En julio de 2004, el padre Juan, habría sido llamado de urgencia para asistir a una persona que podría haber sido poseída en forma demoníaca. En diálogo con Colón Doce el padre habría reconocido el hecho aunque lo minimizo. Según pudimos saber el hecho ocurrió (muy cerca de nuestra ciudad en dirección a Wheelwright) un hombre habría comenzado a tener un comportamiento extraño con su familia y estaba sumamente alterado.
El individuo ya en un estado considerado fuera de lo normal, se trepó a un palo de los de-nominado comúnmente de luz y tomó los cables de energía eléctrica con sus dos manos. La víctima habría hecho maza a tierra y comenzó a electrocutarse. Los testigos presenciales habrían llamado a los servidores públicos y a la propia policía. Luego de varios intentos de electrocución, la persona bajó del "palo de luz" y en presencia de una decena de testigos, lanzó de su boca una especie de llamarada. La situación atemorizó a los presentes. El padre Juan habría sido llamado por el sacerdote de la parroquia donde se desarrollaron los sucesos. Ambos rezaron y lanzaron sobre el probable poseído agua ben-dita . El hombre habría sido hospitalizado y a las pocas horas estaba con sus parámetros de salud normales. El suceso llamó poderosamente la atención debido a que la victima habría recibido varias descargas de energía eléctrica que cortaron el suministro varios kilómetros a la redonda. Los curas comunicaron la situación al obispado que estudiaría en estos momentos el caso. En los últimos meses los curas párrocos de Colón debieron recurrir a una vivienda de la ciudad, aunque en este caso, todo se habría debido a problemas explicables desde el punto de vista médico sicológico de las personas que habitan el lugar. En el año 1987, el padre Denis Firpatrick realizó el primer exorcismo en nuestra ciudad se trataba de una menor de 13 años que daba vuelta su cabeza, tenía una fuerza de hombre y hablaba varios idiomas. La situación que se desarrolló en una vivienda del barrio Belgrano duró varios días.
El cura de La Plata
Se llamaba Luis. Era de Santiago del Estero y como todo muchacho quería tener éxito con las mujeres. Para eso no tuvo mejor idea que ligarse con gente que practicaba magia negra e hizo un pacto con el mismísimo Diablo. Le vendió el alma, y el Demonio le dijo que hasta los 60 años iba a tener, sin trabajar, mujeres, dinero y placeres. Pero a esa edad iba a morir. Después el Demonio le pidió la vida de un ser querido. Luis dijo: 'Pacto con el Diablo sí, pero asesino no'. Se resistió. El Diablo le dijo: 'No te quiero más'. La familia lo llevó a un psiquiatra, pero no lo pu-dieron curar y luego llegaron a mí". Así comienza el relato pormenorizado, pánfilo pero firme, del padre Carlos Mancuso. "Gruñía como un chancho -prosigue-. Nosotros podemos gruñir, pero no deja de ser una imitación, es el gruñido de un hombre. Pero este era perfecto, era un chancho. Los vecinos le tenían terror, no se acercaban. Cuando llegamos hasta su casa en las cercanías de La Plata, nos vio y salió corriendo campo a-dentro. Los momentos que él estaba bien decía 'agárrenme, átenme, porque me va a llevar'. A la tarde lo trajeron a la parroquia San Cayetano y ahí se hizo el exorcismo". Corría el año 1984 cuando el caso de Luis, uno de sus primeros, lo marcó. Hoy, a sus 73 años, con ya más de tres décadas en la parroquia San José de la capital provincial, Mancuso sigue enfrentando a Satanás como aquella tarde. Desde la perspectiva del catolicismo, para llegar al exorcismo hay que partir del principio que en la naturaleza creada también hay una criatura maléfica, que es criatura de Dios. Fue creado como ángel, pero luego se reveló contra el Creador y se lo denomina con diferentes nombres: Satanás, Lucifer, Demonio, entre otros. "Este ángel tiene como objetivo tentarlo al hombre para ver si se inclina hacia el mal y se revela contra Dios, como él mismo se ha revelado", dice Mancuso. -¿Cuáles son los síntomas para saber si una persona está endemoniada? -Más que en él encontrar los signos, está en mí el desarrollo de la intuición. Él y yo, el paciente y el exorcista, nos tomamos de la mano, no porque él tenga la mano larga, sino porque yo le fui ex-tendiendo el brazo. -¿Por qué se llega a esta situación? -El Demonio entra en el hombre cuando, por ejemplo, ha practicado hechicerías, magia negra, o participa de sectas que son peligrosas como las espiritistas o la Umbanda. Todas producen el mal a la gente que se acerca. La gente que no practica estas cosas extrañas no tiene grandes riesgos de endemoniarse. -¿Se incrementó el número de personas poseídas en el último tiempo? -Ha crecido el interés por el esoterismo. Y como dentro de esto están las cosas misteriosas, ha crecido la in-fluencia de la presencia del Demonio. Hoy día hay un falso sentido de la libertad. Se confunde esta con libertinaje. El que hace lo que no debe, le sucede lo que no quiere. Es importante no entrar en con-tacto con las cosas malignas. Por eso apareció recuperando campo el exorcismo, que hace unos siglos había entrado en una especia de cono de sombra. La fascinación por el mal es peligrosa. Hay casos que cuestan exorcizar más que otros, según reconoce el padre que empezó a estudiar estos temas cuan-do estaba en el seminario, en los años 50. "Depende el compromiso que tenga la persona con el mal. El que practica magia negra, hace un pacto de sangre, evidentemente que está mu-cho más endemoniado que aquel que hizo un rito umbandista", dice. Si bien Man-cuso no lleva un registro de cuántos exorcismos hace ni permite a la prensa participar de ese ritual porque "es algo muy privado y la gente se siente avergonzada de estar endemoniada", reconoce que cada tres o cuatro meses hace alguno. Sin embargo, la mayoría de los casos que se presentan en el templo platense de 6 y 64 no están relacionados con el Demonio. -¿Cuesta darse cuenta cuán-do una persona realmente está poseída? -Una de las tareas más complicadas es el discernimiento: esto es una paranoia, esto es una esquizofrenia, esto es una posesión. Pero inmediatamente me doy cuenta si tienen problemas psíquicos. Hasta por teléfono a veces diagnostico. -¿Cada vez hay más gente que lo consulta con problemas psíquicos? -Yo he aprendido a hacer psiquiatría. Tratar con paranoicos, histéricos, neuróticos, esquizofrénicos. Este último es el más propicio porque siente voces que le hablan. Las voces que le hablan es su propia enfermedad. Te dicen 'quiero que me saque el espíritu', pero yo les digo que si les saco el espíritu se muere. Él se va al cementerio y yo a la cárcel. Fijado por la Iglesia en un manual que fue actualizado en 1998 luego de años de estudio, la práctica del ritual exorcista debe ser realizada por un sacerdote especial-mente dotado de "piedad, ciencia, prudencia e integridad de vida". Además de estar autorizado por su obispo para un caso en particular, o de modo permanente, tiene que estar preparado específicamente para el oficio. Son síntomas de posesión hablar lenguas desconocidas, movilizar cosas distantes, manifestar fuerzas superiores a su propio potencial y abominar lo religioso. El ritual consiste en una oración insistente para que Dios libere a la persona. Incluye salmos y la lectura de ciertos pasajes de las Sagradas Escrituras. Se utilizan los santos óleos y el agua bendita.
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