En la Segunda Sección Electoral el PRO empujaría como senador al dirigente de Pergamino Marcelo Pacífico. En esta zona del noreste provincial, el radicalismo podría anotar al intendente de Ramallo, Walter Santalla, en caso de que desista de ir por la reelección. La lista seccional se está armando.
Pero todo cambia. El massista Jesús Cariglino que emigró del partido que preside el tigrense Sergio Massa, está negociando con el PRO. En Colón el episodio repercute. El primero de ellos es que Adrián Policani respondía a su línea en la Segunda Sección Electoral. La segunda es que Cariglino está negociando con algunos dirigentes locales del PRO, disidente de Colón. En este sentido, el comerciante Gustavo Ferrari fue citado a la Capital Federal para mantener una charla y abrir la posibilidad de presentar una lista en las PASO en nuestra ciudad.
Rápido de reflejos Adrián Policani se fue del massismo y comenzó a negociar con Pablo Ansaloni del Partido FE. Recordar que Gerónimo Venegas está aliado en el orden nacional con Mauricio Macri. Por lo que en nuestra ciudad se seguirá la misma línea.
En tanto el intendente Ricardo Casi sigue bregando para conseguir un lugar en el legislativo bonaerense ¿No irá como Jefe Comunal?. En la reunión con el Jefe de Ministros, Anibal Fernández el colonense le reclamó un sitio en la lista de legisladores por la Segunda Sección Electoral. Sería el tercer lugar debido que el segundo Daniel Scioli se lo tendría reservado a Marcos Dipalma que contaría con el aval de la primera línea en el orden nacional y el primero estaría con la reelección de Marcelo Carignani. Sin embargo una fuente indicó que por estas horas el oficialismo comunal tendría en sus manos la última encuesta. A la luz de los resultados, Ricardo Casi se arriesgaría de no presidir la lista del Frente para la Victoria. La política local es un gran jeroglífico difícil de descifrar
Provincia de
Buenos Aires
Andrés Lavaselli especialista político de Dib señaló "La política entró en la zona de definición de candidaturas con un escenario marcado por la volatilidad: con el kirchnerismo convencido de que la sangría del massismo, que trabaja para potenciar, terminará por blindarlo en un escenario de probable polarización y el macrismo sin dar señales de abrir el juego a una interna amplia, casi ninguna oferta electoral parece definitiva, aunque quede menos de un mes para el cierre de listas.
El juego grande, otra vez, se juega en la provincia de Buenos Aires: allí se vienen produciendo las fugas que desde hace un tiempo, el kirchnerismo alimenta bajo la doble hipótesis de que terminará por producir la salida de Sergio Massa del escenario presidencial y que esa fuga lo favorecerá, porque tal como están las cosas, Mauricio Macri necesita un voto peronista que por ahora rechaza para evitar un triunfo K en primera vuelta.
Hasta cierto punto, Macri parece creer algo parecido: su intransigencia a un acuerdo para sumar a Massa a algún esquema de unificación opositora solo se explica por la creencia de que tendrá los votos del renovador de todos modos, por simple voluntad del electorado que, en su hipótesis, está mayoritariamente convencido de que en este turno electoral se impone un cambio radical de modelo, de corte básicamente no pero- nista.
Hay, claro, algunas objeciones a esa lectura de Macri, que fundamentan las abiertas advertencias de candidatos como Francisco De Narváez sobre la eventualidad de un triunfo oficialista en primera vuelta, que en cualquier otro contexto resultaría aún más llamativas de lo que resultan aquí y ahora.
Por un lado, las encuestas marcan un amesetamiento de Macri que solo una apertura al voto peronista permitiría superar, sobre todo (aunque no únicamente) si Massa no figura como candidato en las PASO. Por otro, la dirección de la migración de los barones del conurbano, casi exclusivamente hacia el ofi- cialismo, potencia la estructura territorial K necesaria para afrontar una elección (reparto y cuidado de boletas, fiscalización) y profundiza la debilidad del macrismo en ese ítem, que no se refleja en las encuestas pero es crucial.
Un impacto colateral de esa situación se da al interior del Frente para la Victoria, donde Daniel Scioli y Florencio Randazzo ya pugnan por capturar la mayor cantidad de massistas en fuga posible, en un esquema en el cual los peronistas que vuelven lo hacen para disputar internas contra pre- candidatos K ya establecidos pero que en general tienen el resultado cantado. Por ahora, el gobernador parece el más favorecido, aunque cerca de Randazzo miran a un tridente que, de acuerdo a cómo evolucione el escenario, podría terminar en el Frente para la Victoria José Eseverri, Gabriel Katopodis y Joaquín De La Torre, los tres, sobre todo los dos últimos, gobernantes de distritos con una cantidad de votantes significativa que se inclinan por el ministro en idéntica proporción a su rechazo a Scioli.
Mientras esa combinación de especulaciones habla de un escenario que difícilmente llegue como está al 20 de junio, en la provincia se reactivó otro rumor con potencia para desacomodar los armados: la posibilidad de que la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner "baje" para asumir una postulación a gobernadora. Aunque la posibilidad es tenue (en todo caso, más chances tendría una candidatura a diputada nacional o a parlamentaria del Mercosur) bastó para iluminar, a trasluz, la posibilidad -muy analizada en los pasillos de la política provincia- de que el esquema de tres candidatos K hoy vigente tampoco sea el definitivo.
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