En silencio, el ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, venía diseñando la reforma desde la crisis por la triple fuga de los hermanos Cristian y Martín Lanatta y de Víctor Schillaci, a la que respondió con una purga parcial de la cúpula. Pero en las últimas horas, después de una serie de consultas con intendentes y de una reunión clave con Sergio Massa, Vidal dio la directiva de apurar el paso. El reclamo de varios alcaldes, que hicieron llegar a la gobernadora sus quejas por la continuidad de los hechos delictivos, terminaron de convencer a la gobernadora de que no es posible postergar la reforma de la institución sin la cual la pelea contra la inseguridad, que sigue siendo una de las principales preocupaciones de la ciudadanía y fue una de sus promesas centrales de campaña, no puede ganarse. Ritondo hará una amplia convocatoria a todas las fuerzas parlamentarias para conformar una comisión que sirva para consensuar al máximo posible un proyecto de ley que disponga la reforma. La intención del gobierno es que, con trabajo previo ya hecho, Vidal anuncie las líneas centrales de la reforma en su discurso ante la Asamblea Legislativa en marzo, y que el texto se apruebe ese mismo mes. Mientras tanto, Ritondo comenzó a discutir con intendentes y legisladores los lineamientos centrales del nuevo esquema. Las charlas más avanzadas, además de las que mantuvo con representantes de Cambiemos, son las que se desarrollaron con el Frente Renovador, que invo-lucraron al propio Sergio Massa. Incluso ese sector, clave para el trámite parlamentario del proyecto, ya dio su visto bueno a buena parte de las medidas.
LOS CAMBIOS QUE SE ESTÁN PENSANDO
Conceptualmente, dijeron fuentes que participan del diseño de los cambios, la intención es revertir los cambios que en su momento introdujo León Arlanián: "el rompió la estructura vertical de la fuerza, y la dividió el cinco policías, nosotros queremos hacer todo lo contrario", explicaron. Por eso, la intención es modificar la Ley de Organización de las Policías de Buenos Aires, que estableció aquella reforma. En el diagnóstico que hacen las autoridades actuales y sus interlocutores de la oposición, esa reforma, que quedó in-conclusa "por resistencia de los propios policías", tuvo por resultado una burocratización del funcionamiento, que hace más lenta la actuación y más dispersa, porque "una orden de la cúpula es tamizada por el jefe de seguridad local, por la DDI, por los jefes de Vial o de Rural", graficaron. Además, dijeron que "eso favorece además la creación de ´cajas´ de financiamiento ilegal, que muchas veces derivaron fondos a la política". Otro efecto es, siempre según ese diagnóstico, entor-pecer la coordinación con el poder judicial, la otra institución clave en el combate al delito. "Una relación más estrecha con la Justicia para que controle a la policía y que la policía sea su auxiliar, y fin de las cajas y el autocontrol", resumieron. En esa línea, en principio, se buscará operar un cambio drástico en la cúpula policial: seguirá dependiendo de las directivas políticas del ministro, se piensa en una "importante" reducción de sus actuales 36 miembros, al tiempo que se la dotará de un riguroso esquema de misiones y funciones que en-marquen su actual, que será establecido por ley y del que hoy carece.
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