“La emergencia en seguridad propuesta por el Gobierno de la provincia de Buenos Aires, al igual que las emergencias anteriores, no está basada en indicadores fiables que demuestren el diagnóstico que se describe. Por lo tanto, no resuelven el problema de fondo sino que buscan generar impacto mediático y sumar potestades al poder ejecutivo en materia de seguridad, sobre todo en la disposición de los fondos públicos”, indicó la CPM en un comunicado. “De hecho la reiteración de la declaración de la emergencia, a un año de la anterior, constituye en sí misma una nueva evidencia de la ineficacia más absoluta de este instrumento para resolver las problemáticas vinculadas a las violencias y el delito”, agregó. “Como se ha corroborado en los hechos, el único resultado de la emergencia decretada por el ex gobernador Daniel Scioli en abril de 2014 fue el colapso del sistema penal en la provincia de Buenos Aires. En línea con una política criminal basada en el punitivismo –que los diferentes gobiernos de turno han repetido una y otra vez desde hace 15 años–, la medida constituyó un serio retroceso en el respeto de las libertades individuales y las garantías constitucionales que afectó especialmente a los sectores más desprotegidos de la sociedad”, destacó. Y agregó: “Producto de estas decisiones políticas que encuentran responsables en todos los poderes del Estado provincial, hoy lo que está en emergencia en la provincia de Buenos Aires son los derechos humanos”. En 2014, mediante un informe que fue remitido a todos los poderes del Estado y organismos internacionales, la CPM cuestionó la constitucionalidad de la emergencia y alertó sobre las consecuencias en materia de violaciones a los derechos humanos y su ineficacia para resolver los problemas de inseguridad. Entre los datos más alarmantes figuraban el incremento de la población carcelaria, el agravamiento de las condiciones de encierro y la práctica de la tortura; el crecimiento de las detenciones arbitrarias, las muertes por uso letal de la fuerza y la habilitación de calabozos en comisarías para detenciones.
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