Perdió la memoria luego de la obtención de la Suruga Bank. Ese viaje a Japón marcó un antes y un después. Desde agosto hasta acá el equipo fue perdiendo su nivel partido a partido. Los números hablan por sí solos. Hasta ese mes Marcelo Ga-llardo había estado al mando en 70 partidos. Solamente en 7 de ellos fue derrotado. El resto se completa con 39 victorias y 24 empates. Pero todo cambió desde aquel 11 de agosto cuando se coronó en tierras niponas. River salió a la cancha en 17 ocasiones y perdió más de la mitad de los cotejos ya que besó la lona 9 veces. Mientras que sumó de a tres en cinco oportunidades y dividió en tres juegos. Gallardo tiene que acertar con el diagnóstico para comenzar el tratamiento. A la distancia se observa que sus dirigidos tienen un bajón futbolístico, físico y psicológico. River debe reinventarse. No tiene mucho tiempo para hacerlo. Dos semanas de parate per-miten que el plantel comience una mini pretemporada en Ezeiza y Cardales. El DT sabe que las lesiones y la permanente rotación hicieron que merme el rendimiento de sus jugadores. Ya no es el mismo equipo que asfixiaba a su rival ejerciendo presión alta. Tampoco aquel que mos-traba dinámica y sorpresa. Este River es predecible, no tiene energía y se quedó sin nafta en el tanque. Se tornó Carlos Sanchez dependiente. El volante que tiene pie y medio afuera del club luego del mundial de clubes es determinante. Juega, hace jugar y hasta se viste de goleador como viene su-cediendo en los últimos tiempos. Pero él solo no puede disfrazarse de Patoruzú. Necesita un socio. Si bien es cierto que Pisculichi levantó su nivel River está anémico de generación de juego. Pity Martinez alterna más malas que buenas y Lucho Gonzalez todavía no es aquel que hacía la diferencia con su visión de juego y pegada. La mala noticia para el técnico de Nuñez es que no podrá contar hasta el miércoles 18 con Maidana, Kranevitter, Sánchez y Mayada, afectados a las selecciones de la Argentina, los dos primeros, y Uruguay, los dos restantes, para la doble jornada de las eliminatorias. El 26 de noviembre se sabrá si estas dos semanas le servirán porque si da vuelta la serie con Huracán en Parque Patricios tendrá un calendario exigente antes de ir a Japón. Las finales están estipuladas para el 2 y 9 de diciembre es decir una se-mana antes del mundial de clubes. River dejó de ser River y está obligado a volver a serlo. De lo contrario se quedará sin festejos a fin de año. *Periodista. Director Téc-nico Nacional de Fútbol
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