hijos", se lamentaron sus padres Beatriz y Jorge. "Lilian soñaba con abrir su peluquería para que nada le falte a sus hijos", se entristeció su madre Demetria. En 1995, Susana Chávez escribió un poema con la frase "Ni una muerta más" para protestar por los feminicidios en Ciudad Juárez. La poetisa terminó asesinada en 2011 por su lucha de los derechos de las mujeres. Un grupo de escritoras, artistas y periodistas militantes tomó esa expresión y la convirtió en "Ni una menos", es decir, ni una mujer menos víctima del femi-nicidio, para utilizarla como convocatoria para la movilización El 3 de junio de 2015, hace un año exactamente, miles de personas marcharon bajo la consigna "ni una menos", reclamando la implementación de la ley 26.485., buscando luchar contra la violencia de género. La masiva convocatoria surgió cuando encontraron muerta a Chiara Páez, quien fue asesinada a golpes y enterrada en la casa de su pareja en un barrio modesto de la ciudad santafesina de Rufino. Este crimen provocó una convocatoria frente al Congreso de la Nación que reunió más de 300 mil personas. La sociedad en todo el país salió a las calles. Porque ser mujer en Argentina representa un potencial peligro. Cada 30 horas muere una. Muchas conocimos a alguien muy cercano a nuestro entorno que sufrió amenazas, fueron golpeadas, abusadas y asesinadas por hombres, que en general eran sus parejas o ex parejas. Desde hace miles de años la mujer es víctima de persecución, muerte e invisibilización. Nos criamos en una cultura patriarcal que discrimina, culpabiliza y victimiza a la mujer. La lucha de los movimientos sociales y populares feministas fue ardúa. Hubo batallas que se perdieron, pugnas que se ganaron. Hubo una resistencia inmensa a estos cambios en el sistema patriarcal en el cual aún vivimos. No es sencillo para un hombre ceder privilegios y lugares de poder en búsqueda de la equidad. Porque no es natural la desigualdad. Es cultural, social y económica. No existe la justicia social si no se incluye a la mujer y el machismo aún prima en nuestra sociedad. Aún en estos tiempos modernos las mujeres tienen que recorrer un arduo camino para ocupar puestos jerárquicos en organizaciones sociales, sindicales, políticas y empresariales. Así se fue instaurando en la conciencia colectiva que lo público es cuasi- exclusivo de los hombres. Lo privado, en cambio, es el espacio no valorado que "por naturaleza" se brinda a la mujer. Pero la lucha por lograr derechos equilibrados ha avanzado en este largo camino. La transformación de oruga a mariposa es posible. Para ello es necesario que desde la familia, la educación, las políticas públicas se incorpore como un tema a abordar la perspectiva de género. Solo así lograremos una sociedad más justa e igualitaria. Lamentablemente en estos tiempos las noticias en relación a políticas generadas desde el Estado no son buenas. Existen deficiencias estructurales que impiden garantizar respuestas efectivas e integrales por parte del Estado. El actual gobierno vació programas de atención a víctimas, bajó el nivel de participación de femenina al frente de dependencias estatales y el presupuesto del Consejo Nacional de Mujeres representa sólo 0,0055% de la partida nacional (lo que representa $4 por mujer). En 2015, Mauricio Macri prometió "presentar, implementar con todos los recursos necesarios, y monitorear el Plan Nacional de Acción para la Prevención, la Asistencia y la Erradicación de la violencia contra las mujeres y garantizar el acceso real de las víctimas a la Justicia mediante fiscalías y comisarías con personal capacitado". También aseveró que iba a "garantizar el funcionamiento de la Unidad de Registro, Sistematización y Seguimiento de Femicidios a nivel federal" y la Educación Sexual Integral en todos los niveles. Aseguró de manera convincente que, si llegaba a ser presidente, se protegería a las víctimas de esta violencia. Ese año murieron 286 víctimas de femicidio Pero entre las primeras medidas se anuló la pauta publicitaria para difundir la Linea gratuita. Mientras tanto en Neuquén se cerró el 0800-mujer. En La Plata el intendente de Cambiemos, Julio Garro, cerró el "Centro Integral para las mujeres víctimas de violencia de género. En Tucumán, los despidos pusieron fin al programa "Sí, somos plomeras" que capacitaba en plomería a más de 9700 mujeres, víctimas de violencia de género. La ley de patrocinio gratuito no ha sido aún reglamentada y desde el Ministerio de Justicia ya se alertó sobre la falta de presupuesto para ponerla en práctica en una escandalosa vuelta atrás de un derecho básico para poder acceder a la Justica. En los primeros 100 días de 2016, se produjeron 66 nuevos femicidios. Es urgente que se diseñen y apliquen protocolos para intervenir en las instituciones públicas y privadas. Pero si no hay políticas públicas de estado que acompañen a estas mujeres desprotegidas el porvenir de las mismas es, por lo menos, espeluznante. Porque si luego de realizar la correspondiente denuncia no se genera un circuito que las resguarde, se las expone a mayores riesgos: el hombre que las quería golpear, quizás redobla su violencia y las intenta matar. El panorama sigue aun siendo más desalentador: la llamada "Ley Brisa", que prevé una asignación para los hijos de las mujeres asesinadas, espera cajoneada en algún escritorio del Congreso. Tampoco se efectuó el monitoreo electrónico (con tobilleras) para asegurar que los violentos no quebranten las prohibiciones de acercamiento que aplica la justicia, que son transgredidas a diario y así la mujer es nuevamente atacada a pesar de haber obtenido la orden de restricción. Las estadísticas respecto a este tema son alarmantes: cada diez hombres, al menos tres no cumplen las restricciones. La violencia machista mata no solo cuando hay una muerte. Nos hieren letalmente cuando restringe libertades, participación política y social, cuando nos indican que debemos vestir o que es "nuestra obligación natural" las tareas domésticas y el cuidado abnegado y exclusivo de nuestros hijos. Nos lastiman la violencia psicológica que destruye la autoestima y busca degradar a la mujer al intentar controlar sus acciones, comportamientos, creencias y decisiones, mediante amenaza, acoso, hostigamiento, restricción, humillación, deshonra, descrédito, manipulación o aislamiento. Nos vulneran la violencia económica: acción u omisión del agresor que afecta la supervivencia económica de la víctima. Se manifiesta a través de limitaciones encaminadas a controlar el ingreso de sus bienes económicos y materiales, manipula el dinero o se lo provee en cuentagotas. Nos damnifican por intermedio de la violencia simbólica: a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos que transmitan y reproduzcan dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad. Por eso es necesaria una transformación de los estereotipos de género, la maternidad y paternidad, los roles de género. Porque necesitamos mujeres vivas, independientes, íntegras y soberanas. Porque necesita crecer el empoderamiento de los colectivos feministas. Porque no podemos ser cómplices de la violencia salimos a exigir "# Ni una menos" porque "# Vivas nos queremos" *Licenciada en Comunicación Social
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