Investigan si el incendio en un depósito de golosinas fue intencional

La crónica decía "El martes 24 de junio siendo las 7 de la mañana comenzó el incendio en un depósito de golosinas de calle 16 entre 52 y 53. En el sitió funcionaba la distribución al mayorista de golosinas y puntualmente a dos locales denominados "Chilim Balam", ubicados en calle 47 entre 20 y 21, y 16 y 49.

El depósito y los centros de ventas de golosinas pertenecen a Gonzalo Orpella y su hermana Flavia Orpella. Las llamas avanzaron rápida-mente y tomaron por completo el amplio galpón. En su interior se encontraban diversas marcas de golosinas dispuestas sobre armazones de madera". Poco después Flavia Orpella presentaba una denuncia judicial que quedó radicada en la Fiscalía Descentralizada de Colón porque la mujer sospechaba que el incendio podría haber sido intencional

Las sospechas

Según dos fuentes distintas a las que tuvo acceso este semanario existirían dos mensajes altamente sospechosos recibidos por familiares directos de los hermanos propietarios de la distribuidora de golosinas. En ambos mensajes casi contemporáneos al desbastador incendio queda implícita una amenaza de destrucción y venganza. El primero de los mensajes de texto comenzaría "Hace seis años no tenías nada y ahora viajas…la venganza era para el otro viernes…" y termina diciendo el cambio de fecha para el viernes del fuego en el edificio de calle 16 entre 52 y 53. El segundo mensaje más cortó confirmaría el incendio "Ahora ya esta…". El autor o la autora confirma la hoguera que hubo en el depósito. Los agentes abocados a la investigación habrían rastreado la llamada a través de la Fiscalía Descentralizada pero se llegó a un punto muerto: El mensaje habría sido enviado de un teléfono de los que se compran el chips. Sin embargo todavía quedaría la esperanza de identificar el teléfono celular porque a igual que las computadoras tienen su propio "IP".
Cabe destacar que Orpella estaba de viaje en el exterior y llegó el día del incendio a nuestro país, lo que más verosímil estos sendos mensajes.
También si revisamos otras denuncias judiciales realizadas por las víctimas ve-remos que por lo menos tres veces rompieron los vidrios del comercio de calle 16 y 49, y en uno de ellos el costo del blindes fue costoso. Casual-mente lo rompieron con una gomera, un menor que iba acompañado por un hombre mayor. Este caso estaría fuera de sospecha debido a que fue aclarado por la Justicia y no tendría relación con el incendio.
Pero por otro lado, el mismo día del incendio se hizo las pericias. El perito habría determinado que el incendio se habría producido debajo del portón y extendido hacia el interior del galpón.
Ahora el centro de la cuestión sería si se tapo con los mensajes alguna otra maniobra previa al incendio.

Incendios intencionales

En el transcurso de la última década hubo más de treinta incendios intencionales. Se recuerda hubo tres incendios intencionales en el Museo de la Ciudad (lindante al barrio Rivadavia), una casa en calle 52 entre 24 y 25, un auto en calle 22 entre 47 y 48, un auto en calle 52 y 11 (en el interior de un garage); tres autos (en una misma secuencia) calle 14 entre 49 y 50, calle 47 entre 15 y 16, y calle 47 entre 16 y 17 y un intento en calle 47 y 17. La puerta de una casa en calle 21 y 55, y una casa en calle 54 entre 24 y 25.
Por otro lado incendiaron la puerta de una casa en calle 15 entre 42 y 43 y pocas semanas después el portón de la casa lindera. Un quincho situado en calle 39 entre 9 y 10. El mismo con medidas de 8 x 4 metros quedó casi destruído. El propietario presentó denuncia por incendio intencional.
Además se quemó intencionalmente la sede del Centro de Educación Física en 16 y 51, y varios incendios de pastizales donde algunos testigos vieron a una mujer merodear