Enseguida se formó una mesa de truco de gallo, y con el gaucho "Funeral" (Le van a tocar el órgano el día que muera) y el Gaucho "Fruta Fresca" (Está listo para el cajón) se pidieron como 14 "fernarolos" por cabeza. Después de dos horas de sana y nutritiva ingesta, se durmieron sobre la mesa, y babearon el mazo de cartas, por lo que ahora por tres días deberán secarlos al sol. El tema fue cuando despertaron, ya había terminado la elección y había ganado Macri. La cosa era para el asombro. El bar estaba llenó de globos amarillos. Más que un festejo parecía un cumpleaños de adolescente japonés. El salón estaba en penumbra porque subía la electricidad y tuvieron que dejar la rastras que llevaban de garantías al propietario. Es que debían pagar la bebida deglutida ante una posible devaluación y había muchos "muertos" en la libreta tapa negra de los fiados. En tanto, en el centro de la ciudad existía una nueva forma de festejar, en los auto, y a los bocinazos, los que miraban no sabían si había ganado River, Boca o Racing. Los festejos siguieron en calle 48 y 20, donde se mezclaban banderas amarillas y rojas y blancas. El gaucho "Fruta Fresca" dijo sin tapujos "son dos colores que en el gusto no se llevan bien. Vos no podes mezclar una mandarina con anana". Pero el Pirincho le retrucó "en el menú político todo es posible, y mejor que no aparezca Elisa porque te denuncia por gaucho "vago" "matrero" y "mal entrasau".
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